El ministro de Defensa de Israel, Yoav Galant, rompió hoy con la postura unánime del oficialismo y pidió paralizar la tramitación parlamentaria de la polémica reforma judicial impulsada por Gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu, mientras cientos de miles de personas salieron por 12ª semana consecutiva a las calles de las principales ciudades del país en rechazo a la iniciativa.
"Nunca vi el nivel de odio y dolor que veo ahora. La división en la sociedad llega hasta el Ejército y ello supone un peligro inmediato y tangible a la seguridad del Estado. No voy a ceder en esto", dijo Galant en un discurso televisado.
"Necesitamos cambiar la judicatura, pero los cambios importantes deben hacerse con diálogo. El proceso legislativo debe ser detenido", afirmó el ministro, quien también solicitó el fin de las manifestaciones.
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Anunciada a inicios de año por el Gobierno, que está en el poder desde finales de diciembre, la reforma judicial causa controversia en el país.
Netanyahu y sus aliados, un conjunto de partidos ultrarreligiosos y ultranacionalistas, dicen que el plan busca mejorar un sistema que da demasiada voz a los tribunales y asesores legales del gobierno sobre cómo se elaboran las leyes y se toman las decisiones.
Los críticos dicen que alterará el sistema de controles y contrapesos del país y concentrará el poder en manos del primer ministro. También acusan a Netanyahu, quien está siendo juzgado por una serie de cargos de corrupción, de conflicto de intereses.
En su intervención, el titular de Defensa manifestó su preocupación por lo que le expresaron en las últimas semanas diversos mandos militares, informó la agencia de noticias Europa Press.
"Incluso ahora estoy dispuesto a asumir el riesgo y a pagar el precio. Las amenazas que nos rodean son inmensas, cercanas y lejanas", agregó el funcionario, quien afirmó que la seguridad del país es "objetivo" de su vida.
Las palabras de Galant fueron elogiadas por el líder de la oposición, el exprimer ministro centrista Yair Lapid, quien calificó su discurso como "un paso valiente y vital" por la seguridad del país y reiteró que sancionar la reforma equivaldría a un "golpe de Estado".
"El golpe de Estado daña gravemente la seguridad nacional y su función y responsabilidad es detener este peligroso deterioro", argumentó Lapid, quien pidió al gobierno "parar todo" y abrir "conversaciones en la sede de la Presidencia".
También el ministro de Agricultura, el oficialista Avi Dichter, pidió a los diputados del Likud -el partido de Netanyahu- paralizar las reformas hasta el 26 de abril, Día de la Independencia.
En tanto, el ministro de Seguridad Nacional y líder de la ultraderecha religiosa, Itamar Ben Gvir, pidió a Netanyahu destituir a Galant por "rendirse a la presión" de quienes amenazaron con el rechazo a servir voluntariamente en las Fuerzas Armadas.
Esta mañana cerca de un millar de manifestantes, liderados por un grupo de representantes de reservistas del Ejército, se habían concentrado ante la residencia de Galant en protesta a la polémica reforma judicial y amenazaron con dejar de servir a un país que, según ellos, corre el riesgo de convertirse en una dictadura.
Horas después, más de 630.000 personas manifestaron su rechazo a la polémica iniciativa en las calles de las principales ciudades del país, antes de una semana clave marcada por otras disposiciones legislativas y nuevas manifestaciones.
La principal movilización se dio en Tel Aviv, donde unos 300.000 participaron de la convocatoria, según la prensa local.
"Estamos aquí hoy para manifestarnos y unir nuestras voces a las de cientos de miles, millones, de israelíes que apoyan los valores sobre los que este país fue fundado, como la democracia y la tolerancia", declaró un manifestante, que participó de la jornada de protesta en Tel Aviv, a la agencia de noticias AFP.
Decenas de manifestantes irrumpieron en la autopista intraurbana Ayalon para cortar la vía y fueron dispersados con gases lacrimógenos por la Policía, que detuvo a 12 personas.
También hubo manifestaciones importantes en la balnearia Haifa, la sureña Beersheba y en Jerusalén, donde miles de personas marcharon frente a la residencia del presidente.
La reforma ha suscitado críticas incluso fuera del país. El principal aliado de Israel, Estados Unidos, expresó su "preocupación" por la polémica iniciativa.
Netanyahu, que hasta ahora había mantenido un perfil bajo sobre este tema, anunció el pasado jueves que iba a hacer avanzar la reforma, pero que haría todo lo posible para "alcanzar una solución" aceptable, tanto para los partidarios como para los críticos del proyecto.
Sin embargo, la justicia israelí advirtió al primer ministro que no puede intervenir en el proceso de adopción del cambio legislativo, ya que sería "ilegal".
Los parlamentarios israelíes deben votar la próxima semana sobre uno de los elementos centrales de la iniciativa, el cambio en el proceso de nombramiento de los jueces.
El texto ha sido enmendado en comisión para suavizar el contenido con miras a lograr una mayoría más amplia, aún sin el apoyo de la oposición, que hizo oídos sordos al llamado al diálogo lanzado el jueves por Netanyahu.
Con información de Télam