La pericia lingüística que realizó la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) sobre los cuadernos adjudicados al chofer Oscar Centeno es demoledora. El informe, que se centra en la escritura del ex militar, no deja margen para las dudas: los textos fueron manipulados y muy posiblemente hubo fragmentos dictados o copiados. En el análisis que se realizó a pedido de la justicia en la causa en que investiga la adulteración de los anotadores se registraron cambios notables en la redacción de los 3 cuadernos peritados. Quedó claro que hay escrituras de corrido en lugar de anotaciones diarias, una planificación previa de la narración y hasta se sostiene que Centeno pudo haber estado escribiendo todo para otra persona y no para él, cual registro de diario personal, como había instalado la versión oficial de los hechos.
El documento de 186 páginas que comandó la perito de la UBA María Valentina Noblía, al que accedió El Destape, es un complemento de la pericia caligráfica que hizo la Policía Federal y que concluyó que el sargento retirado de la Policía Federal, Jorge Bacigalupo, adulteró los cuadernos. El trabajo fundamentalmente buscó detectar si en el texto de los cuadernos hay diferencias de sintaxis, ortografía y semántica que permitan distinguir la mano de otros autores en los textos. Los resultados son contundentes.
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"En los tres cuadernos se observan procesos de edición, de distinto orden y peso para el desarrollo del texto: agregados, supresiones, tachaduras, sobreescrituras. Estos fenómenos ponen en cuestión que el destinatario sea el mismo sujeto de la escritura, o sea, que se trate de un texto autoreferencial. El nivel de conciencia y el control sobre el contenido y la forma de los cuadernos sólo se justifican si este va dirigido a un tercero", se destaca en el trabajo de la UBA. Y se añade que "no es posible definir un perfil autoral uniforme de los cuadernos, porque los tres evidencian, el menos, dos tipos de intervenciones: las realizadas a posteriori y las que afectaron el proceso de escritura".
Por otro lado, se remarca como una particularidad la existencia de "espacios en blanco vacíos o completados posteriormente de manera forzada con palabras o frases" así como el registro de "préstamos de discurso ajeno" en muchos pasajes de los textos, lo que indica que a Centeno le dictaron o copió información.
A continuación, el análisis minucioso que la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA realizó sobre los 3 anotadores peritados. Por cierto, son solo 3 porque la investigación sobre la adulteración, que tramita en el juzgado a cargo de Martínez de Giorgi y se abrió en abril del año pasado a raíz de una denuncia del empresario Armando Loson, se focaliza únicamente en los cuadernos donde se menciona a Loson, esto es, en los cuadernos 4 (2008), 7 (2013) y 8 (2015).
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Cuaderno 4: Un cambio abrupto
Cada uno de los cuadernos tiene un análisis aparte en el trabajo de la Facultad de Filosofía y Letras. Lo primero que menciona el peritaje de la UBA es que "a partir del mes de septiembre (de 2008) va a modificarse abruptamente" el patrón de escritura en el cuaderno 4, que abarca el período 2008/2009. Se trata de “un cambio cualitativamente importante”, según los peritos.
Entre los cambios a mitad del cuaderno de 2008/2009 están los ortográficos. "Este fenómeno es llamativo y admite, al menos, dos explicaciones alternativas", dice la UBA: o "el sujeto de la escritura no tiene sistematizada su propia ortografía para las formas correctas ni para las correctas" o "en la producción material del texto (o posteriormente) se han producido intervenciones de manera directa o indirecta, a través de préstamos, copias, reproducción parcial de otros textos, que no se corresponden con un único sujeto de escritura". Sería raro que una misma persona tenga unos errores ortográficos un semestre y otros distintos el semestre siguiente. También que aclare todo el tiempo nombres y apellidos si es un texto personal.
En el cuaderno de 2008 y 2009 (el Nº 4) hay también páginas que faltan. También se encontró evidencia de "intervenciones (correcciones) posteriores a la primera versión del texto".
