El ministro de Economía, Martín Guzmán, deberá dar precisiones en el Congreso el miércoles sobre su estrategia para resolver la crisis de deuda que dejó Mauricio Macri. Ese mismo día arribará la primera misión del FMI desde que Alberto Fernández es presidente, para dialogar sobre el mayor préstamo del organismo y el programa de desarrollo económico del Frente de Todos. El jueves vence un bono emitido por la gestión anterior, que estorba como piedra en el zapato.
Ante legisladores, Guzmán brindará algunos detalles de la renegociación de la deuda en moneda extranjera, que el Parlamento convirtió en ley por unanimidad. El titular del palacio de Hacienda planificó cerrar un acuerdo para el 31 de marzo, puesto que recién en abril comienzan los vencimientos en dólares, más que sustanciales. Como planteó el secretario de Finanzas, Diego Bastourre, el perfil de los bonos emitidos por Cambiemos “no es sostenible”.
Si bien el Gobierno ya tenía la venia de la ley de administración financiera para reestructurar los títulos públicos, eligió plantearlo ante la oposición y así consiguió un apoyo institucional. El antónimo lo representó Macri, quien le pidió U$S 57.000 millones al Fondo sin consultarlo en el Parlamento. Tampoco siguió el procedimiento legal interno para firmar esos acuerdos, como había revelado El Destape el año pasado, lo que puede derivar en consecuencias penales y patrimoniales sobre los funcionarios intervinientes.
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El miércoles también llega una misión del FMI para comenzar el diálogo con el Ejecutivo que, desde la Casa Rosada, pretenden termine en sacar a Argentina del programa de condicionalidades. En su gira por Europa junto al jefe de Estado, Guzmán cosechó apoyos de socios clave del Fondo para lograrlo, como Alemania, Francia y España. La canciller alemana, Angela Merkel, se comprometió incluso a pedirle al ente multilateral de créditos que declare insolvente el pasivo que Christine Lagarde le entregó a Cambiemos, que ofició más de aporte de campaña que ayuda al crecimiento del país. Además de que el grueso de los desembolsos se los entregó a Macri, éste luego los utilizó para alimentar la fuga de capitales.
El aval que le entregó el papa Francisco a Fernández en la renegociación de la deuda no fue menos importante. Aunque el Vaticano no forma parte del Fondo, el peso simbólico del titular de la iglesia católica puede ser tan fuerte (o más) que algunos de los 189 países miembros. Su importancia se materializó en su capacidad de reunir a Guzmán y la nueva directora gerenta del organismo, Kristalina Georgieva, la semana pasada en un seminario, que fue aprovechado por ambas partes para tener su primer encuentro privado desde el 10 de diciembre.
Un cierre del capítulo FMI le daría un impulso a la negociación con los acreedores privados, que le permitiría al Ejecutivo plantear una oferta mucho más agresiva. En el medio, Guzmán debe lidiar con el AF20, un bono dual que emitió Luis Caputo cuando se ocupó de Finanzas. El actual funcionario pretende recaudar hoy parte de los $ 105.000 millones que necesita para cancelarlo el jueves. Ya había organizado un canje dos semanas atrás que, si bien fue interpretada como positiva por el ministerio, sólo logró la adhesión del 10% ($ 10.000 millones). “El esquema de costo/beneficio que propuso el Ministerio de Economía no resultó conveniente para los tenedores. En primer lugar, los instrumentos que se ofrecieron a cambio del AF20 implicaban una quita por su relación de canje y el rendimiento de los títulos era inferior al de otros comparables hoy en día en el mercado. Por otro lado, el costo de no participar se basaba en la amenaza implícita de que un mal resultado podía implicar que el canje se haga compulsivo o que se opte por re-reperfilar los vencimientos en pesos complicando al resto de los títulos en moneda local”, analizó la consultora PxQ, dirigida por Emmanuel Álvarez Agis. Sin embargo, esta amenaza que se erigió como un dilema del prisionero no convenció a la mayoría de los tenedores de la conveniencia de sumarse al canje.
Con el 80% de los tenedores en el extranjero, y el fondo Tempelton dueño del 24% del total, el Gobierno mejoró las condiciones para la licitación de hoy de las cuatro alternativas, con menores quitas. El bono dual se interpreta como una posición en dólares y los $ 95.000 millones que vencen el jueves equivalen al 6% de la base monetaria actual, por lo que su pago en término y la ausencia de otros títulos igual de atractivos podrían impactar al alza sobre la brecha cambiaria, advirtió el ex viceministro de Economía en su último informe.
Entre marzo y junio de este año, el Tesoro enfrenta vencimientos de capital de bonos, Lecap y Lebad en moneda local con el sector privado por $ 460.000 millones. Por lo tanto, tiene que conseguir renovar la mayor parte de ese monto para fortalecer el mercado de deuda local y, a la vez, evitar un aumento de la brecha.