En su primera aparición en público del año, el presidente Mauricio Macri señaló que el Gobierno no quiere tomar deuda y que la paguen “nuestros hijos y nietos”. Sin embargo, en los dos primeros años de gestión de Cambiemos la emisión de deuda superó los 120 mil millones de dólares y, según el último informe del Observatorio de Deuda Externa de la UMET, 84 de cada 100 dólares fueron destinados para la fuga de capitales.
El problema central de este endeudamiento es el “para qué” dado que en vez de utilizarse para inversiones en la estructura productiva y permitir un mayor desarrollo económico, se utiliza para financiar la fuga de dólares.
Según indicó ODE-UMET, el 84% de dólares fueron destinados para la fuga de capitales, el envío de utilidades de las empresas extranjeras a sus casas matrices, cubrir la demanda para turismo y cancelar vencimientos de deuda.
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En contrapartida, el Gobierno insiste en apostar al “esfuerzo personal, la austeridad y el cuidado de los recursos”, acompañado de despidos en el sector público que más que disminuir el gasto, disciplinan a los trabajadores y habilitan a que el sector empresarial actúe de esa manera.
Según un informe del Centro de Economía Política (CEPA), en diciembre de 2017 hubo 3.346 despidos y suspensiones. Si se compara con el mismo mes del año anterior se observa una reducción pero respecto a noviembre, hubo un fuerte incremento (1.412 casos). Este aumento de los despidos en el mes de diciembre fue impulsado por las cesantías en el sector público, que representan casi el 60% de los casos del mes (1.904 casos).
Entonces, ¿cuál es la prioridad del Gobierno actual? El esfuerzo que piden a la población no se ve representado en las medidas económicas que impulsan. El pago de la deuda ya representa el 9% del gasto público y empieza a transformarse en un problema de corto plazo que vamos a pagar todos, menos los que fugaron sus dólares.