El expolicía y remisero Jorge Bacigalupo negó este miércoles ante la Justicia haber sido quien adulteró los cuadernos adjudicados a Oscar Centeno a pesar de la prueba que lo compromete. En lo que fue la ampliación de su declaración indagatoria en la causa en que se investiga la manipulación de los anotadores para perjudicar al empresario Armando Loson, el sargento retirado presentó un escrito y rechazó responder preguntas. Ahora el juez Marcelo Martínez de Giorgi está en condiciones de resolver sobre su situación procesal.
“Siendo que las correcciones y enmiendas que se me enrostran no han sido de mi autoría ni configuran tipo penal alguno, solicito el inmediato archivo de las presentes actuaciones por atipicidad de la conducta reprochada”, escribió Bacigalupo, quien es defendido por la abogada Nuria Drendak.
El sargento retirado quedó muy comprometido en esta causa paralela a la central de los Cuadernos luego de que dos peritajes oficiales, uno caligráfico realizado por la división de Scopometría de la Policía Federal y otro lingüístico hecho por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), determinaran que los textos adjudicados a Centeno fueron adulterados, escritos por más de una persona y con fragmentos que fueron dictados o copiados. Tras esos resultados, Martínez de Giorgi ordenó nuevos peritajes oficiales que concluyeron que Bacigalupo fue quien modificó el contenido de los Cuadernos.
Esos nuevos peritajes realizados por la Policía Federa fueron contundentes: “Surge la intervención del Sr. Jorge José Bacigalupo en la confección de las leyendas agregadas y enmendadas existentes en cuaderno 7” y el cuaderno 4 en lo que hace a los nombres de "Armando" (por Loson), de "Ing. Ferreyra" por Gerardo Ferreyra y a direcciones como “Alem 855”, que es la dirección donde están las oficinas de Loson.
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Este miércoles, el expolicía fue indagado por esos hechos y en el escrito que presentó en tribunales rechazó la acusación en su contra. Al ser una indagatoria, Bacigalupo podía mentir.
¿Qué sostuvo el sargento retirado que chateaba con el fiscal Carlos Stornelli, impulsor de la causa central de los Cuadernos? En un escrito de 4 páginas, dijo: “Niego rotundamente haber tenido cualquier tipo de participación en los hechos que se me imputan”, es decir, en hacer enmiendas y correcciones en al menos dos de los anotadores.
También señaló que en el supuesto de haber sido él quien manipuló los cuadernos eso ocurrió “en una fecha anterior a la presentación de los mismos ante la Justicia, por parte del periodista Cabot” por lo que no es “PASIBLE DE REPROCHE ALGUNO POR NO ENCUADRAR ESA CONDUCTA EN UN TIPO PENAL EN VIRTUD QUE CON ANTERIORIDAD A LA REVELACIÓN PÚBLICA DE ESAS ANOTACIONES, LAS MISMAS NO ERAN ELEMENTO PROBATORIO EN NINGÚN EXPEDIENTE; SINO QUE SE TRATABAN DE SIMPLES APUNTES EN CUADERNOS ESCOLARES que no tenían correlato con conducta alguna en el plano de lo legal-; POR ENDE, ESA CONDUCTA NO ES PASIBLE DE REPROCHE PENAL ALGUNO” (las mayúsculas son del texto de Bacigalupo).
Finalmente, indicó que Loson está involucrado en la causa central de Cuadernos no por las enmiendas o tachadura sino “por existir numerosa y vehemente prueba en su contra”, que no detalla. Desde el entorno del empresario dicen que eso es falso. Explicaron que Loson está acusado por lo que surge de los 10 hechos imputados en los cuadernos y que casualmente, en pos de defender la causa central, el expolicía replica el mismo discurso que Stornelli.
Lo cierto es que la escritura y la manipulación de los Cuadernos fueron parte de una misma gran operación. Porque las copias de los anotadores fueron acercadas por el periodista de La Nación Diego Cabot a Stornelli y provocaron una razzia de dirigentes políticos y empresarios que fue funcional al macrismo. Los anotadores fueron la base de una causa paradigmática de persecución judicial que impulsarone l juez Claudio Bonadío y el mentado Stornelli. Los cuadernos físicos aparecieron en la víspera de las elecciones presidenciales de 2019 cuando Centeno, siendo imputado colaborador, había dicho que los había quemado. No es azaroso que a 5 años del inicio del caso, en la causa central aún no se haya peritado ninguno de los 8 anotadores.