A partir de septiembre de 2008 la pericia de la UBA detectó en el cuaderno 4 que "el cambio en el plano de la sintaxis y sus consecuencias en el plano textual se correlacionan en el plano temático, con la narración explícita del circuito de entregas de los bolsos". O sea, a partir de ese momento es que Centeno empieza hablar de bolsos.
Hasta septiembre de 2008, la UBA identifica un léxico limitado a palabras vinculadas al trabajo de un chofer. Desde ese momento, "de la misma manera que se observan cambios en la sintaxis, en el plano léxico aparecen palabras o sintagmas que varían el repertorio nuclear desplegado por el sujeto de la escritura hasta ese mes". O sea, empezó a escribir distinto, con palabras que "resultan discordantes con respecto al repertorio austero desplegado por el sujeto de la escritura, lo que hace suponer la posibilidad de préstamos o referencias de discursos ajenos".
Aparece una escritura más formal, con las horas y días escritos en forma completa, con la mención de personas por su cargo, nombres completos y apellidos resaltados en mayúscula, incluso en algunos casos se antepone el apellido al nombre, entre otros cambios respecto a cómo se venía.
Una hipótesis (no de la pericia, sino del cruce de este documento con la historia del caso) es que en algún momento el chofer Centeno fuera captado por alguien que quisiera utilizarlo de escriba para esta operación. Hay que recordar que Centeno era una persona vulnerable, con antecedentes de fragilidad psicológica y emocional, manipulable por parte de profesionales del mundo de la inteligencia clandestina.
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Uno de los datos más llamativos del análisis hecho por la UBA es el cambio de destinatario del texto, es decir, a quien se dirige el escrito: "Se presenta información dada (planteada con anterioridad) como si fuera una información nueva. Este aspecto induce a pensar en un cambio de destinatario del texto, al que el sujeto de la escritura debe aclararle referencias, que ya son conocidas por él y por el eventual lector al que el texto estuvo dirigido inicialmente. Es decir, al agregar información conocida y hacerla explícita en medio del cuaderno, el sujeto de la escritura parece dirigirse a un destinatario diferente". Hay varios ejemplos de que aclara cosas que ya había escrito. Si era información para sí mismo no era necesario.
Un dato llamativo es que el propio Centeno anotó que fue a cenar con su ex compañero de remisería Jorge Bacigalipo el 25 de abril de 2008. "La siguiente fecha clave es el 21/5/08", dice la pericia. Justo un mes después de esa cena con Bacigalupo, sargento retirado de la Policía Federal que ahora se sabe que adulteró los anotadores. "Esta entrada es más extensa, porque en ella se expone el modus operandi del Lic. Baratta. El texto pone en escena una versión actualizada y más específica del guión inicial". Por esos días es cuando comienza a anotar que compró bolsos y los entregó al ex secretario presidencial Daniel Muñoz, ya fallecido.
Hasta entonces no mencionaba dinero, solo bolsos y direcciones. Los empieza a mencionar en septiembre de 2008, cuando se da el cambio. "Es llamativo el tratamiento que se le da al tema del 'dinero': hasta octubre de 2008 hay pocas referencias y siempre vinculadas con temas cotidianos como, por ejemplo, 'dinero para alimentos', 'dinero por la venta de su depto', etc. Esta modalidad cambia a partir de octubre, para ser 'dinero en un bolso', 'dinero en un paquete', sin ninguna explicación respecto de su origen o su finalidad".
La UBA señala también la aparición de la palabra "dividendo", que "aparece 24 veces en el texto, entre esa fecha (15/9/2008) y el 28 de octubre, cuando desaparece por completo".
A fines de 2008 Centeno empieza a hablar de "dinero en un bolso" y recién a principios de 2009 habla de "dinero mensual" y pone cifras. La pericia señala que en 2009 la escritura de Centeno "transforma las percepciones subjetivas en evidencias objetivas. Es decir, la fuente de la información es subjetiva (su percepción visual, por ejemplo), pero la precisión del dato la transforma en objetivo".
