Procesan a expolicía por adulterar los Cuadernos adjudicados a Centeno

El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi procesó al sargento retirado de la Policía Federal Jorge Bacigalupo por manipular los anotadores. La decisión la tomó en una causa paralela a la central luego de un peritaje oficial. También le prohibió la salida del país y le trabó un embargo de 80 millones de pesos.

01 de diciembre, 2023 | 13.47

Tambalea la causa de los Cuadernos. El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi dictó el procesamiento este viernes del sargento retirado de la Policía Federal Jorge Bacigalupo por adulterar los anotadores adjudicados al exmilitar y chofer Oscar Centeno. El magistrado consideró al expolicía y amigo de Centeno “autor del delito de encubrimiento agravado” y de “falsificación de documento público”. A quién encubrió y por qué es algo que la Justicia aún no pudo determinar.

La decisión Martínez de Giorgi se dio en una causa paralela a la central, que se abrió en abril del año pasado por una denuncia del empresario Armando Loson, luego de un peritaje oficial contundente que confirmó que los cuadernos tenían enmiendas escritas por Bacigalupo. Martínez de Giorgi también le prohibió al expolicía la salida del país -incluso debe informar al juzgado si se aleja más de 100 kilómetros de su domicilio- y le trabó un embargo de 80 millones de pesos.

Bacigalupo es un hombre clave en esta operación política, mediática y judicial que se detonó en 2018 durante el gobierno de Mauricio Macri. De acuerdo a la narración oficial, el sargento retirado era amigo de Centeno y tuvo los anotadores en custodia. En ese lapso en que guardó los cuadernos, el expolicía se los entregó al periodista de La Nación Diego Cabot, quien tras escanearlos se los devolvió. Luego llevó las copias digitalizadas al fiscal Carlos Stornelli.

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Se descuenta que este procesamiento tendrá un fuerte impacto en la causa central de los Cuadernos, que ya está elevada a juicio a pesar de que nunca se peritaron los anotadores en ese proceso.

El procesamiento

El juez Martínez de Giorgi determinó que Bacigalupo adulteró los Cuadernos y que lo hizo para encubrir a alguien de nombre Marcelo y perjudicar a los empresarios Armando Loson y Gerardo Ferreyra. Se basó en un peritaje oficial que realizó la Policía Federal que confirmó que la letra del expolicía aparece en los cuadernos Nº 4 y Nº 7. Es importante destacar que en esta causa paralela a la central solo se peritaron 3 de los 8 cuadernos adjudicados a Centeno.

Bacigalupo quedó muy comprometido en esta causa luego de que dos peritajes oficiales, uno caligráfico realizado por la división de Scopometría de la Policía Federal y otro lingüístico hecho por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que se realizaron son sobre 3 de los 8 anotadores, determinaran que los cuadernos adjudicados a Centeno fueron adulterados, escritos por más de una persona y con fragmentos que fueron dictados o copiados.

Tras esos resultados, Martínez de Giorgi puso la lupa judicial en Hilda Horowicz, expareja de Centeno, y en Bacigalupo, por ser quienes tuvieron contacto con los cuadernos. Tras una serie de nuevos peritajes oficiales que realizó la Policía Federal, se determinó que el sargento retirado fue quien modificó el contenido de los textos.

En la resolución de 39 páginas en la que dictó el procesamiento, el magistrado destaca que “la intervención caligráfica de Bacigalupo, de conformidad con los alcances delimitados por el estudio pericial, expone que las sospechas en torno a su actuación, ponen de manifiesto su participación en las modificaciones del denominado cuaderno N° 7” y también “en el llamado cuaderno Nº 4”. Allí, se agregó los nombres "Armando", por Loson, e "Ing. Ferreyra" por Gerardo Ferreyra, y la dirección “Alem 855”, que es la dirección donde están las oficinas de Loson. El nombre del titular de la empresa Albanesi se inscribió sobre otro que se buscó esconder: “Marcelo”. La Justicia aún no pudo determinar quién es aquel Marcelo que aparece tachado y borrado en los anotadores.

Para Martínez de Giorgi el comportamiento de Bacigalupo “pone de manifiesto un claro objetivo de ayudar, al menos, a una persona que habría respondido al nombre de ‘Marcelo’ de quien, hasta aquí, se desconocen otros datos, sin perjuicio que el devenir del proceso permita develar su identidad”. Estas alteraciones en los cuadernos, que se aportaron como prueba en una causa judicial, “parece(n) haber influido de algún modo en la situación procesal de Armando Loson, aunque ello es ajeno a lo (que) debe evaluarse en este proceso”, indicó el juez.

“Una situación similar parece presentarse con Gerardo Luis Ferreyra, con el agregado de ‘Ing. Ferreyra’ en la anotación del 2 de diciembre de 2008, en el denominado cuaderno N° 4, en cuanto alude a uno de los sucesos por el cual ha sido imputado en aquella causa. Así, a partir de los diferentes elementos de juicio incorporados a este legajo, queda expuesto que del mismo puño escritor, es decir de la escritura del propio Bacigalupo, se efectuaron diferentes modificaciones en la redacción de los denominados cuadernos N° 4 y N° 7”, añadió el magistrado.

Bacigalupo había declarado en la causa central de los Cuadernos el 31 de julio de 2018 y según resalta Martínez de Giorgi allí dijo “que los cuadernos habían sido escritos por Centeno, de acuerdo con lo que él le dijo, sin aclarar, ni agregar, ninguna otra circunstancia. Sin embargo, nada refiere en cuanto a su directa intervención en las enmiendas y agregados que en este legajo se le adjudican”. Es decir, mintió al declarar como testigo bajo juramento de decir verdad.

