Segunda vuelta en Guatemala: qué se juega en el país centroamericano

Bernardo Arévalo y Sandra Torres se enfrentan este domingo en un escenario marcado por la intromisión judicial contra el preferido, Arévalo del Movimiento Semilla. 

20 de agosto, 2023 | 03.09

El balotaje de este domingo en Guatemala llega tras dos meses en los que los sectores de poder buscaron trasladar la disputa electoral de las urnas a la Justicia. Bernardo Arévalo, el favorito de las encuestas al que un juez ya advirtió que continuará con su hostigamiento, se enfrentará con su fuerza Movimiento Semilla con la ex primera dama Sandra Torres de Unión Nacional de la Esperanza (UNE).

Para muchos guatemaltecos, los intentos por inhabilitar al partido de Arévalo desnudaron la intención de mantener el status quo de lo que en el país se conoce como el “pacto de corruptos”, una alianza de intereses entre el establishment político, empresarial y judicial. “Se está jugando la permanencia de este sistema corrupto contra una pequeña esperanza que va a ser un cambio, al menos en la presidencia”, reflexionó ante El Destape el dirigente universitario, Camilo García.

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El panorama después de la segunda vuelta

Tras la segunda vuelta, la primera respuesta fue el accionar judicial. A la semana de los comicios, la Justicia penal quiso suspender la personería de Semilla y dejó en vilo si podría participar o no del balotaje. Desde entonces hasta ahora, el asedio no cesó. Hubo allanamientos, órdenes de detención y amenazas contra sus dirigentes que se articulaban con la posición de la campaña de Torres. Todo esto tuvo como respuesta una gran movilización en las calles en apoyo a Arévalo.

La embestida judicial estuvo a cargo, entre otros, del juez Fredy Orellana, que -en el mismo mes- entró en la lista de “actores corruptos y antidemocráticos” emitida por Estados Unidos. “Socavó los procesos o las instituciones democráticas al autorizar cargos penales sin fundamento y con motivaciones políticas contra periodistas que estaban ejerciendo su libertad de expresión protegida por la ley guatemalteca”, argumentó el documento del Departamento de Estado, según se puede ver en una publicación realizada por el portal 502

También se sumó el fiscal especial Contra la lmpunidad (FECI) –que logró desactivar las investigaciones por sobornos contra el presidente, Alejandro Giammattei, en 2021-, Rafael Churrinche, quien a dos días de las elecciones avisó que después del 20 de agosto podría revisar la suspensión de Semilla y hasta advirtió a la prensa guatemalteca que podría haber arrestos.

El politólogo y coordinador de relaciones institucionales de Plaza Pública, Wolfgang Ochaeta Aguilar explicó a El Destape que sobre esa matriz se configuró un voto “no ideológico” sino de “un hartazgo de la población del modelo político, que algunos académicos y analistas en Guatemala y Centroamérica llaman ‘narco Estado guatemalteco’”. De ahí, la preferencia por el actual diputado Arévalo, que levantó las banderas de la anticorrupción.

El lugar de las juventudes

Las juventudes –de 18 a 25 años- son la porción más amplia del electorado guatemalteco que puede llegar a definir las elecciones de este domingo. Representan el 16% del total de 9.361.068 de personas habilitadas para votar. Como para dar un mini panorama de la situación del país, Guatemala tiene una población de poco más de 17 millones, con una tasa del trabajo informal del 71,1% y una de homicidios de 17,3 sobre 100.000 habitantes, según los datos oficiales a febrero de este año. El 43,8% del total de la población es indígena y afrodescendiente.

En la primera vuelta, el lugar de las juventudes fue fundamental: Semilla logró concentrar su voto en los centros urbanos, arrasó en el área metropolitana y en zonas en donde predomina la población de entre los 25 y los 28 años. Para Ochaeta Aguilar es porque Semilla es un partido pequeño en términos de organización, pero “está siendo apropiado por el movimiento social”. La muestra estuvo en que fueron las y los jóvenes de la Universidad de San Carlos (Usac) los primeros en salir a denunciar las maniobras del Poder Judicial contra el partido de Arévalo.

La razón que les llevó a las calles -explicó a este medio David L (pidió no publicar su apellido), de la organización El Sancarlista- fue “la defensa de la democracia”. Su análisis es que “el alzar la voz” les “quitó el temor de continuar bajo la red de la corrupción ya instituida”. La red entre las juventudes ya estaba conformada desde hace tiempo: heredaron la resistencia hecha cuando se expulsó a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) de la ONU, estuvieron al frente de la caída por corrupción del ex presidente Otto Pérez Molina, en 2015, y se opusieron al fraude que hace un año llevó al rectorado a Walter Mazariego, señalado como parte de la estrategia del oficialismo para acumular poder en el Estado.

“En las manifestaciones ponemos en juego nuestra libertad y bienestar físico, pero es un mal que es necesario perder a cambio de la democracia de la nación, entendiendo que también nos jugamos el futuro y nuestros derechos en caso de que se dé un régimen autoritario. Lo que podemos perder serían nuestras garantías constitucionales y derechos”, dijo David, quien prefirió resguardar su identidad por su seguridad.

