El ministro de Economía, Axel Kicillof, confirmó que las demandas contra la Argentina de acreedores con bonos en default ya alcanzan a los U$S 10.000 millones en el juzgado neoyorquino de Thomas Griesa. El funcionario afirmó que "el problema central de la deuda externa es que los buitres no quieren arreglar" y reiteró que estos fondos "lo que quieren es tirar abajo el canje" de deuda iniciado en 2005 y con una segunda etapa en 2010.
"Si Argentina hubiera pagado 1.600 millones de dólares allá por junio y julio, lo que hubiéramos tenido es la catarata de demandas que se dio después, que ya alcanza los U$S 10.000 millones en el juzgado de (Thomas) Griesa", afirmó.
Kicillof brindó una conferencia de prensa junto al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en el Aeroparque Metropolitano, antes de viajar a Brasil para tratar temas de "agenda permanente" sobre la relación bilateral política y comercial. El ministro advirtió que "también se está gestando un escenario para enero cuando termina (la vigencia) de la cláusula RUFO diciendo que va a ocurrir algo" y agregó que "no depende del Gobierno sino de la actitud de los fondos buitre".
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Explicó además: "hemos observado el comportamiento de los buitres: no han querido aceptar la oferta del Gobierno" ni siquiera una propuesta que implica "un trescientos por ciento de ganancias" respecto de lo que pagaron por los bonos que tienen en su poder. En ese sentido, explicó que si la gestión de Cristina Kirchner hubiera seguido las indicaciones que daba "la oposición política" de pagar los 1.600 millones de dólares en junio-julio tal como lo indica una sentencia judicial, hoy el escenario sería peor.
"Pagar los 1.600 millones hubiera desatado una catarata, que se desató después con los reclamos por 10.000 millones de reclamos al juez (Thomas) Griesa y 500.000 millones de dólares además de los bonistas del 93 por ciento que si aceptaron el canje", señaló.
El titular del Palacio de Hacienda añadió que el Gobierno lo que hace es "defender ese extraordinario canje de deuda, con el 93% de aceptación, contra grupos minúsculos que más que intencionalidad financiero-económica tienen intencionalidad política; representan determinado tipo de intereses, quieren tirar abajo el canje".
Kicillof reiteró que la posición de la Argentina es dialogar, llegar a una solución "que involucre al ciento por ciento de los bonistas, con determinadas condiciones: condiciones justas, legales, sustentables". Dijo que esta posición sobre el manejo de la deuda "es envidia de países del mundo" porque la Argentina "se ha desendeudado" y reiteró que del otro lado, de los fondos buitres, la vocación "es no negociar, no llegar a una situación de desahogo; la cuestión central es perjudicar a los países", acotó.