Javier Milei aceleró en su relato del odio y en lo que el Gobierno llama "batalla cultural" en medio decisiones apuradas de índole económica que desnudan la urgencia en la entrada de dólares por la falta de divisas en el corto plazo para afrontar vencimientos y mantener el dólar planchado. Hasta en la Casa Rosada algunos se sorprendieron por el llamativo anuncio del jueves a última hora que encabezaron el vocero Manuel Adorni y el ministro de Economía, Luis Caputo. La decisión se apuró.
En el Gobierno entendieron que, además de la liquidación de los silobolsas estimados en 6 mil millones de dólares de acá a junio, no era la única necesidad de Milei. Estaba también jugando el plano electoral. El Presidente tiene votos para nada despreciables en ese sector. Una crisis con el campo puede ser fatal para sus planes en los comicios.
Una fuente que habla día a día con Milei y con "Toto" Caputo explicó desde Balcarce 50 a El Destape: "El interior es el principal sustento político del Presidente", analizó en referencia a los lugares del país donde tiene preponderancia el sector agro. Este mismo personaje clave del Gobierno reconoció: "Se tomó una medida de emergencia. Entendíamos que la situación global del campo con la sequía acumulada durante tres años y los precios de los commodities bajos ameritaban una resolución. Fue una decisión netamente económica", le respondió a El Destape.
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Milei necesita dólares para mantener la estabilidad de la divisa con el precio planchado (algunos economistas le dicen "bajísimo") y cumplir con la suba del oficial al ritmo del crawling peg del 1% mensual. Saben en Casa Rosada que una disparada del blue o el MEP puede agitar la inflación. En un año electoral no sería lo más conveniente.
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En el Gobierno intentaron contrastar esa lectura: "Argentina no tiene problemas de dólares. El problema es fiscal", aseguró una persona de la Casa Rosada que cohabita el mundo político y económico de Milei. "Dólares va a haber de sobra, van a llover dólares. De hecho si el FMI no nos lo da podríamos ir a buscar la guita a otro lado", advirtieron en Balcarce 50.
En las últimas horas se aceleró el ritmo de las negociaciones con el Fondo pero por ahora no hay fecha ni de cierre del nuevo acuerdo ni de la entrada de dólares frescos. Se hablan de 11 mil millones de dólares. Por ahora, duermen en Washington.
Desde el riñón político de Milei aseguran: "El Fondo lo que quiere es generar la mayor cantidad de impuestos para pagarles a ellos. El FMI lo que quiere es cobrar, nada más".
Asimismo, expresaron con crudeza desde el entorno presidencial a El Destape: "El Fondo ha entendido que el programa lo resuelve el Gobierno porque hemos tenido razón todo el año pasado. Así que nos importa un carajo qué diga el FMI".
Con estos movimientos como contexto, Milei y su aparato comunicacional avanzan en la lucha por el relato para ganar la opinión pública y correr el eje económico.
De hecho, el Presidente mata dos pájaros de un tiro: por un lado, se mete en la agenda de Donald Trump y se sube al caballo en la guerra norteamericana contra el "temible" movimiento woke; y por el otro intenta generar sentido y ataca a sectores con mucho impacto mediático, como el feminismo y el colectivo LGBT.
En ese marco se dan las declaraciones explosivas dentro de su discurso en el Foco Económico de Davos. Y la paradoja se da así: en un foro económico (sí, económico) Milei sale a atacar a homosexuales y mujeres.
En Casa Rosada captaron rápido el mensaje desde Suiza y activaron: revivieron un proyecto que venía guardado hace meses y le sacaron el polvo: la "Ley de igualdad ante la ley". Terminar con la figura de femicidio, los cupos trans y los DNI no binarios. A discutirse en el Congreso y durante parte del año electoral. Si faltan dólares, que no se note...
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