El viernes pasado murieron cinco jóvenes en la fiesta electrónica Time Warp. En la autopsia de todos ellos se encontró que habían consumido la llamada pastilla Superman, una droga de diseño con efecto más poderoso que el éxtasis.
Sin embargo, estos cinco jóvenes no son los primeros que mueren por consumir esta droga sino que, en el exterior, ya había sucedido. En Inglaterra, esta sustancia también fue la kriptonita de muchos chicos, que la ingirieron sin conocer su destino fatal.
En Navidad y Año Nuevo del 2014, la sustancia, que proviene de países del norte de Europa como Bélgica y Holanda, se llevó la vida de Eustace Ropas (22 años), John Hocking (20), Daniel Bagnall (27) y Gediminas Kulokas (24) en Reino Unido. En aquel entonces, la policía del país ofreció una "amnistía temporal" a quienes les entreguen tabletas de estas drogas. Aclararon que no perseguirán a quienes lo hagan y que dicha medida era necesaria para sacar sí o sí de circulación estas pastillas tan peligrosas.
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Sin embargo, el uso de esta droga no fue sólo un fenómeno local inglés y se empezó a expandir por el resto del continente. En España advirtieron que se estaba popularizando y crearon una medida para, cuanto menos, intentar concientizar qué se está tomando ya que muchos jóvenes que la ingieren creen que están consumiendo éxtasis pero esta es, en realidad, químicamente más poderosa. Por ello, en las fiestas de electrónica del país hay stands de asesoramiento para que uno testee las drogas que piensa consumir y conozca su contenido. Según medios españoles, además de en Madrid y País Vasco, también se sabe que estas pastillas circulan por Cataluña.
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En octubre del año pasado, el Servicio de Alerta Temprana español, del Ministerio de Sanidad, alertó sobre la llegada de dichas pastillas y un mes después, la organización Energy Control (española) también publicó en su web un aviso en el mismo sentido.
En Florida, Estados Unidos, por su parte, la pastilla mató a seis jóvenes que fallecieron entre julio y septiembre de 2015, según el diario ABC News.
Hasta la Time Warp, se creía que la droga no había logrado ingresar en el mercado latinoamericano, aunque en octubre del año pasado Argentina ya advertía que la sustancia llegaría al país.
"Tenemos que estar preparados para la llegada de esta sustancia a la Argentina, que tuvo mucha repercusión en Europa. Acá muchas veces se actúa en espejo", aseguraba en aquel entonces a Diario Popular Claudio Izaguirre, el titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina. Hoy, la realidad es otra. Prevenir parece ser tarde, la pregunta será cómo curar.
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