Redacción El Destape
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Elisa Carrió es una emergente de la crisis política e institucional de la Alianza y el comienzo de la década kirchnerista. Desde su abultado triunfo como diputada en su provincia natal, Chaco, hasta esta nueva crisis de UNEN, Lilita ha sumado una lista de encuentros y desencuentros, amigos que se han tornado enemigos y viceversa. Sus defensores le resaltan su "honestidad" y vehemencia para sostener ciertos valores imprescindibles en la nueva república que quiere fundar. Sus detractores, en cambio, le remarcan una actitud autodestructiva que le dificulta alcanzar puestos mayores que el de una oposición testimonial.
En 1999, como candidata de la Alianza UCR-FrePaSo, Carrió se impuso claramente como cabeza de la lista de diputados nacionales en su Chaco natal. Su triunfo por el 58,6% le dio acceso a la Cámara baja por un segundo período, y tras haber participado de la Asamblea Constituyente que modificó la Carta Magna en 1994. En aquella oportunidad, dijo estar "a la centroizquierda" de dicha convención y se abstuvo en la votación final.
Al poco tiempo de asumir De la Rúa, Carrió se abrió de la coalición gobernante para fundar su propio partido: Argentina por una República de Iguales (ARI), con la propuesta de un nuevo "contrato moral" y reivindicando a Leandro N. Alem, Lisandro de la Torre y a Eva Perón. La acompañaron otros dirigentes decepcionados con el devenir de la Alianza, como Jorge Giles, Alfredo Bravo, Eduardo Macaluse, Carlos Raimundi y Martha Maffei, entre otros. En la inminencia de la crisis política y económica más grande la Argentina moderna, Carrió presentó la denuncia por lavado de dinero que le hizo ganar notoriedad pública.
Poco tiempo después de asumir como presidente, Néstor Kirchner convocó a Graciela Ocaña, entonces aliada de Carrió, para conducir al PAMI, cuya presencia en los medios se debía más a múltiples causas de corrupción que a la atención médica. Eso le resultó intolerable a Lilita, quien llegó a decir de Ocaña que "ella ahora es el PJ y es mi Judas". Independientemente de con quien estuviera, su discurso republicanista y cada vez más antiperonista siempre estuvo presente.
En 2005 pegó el salto a un distrito que le sentaría mejor: la Capital Federal. Quedó segunda, detrás del PRO que llevó a Mauricio Macri como primer candidato. También su verborragia se haría presente y acusó al entonces presidente de ser un "Roca neofascista".
En el 2007 intentó una alianza con Jorge Telerman, hoy cercano a Daniel Scioli, para que éste fuera el candidato a jefe de Gobierno que respaldara su postulación presidencial. Telerman no alcanzó el ballotage y Carrió, acompañado por el socialista Giustiniani, quedó a 22 puntos de Cristina Kirchner. Allí fue con Margarita Stolbizer como candidata a gobernadora en una agrupación que incluía desde socialistas hasta la ex peronista y ex Alianza Patricia Bullrich.
Al poco tiempo del recambio legislativo, un grupo de diputados de centroizquierda se peleó con la chaqueña por lo que veían un giro conservador en la líder de la CC. Así, Macaluse, Raimundi, María América González, Martha Maffei, entre otros, se abrieron de Carrió.
"En la Ciudad, (la CC) quiere disputar las ideas, los perfiles y los métodos del PRO", dijo en 2008 Roy Cortina a Página 12, para justificar el alejamiento del PS de la Coalición Cívica. Sin embargo, un año más tarde, el socialismo, el GEN, la CC y el mismo radicalismo del que se había alejado Carrió crearon el Acuerdo Cívico y Social. Ese año sería también el del distanciamiento con Fabiana Ríos, la única gobernadora de su espacio, en la provincia de Tierra del Fuego.
Dispuesta a hacer la heroica, Carrió y su Coalición Cívica fue por su cuenta a las presidenciales de 2011, secundada por su hijo predilecto, Adrián Pérez. En sus listas iban desde el ex piquetero Héctor "Toty" Flores hasta el ex integrante de la Mesa de Enlace, Mario Llambías, como así también otros "lilitos" puros, como Fernando Iglesias. El resultado: 1,8% en las elecciones generales, detrás del recién nacido Frente de Izquierda.
Como las parejas que pasan por varias reconciliaciones, la UCR y Carrió reeditaron el ACyS, pero con la incorporación de Pino Solanas y su Proyecto Sur (del cual también hubo fugas por esta alianza) y el resto de los partidos dentro del Frente Amplio Progresista. A esta altura, ya había sumado una nueva baja: Adrián Pérez se pasó a las filas del massismo, hoy incluido en ese "eje del mal" que Carrió llama al "narcoestado" en referencia a Sergio Massa.
Un año después de una buena experiencia electoral, y apurada por lograr un "acuerdo republicano" que salve al país en 2015 de las fauces de Scioli y Massa, Carrió pega el portazo atacando a varios de sus, hasta hace pocas horas, aliados.