Mientras se espera nueva fecha para reactivar el diálogo de paz y novedades sobre el acercamiento entre los gobiernos de Rusia y Ucrania, en el campo de batalla la situación es cada vez peor. Al menos ocho personas murieron este lunes cuando un centro comercial en el centro de Kiev y las viviendas colindantes quedaron completamente destruidas por un bombardeo ruso, el mayor lanzado contra la capital ucraniana desde el inicio de la invasión que este jueves cumplirá un mes.
"Una batería de lanzacohetes múltiples ucranianos y una base de almacenamiento de sus municiones fueron destruidos con armas de precisión de largo alcance en la noche del 21 de marzo, en un centro comercial que no estaba operativo", anunció el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado, luego de los ataques contra el centro comercial de Retroville, en el densamente poblado barrio de Podil, cercano al centro de Kiev. Los ataques sacudieron el este de la capital ucraniana y destruyeron tanto el edificio como los alrededores, incluidos estacionamientos contiguos y los automóviles estacionados, según Télam.
Entre los escombros yacían un grupo de cadáveres en el suelo con sus pies desnudos sobresaliendo del plástico negro con el que habían sido cubiertos bajo un toldo del que colgaban grandes carteles publicitarios. Eran todos de hombres con equipamiento militar, dos de ellos semidesnudos, lo que sugería que probablemente estaban durmiendo allí cuando se produjo el bombardeo, narraron periodistas de la agencia de noticias AFP en el lugar. La onda expansiva además pulverizó los vehículos estacionados en el lugar y dejó un cráter abierto de varios metros de largo frente al edificio de diez pisos, que quedó carbonizado.
Tras esos ataques, el gobierno de Kiev decidió anunciar un nuevo toque de queda que comenzó hoy y terminará el miércoles a la mañana. "Los comercios, farmacias, estaciones de servicio, establecimientos no estarán abiertos mañana", precisó el alcalde Vitali Klitschko, reiteró que las fuerzas rusas están rodeando la ciudad y avanzan sobre las afueras, y agregó: "Pido a cada uno de ustedes quedarse en casa o en refugios en el momento en que suenen las sirenas".
En el sureste del país, en la estratégica ciudad portuaria de Mariupol, en tanto, el ultimátum lanzado el domingo por Rusia solo generó indignación entre las autoridades ucranianas, quienes tildaron de "delirio" el pedido de rendición a cambio de la apertura de tres corredores humanitarios que permitan la salida de más de 300.000 habitantes que hace más de una semana están encerrados casi sin luz, agua y teléfono en medio de una campaña constante de bombardeos aéreos.
"Enviaron la misma carta a la ONU, al Comité Internacional de la Cruz Roja y esperaban que las organizaciones internacionales reaccionaran y comenzaran a presionar a Ucrania. Esto no sucederá. El CICR y la ONU entienden que es una manipulación de Rusia y que está tomando personas como rehenes", aseguró la viceprimera ministra y jefa del Ministerio de Transportes y Comunicaciones de Ucrania, Iryna Vereshchuk, al diario Ukrayinska Pravda ante la exigencia de Moscú.
La ONU estimó que al menos 14.000 personas murieron entre 2015 y 2021 en la guerra separatista entre las Fuerzas Armadas ucranianas y milicias pro rusas en las provincias orientales de Donetsk y Lugansk, en la frontera con Rusia. En tanto, calculó que 900 civiles fallecieron en todo el país desde el inicio de la invasión, hace más de tres semanas. El gobierno ucraniano, en cambio, sostiene que las víctimas fatales ya se cuentan por miles, entre ellas, más de 2.000 dentro de Mariupol.
Mientras ambos bandos reconocen que la situación humanitaria está deteriorándose con rapidez -la ONU estimó que 10 millones de los 44 millones de habitantes de Ucrania ya abandonaron sus casas para escapar de la violencia-, el frente diplomático se mantiene muy activo, aún si no hay novedades de la mesa de negociación.
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El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, le pidió a la Unión Europea (UE) que congele por completo su comercio con Rusia. "Ningún euro para los ocupantes, ciérrenle todas sus puertas, no le envíen sus bienes, rechacen los recursos energéticos", exigió en un video en la mensajería Telegram. Inmediatamente, el Kremlin respondió advirtiendo que un eventual embargo de sus exportaciones de energía a Europa afectaría "a todo el mundo".
En tanto, el gobierno de Estados Unidos advirtió que las relaciones ruso-estadounidenses "al borde de la ruptura". Rusia convocó al embajador estadounidense en señal de protesta después de que el presidente Joe Biden calificara al líder ruso Vladimir Putin de "criminal de guerra" por la invasión de Ucrania. "El 21 de marzo, el embajador de Estados Unidos, John Sullivan, fue convocado al Ministerio de Exteriores de Rusia y se le entregó una nota de protesta en relación con las recientes declaraciones inadmisibles del jefe de la Casa Blanca, Joe Biden, sobre el presidente de Rusia", comunicó.