En los dos días de la cumbre del G7, los líderes de los países que son potencia industrial y económica del mundo comenzó con la guerra de Ucrania en la agenda, un nuevo paquete de sanciones contra Rusia y, también, cuenta con la sorpresiva llegada del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, cuya participación estaba prevista por videoconferencia. Con ocho países invitados -y sólo uno latinoamericano entre ellos-, los mandatarios trazan definiciones sobre el uso de la inteligencia artificial, el cambio climático, la inseguridad alimentaria y los roles geopolíticos más allá del conflicto bélico que impacta a nivel internacional.
Además del conflicto en Ucrania también estarán entre los asuntos principales de la cita la relación con China, la seguridad global y la intención del grupo de afianzar lazos con el Sur Global, el conjunto de países en vías de desarrollo.
Con este objetivo, los líderes de Australia, Brasil, Comoras, Islas Cook, India, Indonesia, Corea del Sur y Vietnam fueron invitados por el primer ministro japonés, Fumio Kishida, anfitrión del evento. Para abordar el ascenso de las naciones del Sur Global, incluidas muchas antiguas colonias de potencias occidentales con puntos de vista variados y vínculos con Rusia y China, el G7 ofrecerá a estos países más apoyo en salud, seguridad alimentaria e infraestructura para desarrollar vínculos más estrechos.
Las definiciones sobre Rusia y la guerra
"Hemos reafirmado nuestro compromiso en hacer frente común contra la guerra de agresión ilegal, injustificable y no provocada de Rusia contra Ucrania", declararon los jefes de Estado y de gobierno del grupo de las principales países industrializados. En ese marco, Zelensky llegó a la isla desde Yeda, Arabia Saudita -donde asistió a la cumbre de la Liga Árabe-, en un avión cedido por Francia.
"Japón. G7. Importantes reuniones con socios y amigos de Ucrania. Seguridad y mayor cooperación para nuestra victoria. Hoy, la paz estará más cerca", escribió en sus redes sociales. Ni bien arribó (3.30 de Argentina, 15.30 hora local), logró encuentros con los primeros ministros de Japón, Fumio Kishida; de Reino Unido, Rishi Sunak, y de Italia, Giorgia Meloni, consignó la agencia de noticias Europa Press.
Todos ellos tuvieron como tema común el desarrollo de la guerra en Ucrania y, en particular con Meloni y Sunak, el agradecimiento de Zelensky a los países europeos por su decisión de entrenar pilotos ucranianos en aviones de combate de cuarta generación, entre ellos los F-16, con vistas al posible envío a Kiev de estos aparatos.
El mandatario ucraniano, además, consiguió su primera cita con el primer ministro de la India, Narendra Modi. Su país comunicó a Rusia su preocupación por el conflicto, pero mantiene su neutralidad e incluso profundizó sus relaciones con Moscú, al que le sigue comprando material militar y grandes cantidades de crudo, pese a las sanciones internacionales.
Zelensky, además, se encontrará con sus par de Estados Unidos, Joe Biden; y se prevé una reunión con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que brega por la conformación de un grupo de países no alineados para conseguir el fin del conflicto armado, que ya lleva más de un año.
En una muestra de apoyo hacia Ucrania, desde el G7 se emitió un nuevo paquete de sanciones contra Rusia que incluye restricciones a las exportaciones de bienes "críticos para Rusia en el campo de batalla", así como medidas contra entidades acusadas de llevar material al frente en beneficio de Moscú. Esto reduce aún más el perímetro de las exportaciones al país gobernado por Vladimir Putin, con el objetivo de seguir asfixiando la capacidad manufacturera de Moscú, a la espera de que eso tenga un efectos sobre su industria de defensa.
Bruselas calcula que las restricciones ya adoptadas redujeron en un 55% las exportaciones a Rusia (unos 50.000 millones de euros anuales) y más del 60% de las importaciones (unos 90.000).