"La evolución narrativa y temática del registro diario de actividades induce a pensar en un cambio de objetivo a partir de septiembre, cuando se hace explícito el tema del dinero (y sus cantidades). Ese desplazamiento hace suponer un cambio en el destinatario inicial del texto, al que el sujeto de la escritura dirige sus reportes y al que le ofrece información", detalla la pericia de la UBA. Esto abona a la hipótesis de que fue captado por alguien para iniciar esta operación.
Este cambio de destinatario, ¿tendrá que ver con que una vez conocido el caso Cuadernos a Centeno lo metieron en el programa de Protección de Testigos que el gobierno de Mauricio Macri usó para direccionar las declaraciones de imputados clave en causas contra CFK? Su oficial a cargo era el subcomisario Carlos Linsalata, el mismo que Alejandro Vandenbroele, al que el macrismo le puso un hotel boutique a cambio de su testimonio amañado para encarcelar a Amado Boudou en el caso Ciccone. A Centeno lo pasearon por distintos lugares del país, siempre controlado. Y el chofer y exmilitar nunca apuntó a Bacigalupo, que alteró los cuadernos y fue quien se los entregó a Cabot para su difusión, según la versión oficial de los hechos.
Cuaderno 7: Escrito de corrido
Al analizar el cuaderno 7, que abarca el año 2013, el informe de la UBA señala que "es un texto manuscrito, cuya grafía es, en general, uniforme y prolija con leves variaciones, lo que hace suponer un proceso de escritura continuo, realizado en pocas etapas". O sea, que se escribió de corrido, no día a día como supuestamente están estructurados los cuadernos.
La pericia también detectó en el cuaderno de 2013 "espacios en blanco vacíos o completados posteriormente de manera forzada con palabras o frases", "tachaduras, correcciones ortográficas y sobreescrituras, que cambian el contenido del texto. Entre las más importantes, podemos mencionar la sustitución de nombres". Uno puntual es el que también analizó la Policía Federalel reemplazo del nombre "Marcelo" por el de "Armando" en la anotación del 29 de agosto de 2013. La pericia lingüística de la UBA es clara: "Estas modificaciones plantean un texto que tiene un sujeto de la escritura, pero también un editor (él mismo o un tercero), que lo modifica". Ya se sabe por la pericia caligráfica de la Policía Federal que esa corrección la hizo Bacigalupo aunque incluso lo hizo mal: en el mismo párrafo se vuelve a mencionar a "Marcelo". La pregunta es, ¿Bacigalupo fue el único editor o hay más editores? ¿Por qué el sargento retirado hizo esas alteraciones? ¿Por qué apareció en escena apenas se conoció el caso? Fue entrevistado por Cabot el 3 de agosto de 2018 para una nota que se difundió al día siguiente, tres días después de que se conociera públicamente la causa Cuadernos.
La pericia de la UBA marca que en el cuaderno de 2013 tiene menos errores ortográficos y de puntuación que en el de 2008. ¿Será porque le dictaban? También que tiene "un repertorio lingüístico más diverso", es decir, que "las palabras utilizadas son variadas y de mayor elaboración".
Se marca también que en 2013 el escritor de los cuadernos empieza a mencionar a los funcionarios por su cargo pero a los empresarios de manera coloquial. Anota "la Sra Presidente Cristina F. de Kirchner" pero luego dice "Pescarmona", "un tal Marcelo", "Calcaterra" o "Jorgito" para los empresarios. Para los expertos de la UBA "esa alternancia, entre lo formal y lo coloquial, parece indicar la confluencia de un estilo propio que se imbrica con préstamos del discurso ajeno".
Al igual que en septiembre de 2008 en el cuaderno de 2013 los expertos de la UBA detectan un cambio de finalidad del texto: "Se observa un desplazamiento en la finalidad del texto: desde un simple reporte de actividades se pasa a un registro de tipo testimonial".
Pero lo más relevante es que señalan que es un texto planificado y escrito de corrido, no un diario de remisero: "A diferencia de lo que puede esperarse de este tipo de registros, que se organiza por una sumatoria de entradas de información que se van encadenando aleatoriamente a lo largo del tiempo, la composición de este cuaderno responde a la de un texto escrito, planificado como unidad. O sea, el texto se desarrolla conforme a un plan y a un objetivo”. Agrega que hay "irregularidades que se observan y no condicen con un texto escrito fragmentariamente, en fechas distintas".