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La nueva imputación en su contra
En el marco de esta causa por la adulteración de los cuadernos, que se abrió en abril del año pasado por una denuncia de Loson, Bacigalupo fue citado a ampliar su indagatoria para ser interrogado sobre toda la prueba que se produjo en la causa desde su primera indagatoria. Esto incluye los peritajes de sus celulares y su computadora y los análisis caligráficos y lingüísticos que se hicieron sobre los cuadernos, que revelaron su participación en la escritura.
En la nueva indagatoria, el juez le imputó “haber ayudado, al menos a una persona de nombre ‘Marcelo’, a eludir la investigación” porque en los cuadernos donde se lee “Armando” (por Loson) se logra observar que debajo dice “Marcelo”. Es decir, cambiar los nombres para beneficiar a alguien y perjudicar a otro empresario.
También se le achaca agregar los nombres “Armando”; “Ing. Ferreyra” (por el empresario Gerardo Ferreyra); y la dirección Alem 855, que son donde funcionan las oficinas de Armando Loson.
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Acto seguido, se lo puso en conocimiento de la prueba que lo compromete. Allí se mencionan los peritajes que lo involucran en esta operación. Uno caligráfico realizado por la división de Scopometría de la Policía Federal y otro lingüístico hecho por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Ambos fueron contundentes ya que señalan que los cuadernos adjudicados al chofer Oscar Centeno fueron adulterados, escritos por más de una persona y que tienen fragmentos que fueron dictados o copiados.
La pericia de lingüística que realizó la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, por ejemplo, destaca que hay escrituras de corrido en lugar de anotaciones diarias, una planificación previa de la narración y hasta se sostiene que Centeno pudo haber estado escribiendo todo para otra persona y no para él, cual registro de diario personal, como había instalado la versión oficial de los hechos.
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"En los tres cuadernos se observan procesos de edición, de distinto orden y peso para el desarrollo del texto: agregados, supresiones, tachaduras, sobreescrituras. Estos fenómenos ponen en cuestión que el destinatario sea el mismo sujeto de la escritura, o sea, que se trate de un texto autoreferencial. El nivel de conciencia y el control sobre el contenido y la forma de los cuadernos sólo se justifican si este va dirigido a un tercero", se destaca, entre otras cuestiones, en este trabajo de la UBA.
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Quién es Bacigalupo
El sargento retirado de la Policía Federal Jorge Bacigalupo era amigo de Centeno y, según el relato oficial, tuvo los anotadores en custodia porque se los entregó quien fuera el chofer de Roberto Baratta, Nº 2 del Ministerio de Planificación. En ese lapso, Bacigalupo se los entregó al periodista de La Nación Diego Cabot, quien tras escanearlos los devolvió y presentó las copias digitalizadas a Stornelli. Es decir, el expolicía fue un eslabón central de toda esta operación.
Bacigalupo trabajó “como remisero muchos años, desde 1998 a 2007”, según se presentó con Cabot en una nota que publicó La Nación el 4 de agosto de 2018, apenas tres días después de la difusión del caso de las Fotocopias de los cuadernos. En esa entrevista contó que antes había “tenido taxis”, sin dar mayores precisiones.
Según publicó el propio Cabot en otra nota con Bacigalupo, publicada el 12 de enero de 2020, el sargento retirado “fue el primer eslabón de la investigación periodística que meses más tarde se convirtió en una denuncia judicial”. Es decir, Bacigalupo fue uno de los actores clave de toda esta operación.
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De acuerdo a su relato, Bacigalupo se conoció con Centeno cuando ambos trabajaban en una remisería de la localidad de Martínez, partido bonaerense de San Isidro. “Me acuerdo de que cuando empezamos ambos teníamos un Peugeot 405. Luego él lo cambió por el Toyota. En esa remisería se trabajaba para varias cuentas y allí empezó a transportar a gente del ministerio”, narró el policía retirado. No abundó para quiénes trabajaba él.
Es de esperar que cuando salga a la luz el peritaje del celular y la computadora de Bacigalupo se revelen algunos de sus contactos. Lo que puede impactar en el devenir de esta pesquisa y el caso central de Cuadernos, que ya fue elevado a juicio a pesar de todas sus deficiencias.