Martínez de Giorgi resaltó en su resolución los resultados de los peritajes caligráfico y lingüístico. Respecto al segundo destacó como “particularmente significativa la referencia acerca de que la redacción de los cuadernos, en especial los correspondientes a los años 2013 a 2015, revelan que fue ‘planificado como unidad’ y (que) ‘se desarrolla conforme a un plan y a un objetivo…” así como que “Las irregularidades que se observan (…) no condicen con un texto escrito fragmentariamente, en fechas distintas’”.

Para el juez “es esclarecedora la referencia acerca de que ‘existe una diferencia importante entre el cuaderno del año 2008/2009 y los correspondientes a 2013 y 2015. El primero muestra cambios a lo largo del tiempo, esperables en un proceso de escritura rutinaria, realizada diariamente. Los otros dos cuadernos, en las que se encuentran las anotaciones reprochadas a Bacigalupo, exhiben mayor uniformidad, debido a su brevedad y porque además parecen haber sido escritos en pocas etapas, no necesariamente coincidentes con las fechas que indican las entradas’”.

“No menos relevante es el alcance que parecen haber tenido las anotaciones, pues ‘…Los textos presentan un mismo formato textual (un aparente informe de actividades), pero en cada cuaderno ese formato cumple un objetivo diferente: en 2008/2009 es un registro de actividades; en 2013, el testimonio explícito del ‘valijeo’; en 2015, una denuncia (no formalizada) de las entregas de dinero, lo que da a lugar a considerar un cambio en la intencionalidad del sujeto de la escritura”, añadió.

Para el juez, “las particulares características que demuestra este estudio (lingüístico) encuentran un correlato con la actuación de Jorge Bacigalupo, esto es, en cuanto al objetivo y marco temporal de la manipulación que ejecutó sobre los denominados cuadernos N° 4 y N°7”.

Por todo esto, Martínez de Giorgi concluye que “la actividad desarrollada por Bacigalupo estuvo dirigida a favorecer a una persona, y a perjudicar a otra y, de ese modo, ayudarla a eludir su investigación en una causa penal, a través de la modificación de los asentamientos cuestionados, que constituyen elementos de prueba en el marco de la causa N° 9608/18 del registro del Tribunal Oral Federal n° 7”, es decir, la causa Cuadernos.

Al final del escrito, el juez recordó que la causa Cuadernos, que impulsaron el juez Claudio Bonadío (ya difunto) y el fiscal Carlos Stornelli, nació como conexa al que investigaba “la maniobra defraudatoria llevada a cabo en el marco de la importación de gas natural licuado”, es decir, el caso GNL, donde participó el espía ilegal Marcelo D’Alessio, quien llegó a declarar en dos ocasiones como testigo frente a Stornelli. Esa causa también contó con un peritaje trucho que terminó con el perito David Cohen procesado y enviado a juicio. Para Martínez de Giorgi “no puede descartarse, a partir de las características y naturaleza de las maniobras que han sido descriptas, la posibilidad de encontrarnos ante la presencia de otra hipótesis delictiva, y de otros actores, que podrían revelarse con el devenir de la instrucción”.

Esta aclaración es porque el juez utilizó la figura de “encubrimiento por favorecimiento personal” según la cual la persona a la que se ayuda o encubre debe estar vinculada a algún proceso anterior. Una de las hipótesis judiciales es que el mentado “Marcelo” podría estar relacionado a ese expediente.

Al ser indagado por estos hechos, Bacigalupo presentó un escrito y no respondió preguntas. En su descargo rechazó haber manipulado los anotadores y dijo que en el supuesto de haber sido él quien manipuló los cuadernos eso ocurrió “en una fecha anterior a la presentación de los mismos ante la Justicia, por parte del periodista Cabot” por lo que no eran prueba judicial. Una defensa muy pobre que terminó con su procesamiento.

Quién es Jorge Bacigalupo

El sargento retirado de la Policía Federal Jorge Bacigalupo era amigo de Centeno y, según el relato oficial, tuvo los anotadores en custodia porque se los entregó por un tiempo quien fuera el chofer de Roberto Baratta, Nº 2 del Ministerio de Planificación. Siempre según la historia oficial, en ese lapso, Bacigalupo se contactó con Cabot para hacerle llegar el material que luego se publicaría en La Nación y provocaría una razzia de dirigentes políticos y empresarios el 1 de agosto de 2018.

Bacigalupo trabajó “como remisero muchos años, desde 1998 a 2007”, según se presentó con Cabot en una nota que publicó La Nación el 4 de agosto de 2018, apenas tres días después de la difusión del caso de las Fotocopias de los cuadernos. En esa entrevista contó que antes había “tenido taxis”, sin dar mayores precisiones.

Según publicó el propio Cabot en otra nota con Bacigalupo, publicada el 12 de enero de 2020, el sargento retirado “fue el primer eslabón de la investigación periodística que meses más tarde se convirtió en una denuncia judicial”. Es decir, Bacigalupo fue uno de los actores clave de toda esta operación.

De acuerdo a su relato, Bacigalupo se conoció con Centeno cuando ambos trabajaban en una remisería de la localidad de Martínez, partido bonaerense de San Isidro. “Me acuerdo de que cuando empezamos ambos teníamos un Peugeot 405. Luego él lo cambió por el Toyota. En esa remisería se trabajaba para varias cuentas y allí empezó a transportar a gente del ministerio”, narró el policía retirado. No abundó para quiénes trabajaba él.

Es de esperar que cuando salga a la luz el peritaje del celular y la computadora de Bacigalupo se revelen algunos de sus contactos, algo que puede darle un nuevo golpe al caso central de Cuadernos.