China y G7
La tensión y escalada que enfrenta a China y Estados Unidos, también estuvo entre los principales asuntos que abordaron los mandatarios. En ese sentido, en un comunicado sostuvieron que "relaciones constructivas y estables" con el gigante asiático, pero advirtieron sobre sus "actividades de militarización" en la región de Asia y el Pacífico.
"Estamos dispuestos a construir relaciones constructivas y estables con China, reconociendo la importancia de comprometernos con franqueza y expresar nuestras preocupaciones directamente a China", manifestaron y señalaron que sus "enfoques políticos no están diseñados para dañar a China", así como aclararon que no buscan "frustrar el progreso económico y el desarrollo" del país, según reportó la agencia AFP.
"Llamamos a China a dialogar con nosotros, incluso en foros internacionales, sobre temas como la crisis climática y la biodiversidad", dijeron y, al mismo tiempo, reafirmaron su "oposición" a cualquier "militarización" china en la región Asia-Pacífico, asegurando que no existe "fundamento jurídico" para las "reivindicaciones marítimas expansivas" de China. En la nota, abordaron a todos los temas que giran en torno a China, ya que también se ocuparon de hacer referencia a la "paz y la estabilidad" en el estrecho de Taiwán como "indispensable" para la seguridad mundial.
En otro apartado, instaron a Beijing a "presionar" a Rusia para que cese la "agresión" contra Ucrania.
El papa Francisco habló de un "clima de miedo"
El papa Francisco pidió "no subestimar los efectos del clima de miedo y desconfianza que genera la mera posesión" de armas nucleares, en un mensaje a los líderes del G7 reunidos en la ciudad japonesa de Hiroshima, blanco de una bomba atómica lanzada por Estados Unidos en 1945 que mató a unas 140.000 personas.
"Hiroshima, como 'símbolo de la memoria', proclama con fuerza la inadecuación de las armas nucleares para responder eficazmente a las grandes amenazas actuales para la paz y garantizar la seguridad nacional e internacional", afirmó el Pontífice en una carta al obispo de esa ciudad nipona, Alexis-Mitsuru Shirahama. "No hay más que pensar en el catastrófico impacto humanitario y medioambiental que se derivará del uso de armas nucleares, así como el despilfarro y la mala asignación de recursos humanos y económicos que conlleva su desarrollo", agregó.
"Tampoco debemos subestimar los efectos del clima de miedo y desconfianza que genera su mera posesión, que compromete el crecimiento de un clima de confianza mutua y diálogo. En este contexto, las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva representan un multiplicador de riesgo que sólo ofrece una ilusión de paz", apuntó. Dentro del G7 hay dos países poseedores de armas nucleares, Estados Unidos y Francia, mientras que a esta cumbre en Hiroshima fue invitado India, que también cuenta con un arsenal de este tipo de armamento.
Francisco, que visitó Hiroshima en 2019, calificó la elección de este lugar para la cita de "particularmente significativa" dada "la continua amenaza del uso de armas nucleares".
Brasil, el único latinoamericano invitado
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, es el único latinoamericano invitado a la cita en Japón. El mandatario llegó a la isla con varias propuestas bajo el brazo: el plan para crear un grupo de paz de países no alineados para trabajar por el fin de la guerra en Ucrania; así como para hacer énfasis en los dos de los ejes que hacen a su programa de política interna y externa como es la seguridad alimentaria y la crisis climática.
Lula, además, en su primer discurso se ocupó de ser la voz de los países en desarrollo y apuntó contra los organismos multilaterales occidentales que asfixian a las economías más pequeñas: "El endeudamiento externo de muchos países, que victimizó a Brasil en el pasado y hoy destroza a Argentina, es causa de una flagrante y creciente desigualdad, y requiere un tratamiento del FMI que considere las consecuencias sociales de las políticas de ajuste", afirmó Lula durante el primero de sus dos discursos en la sesión plenaria, ante los líderes de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania y Japón.