La denuncia estudiantil no es exagerada. Camilo García tiene 23 años, estudia química y es el representante estudiantil de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia de la Usac. Pero desde febrero, tanto su derecho como representante como el de estudiar le están vedados. Denunció un fraude en las elecciones del rector, lo persiguieron y lo echaron de la universidad.

El caso no es menor. La universidad como órgano autónomo tiene voto en la elección del fiscal general de la nación, en el nombramiento de magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Constitucional y la Contraloría General de la Nación, entre otros cargos públicos.

Para él, igual que para David, lo que se juega es “la permanencia del sistema corrupto que se ha mantenido a lo largo de los años contra una pequeña esperanza, por lo menos para el cargo de la Presidencia. Si se logra este domingo, va a necesitar mucho apoyo de la juventud y de la población en general”, indicó. Y si Arévalo no gana, pronosticó, “va a permanecer la violación a los derechos humanos, las faltas contra la libertad de expresión de los periodistas y la criminalización arbitraria o invención de cargos contra personas que se manifiestan”.

Ochaeta Aguilar coincidió y fue contundente. Ante la consulta de qué se juegan les jóvenes, la respuesta fue: “El exilio.” “Si pasa algo extravagante el domingo, lo que vemos es un avance completamente autoritario y la terminación de los derechos civiles y políticos disfrazados de proceso legal”, advirtió el politólogo. Aunque algo de eso ya está sucediendo en realidad. Integrantes del Poder Judicial que velan por los derechos humanos, periodistas y estudiantes ya tuvieron que irse del país. Camilo, para ejemplo, contó al menos diez personas a su entorno que ya debieron salir para resguardar su seguridad y continuar sus estudios.

Cómo llegan Arévalo y Torres al balotaje

La persecución contra Arévalo no hizo más que afianzarlo en su lugar de favorito. El candidato que obtuvo el 11,7% de los votos frente al 15,8% de Torres, llega con hasta un 60 por ciento de la intención de voto, el doble que su contrincante.

Arévalo habló ante una multitud en Ciudad de Guatemala en su acto de cierre: “Esta campaña es un humilde recordatorio no de lo que un político puede decir, sino de lo que un pueblo le puede confiar”, proclamó ante los cientos de personas que llevaban flores en sus manos. En este último tramo, presentó su plan de gobierno para los primeros 100 días, que basó en el último presupuesto aprobado en unos 114 millones de dólares y que, según señaló Ochaeta Aguilar, podría utilizar “sin pasar por el Congreso” gracias a un mecanismo “sin candados” que el mismo oficialismo creó para tener más flexibilidad en la designación de las partidas. 

Son tres los temas clave a los que apunta: acceso a la salud reproductiva y nutrición, dado que en el país 5 de cada 10 niños tienen desnutrición crónica. La limpieza de las cuentas nacionales y, por último, el llamado a un gran diálogo nacional. Es que, en caso de llegar a la Presidencia, el escenario no es fácil. En el Congreso, Vamos –la fuerza de Giammattei- cuenta con 39 escaños; UNE con 28 y, Movimiento Semilla con solo 23 escaños. Algunos sondeos, dijo Ochaeta Aguilar, determinan que Semilla podría lograr una alianza de un 40 por ciento del Legislativo, con el apoyo de un total de entre 50 y 52 diputados.

Torres, en cambio, no cerró con el mismo escenario optimista. Según el portal Plaza Pública, la campaña de Torres se desdibujó con el correr de los días y en sus actos la presencia mermó de manera contundente. La ex primera dama durante el Gobierno de Álvaro Colom asegura que logró apoyo de 250 de los 352 alcaldes que tiene el país y cuya mayoría fue conseguida por candidaturas de Vamos. De la mano del oficialismo, llevó sus propuestas a los territorios campesinos e indígenas, en donde su imagen es positiva por las políticas que emprendió durante los años que ella misma definió como de “co-gobierno” con planes como el de “bolsa solidaria” para los sectores en situación de vulnerabilidad social y que promete repetir.

Para polarizar, Torres se salió del discurso socialdemócrata con el que había encarado sus dos anteriores intentos de conquistar la Presidencia. “Defender la familia, los principios y valores de nuestro país, a la niñez que no vayan a llevar ideologías extranjeras y agendas importadas para querer ideologizar a nuestros niños. Eso no lo voy a permitir”, dijo en una de sus últimas recorridas. A ella, precisó Ochaeta Aguilar, la acompañan una combinación de fuerzas que participación del llamado “pacto de corruptos”: “Posiciones oligárquicas de ultraderecha con el agregado de ex militares anticomunistas con algunos ex paramilitares que ahora son jefes de carteles del narco, que empezaron a ocupar espacios políticos y lavar dinero para montarse sobre una serie de privilegios”.

Para el analista, todo ese engranaje, aunque poderoso, no necesariamente va a funcionar: “La población está consciente de que tiene que iniciar el desplazamiento de estas estructuras, veremos si se lo permiten a Semilla, que lo que propone es empezar a zanjar la desigualdad enorme que tiene el país”.