La UBA marca que los errores en el texto de Centeno podrían "deberse a la automatización de la escritura de un texto extenso o a un proceso de transcripción o dictado, donde el control sobre el contenido no lo tiene el que escribe sino la fuente (sea ésta otro texto escrito o el discurso oral de un terceo)". Una vez más: que Centeno copió o le dictaron.
Cuaderno 8: Un texto planificado
Sobre el cuaderno del 2015, la UBA es tajante: "La configuración de este cuaderno responde a un texto planificado y con un objetivo concreto, y no un registro eventual de actividades sucesivas a lo largo del tiempo". O sea, también fue escrito de corrido. Se marca que "el trazo de la letra es regular y prolijo, con leves variaciones, que hacen suponer una escritura continua o en pocas palabras", que hay "espacios en blanco, destinados a completar datos a posteriori, pero que quedan vacíos", que hay "cambios introducidos por un proceso de corrección: tachaduras y sobreescrituras".
"Los aspectos señalados dan evidencia de que la versión final del texto no fue escrita de una vez, sino que implicó un proceso de corrección posterior", afirma la pericia. En 2015 "la ortografía vuelve a ser asistemática", al igual que en 2008 y a diferencia de 2013. ¿Una misma persona tiene ortografías distintas en cada año? También hay menos rasgos del perfil del habla del NOA –de donde es Centeno- que en los otros.
"Las características de las sintaxis parecen responder a las condiciones de producción de un texto oral", dice la pericia respecto del cuaderno del 2015. ¿Se lo dictaron? La UBA dice que "podría plantearse como hipótesis que el texto reproduzca a través de la escritura otro cuya fuente haya sido un testimonio oral (por transcripción o dictado)".
En el cuaderno de 2015 hay referencias a personas pero sin los nombres. Centeno usa "el de siempre", "alto y canoso", "una persona". Esto, para la UBA, indica que hay "un procedimiento estratégico en la construcción de las evidencias, ya que éstas solo pueden ser interpretadas por quienes comparten ese entorno y conocen sus claves. En ese sentido, nos encontramos ante un texto cuyo contenido y forma están dirigidos a un destinatario que debe contar con el conocimiento necesario y compartir los supuestos del relato para poder interpretarlo".
Distintos destinatarios
Entre las conclusiones, los especialistas de la UBA remarcan que a lo largo de los textos analizados se contemplan tres tipos de destinatarios:
- Uno coincidente con el sujeto de la escritura, que registra con precisión sus actividades diarias. “Este destinatario es prototípico de la primera parte del cuaderno 2008/2009, pese a que –aunque va perdiendo protagonismo- se mantiene hasta el final del mismo”, se indica.
- Un “destinatario del ámbito laboral”, que estaría “presumiblemente en una posición de poder respecto del sujeto de la escritura (…)”. En este sentido, se considera la posibilidad de que Centeno dejase testimonio “de lo que sabe, con dos posibles intencionalidades: por un lado, preservar su lugar de trabajo y por otro, convertir potencialmente ese testimonio en una herramienta de presión/coerción ante sus superiores”.
- El tercero es “un destinatario ajeno al ámbito laboral que puede interpretar correctamente lo informado en los cuadernos y que, llegado el caso, puede intervenir ‘desde afuera’ en favor del sujeto de la escritura. A este destinatario, están dirigidos los datos que se reiteran infinidad de veces (patentes de autos, domicilios, empresas, etc.), las definiciones /especificaciones de personas mencionadas con anterioridad (…), la construcción de evidencia ‘objetiva’, como las sumas precisas de dinero detalladas por tipo de moneda y cantidades en números y letras (…), así como también cierta jerarquización de la información”.
El informe es claro: Centeno no escribió solo estos cuadernos y todo apunta a que lo hizo para alguien. Por ahora se sabe que en la confección también intervino el sargento retirado de la PFA Jorge Bacigalupo vía adulteraciones. ¿Hubo más involucrados?