Estados Unidos manifestó hoy su preocupación por la inseguridad en México, tras una serie de ataques que dejaron una docena de muertos y comercios destruidos en el país, y advirtió que la violencia "enfría" la inversión estadounidense en el vecino del sur.
"La seguridad es más fundamental que los otros temas de inquietud que son difíciles, incluso el TMEC", dijo en conferencia de prensa el embajador estadounidense en México, Ken Salazar, en referencia al acuerdo comercial que también integra Canadá y las objeciones planteadas por Washington y Ottawa a la política energética mexicana.
"Esas cosas se pueden resolver y se van a resolver, pero si no tenemos resultado en la seguridad todo sigue temblando", sentenció Salazar.
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Tras los atentados ocurridos la semana pasada en varios estados mexicanos, incluidos los fronterizos Chihuahua y Baja California, los consulados estadounidenses de Guadalajara (centro) y Tijuana (norte) emitieron alertas de seguridad y pidieron a sus empleados mantenerse resguardados.
Los ataques, perpetrados contra civiles y comercios, dejaron una docena de muertos, entre ellos un menor de 12 años y un locutor de radio baleado durante una transmisión en vivo en la fronteriza Ciudad Juárez.
El gobierno mexicano calificó esos actos como "propaganda criminal" en respuesta a los golpes que las fuerzas de seguridad asestaron a las mafias y mermaron su capacidad.
Los hechos violentos ocurrieron, además, en Jalisco (oeste), Guanajuato (centro) y Michoacán (oeste).
Según alertó el embajador estadounidense, que rechazó calificar los ataques de "terrorismo", este clima de inseguridad "enfría la inversión" en México, y no solo la de Estados Unidos, sino la de otros países.
A su juicio, estos actos de "inseguridad real" tienen "consecuencias gravísimas para el pueblo que se afecta", consignó la agencia de noticias AFP.
"Lo que pasó este fin de semana no debería de pasar (...), los pueblos tienen el derecho de vivir sin miedo", defendió.
Tras las agresiones, el Gobierno mexicano reforzó la seguridad en Ciudad Juárez y Baja California -donde está Tijuana- con cientos de militares.
El lunes pasado, un vocero del Departamento de Estado en Washington dijo que trabajan "muy de cerca" con las autoridades mexicanas para evaluar la situación en Baja California, un destino muy concurrido por ciudadanos estadounidenses.
México está envuelto desde 2006 en una espiral de violencia ligada al crimen organizado, que deja unos 340.000 muertos.
Con información de Télam