Mientras Estados Unidos advierte sobre supuestos peligros de las inversiones chinas en Latinoamérica, China avanza en sus vínculos comerciales, económicos y políticos en la región. En las últimas dos décadas, el país asiático se ha convertido en el primero y segundo socio comercial de varios países vecinos, como es el caso de Brasil o Chile y avanza en proyectos de inversión, en medio de un mundo en mayor tensión, más inseguro y armado. ¿La disputa es por Latinoamérica, por sus recursos o estamos frente a un cambio de hegemón o de nuevo orden mundial?
En el 2009, China reemplazó a Estados Unidos como el principal socio comercial de Brasil, la economía latinoamericana más grande. Un hecho que en perspectiva, se puede analizar como un primer paso de la llegada del país asiático que busca fortalecer los lazos desde hace al menos dos décadas, no solo como importador y exportador, sino también como inversor con proyectos gigantescos de inversión en infraestructura. Algo que desde los gobiernos estadounidenses miran con recelo.
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Advertencias
"Esta región está llena de recursos y me preocupa la actividad maligna de nuestros adversarios aprovechándose de eso. Pareciera que están invirtiendo cuando en realidad están extrayendo", sostuvo la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson. Esta misma semana, el asesor especial para América Latina del presidente Joe Biden, Juan González, advirtió que esas inversiones tienen “un costo político” y habló de las desventajas del sector privado norteamericana con respecto al “fondo soberano chino”.
Las advertencias de los funcionarios estadounidenses se hacen particularmente con respecto al litio, dado que Bolivia, Argentina y Chile tienen más del 50% de las reservas de todo el mundo, mineral clave para baterías, autos eléctricos y celulares. Es por eso que cuestionan no solo que empresas chinas puedan inmiscuirse directamente en la explotación del recurso, sino que también critican proyectos de inversión en infraestructura, como el megaproyecto de la Ruta de la Seda.
Un vacío
Hay analistas que sostienen que desde hace décadas Estados Unidos solo ha mirado a la región como su patio trasero y que después de la injerencia de las dictaduras militares, no ha prestado atención a Latinoamérica. En un marco de competencia mundial con China, ese interés se habría revitalizado en tanto zona de influencia y competencia con Beijing, quien desde que publicó el primer libro blanco en 2008 ha demostrado interés en esta zona.
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“En general estoy de acuerdo con la idea de que a Estados Unidos le interesa la región o se viene interesando en la medida que China avanza; sin embargo, sí es importante que Estados Unidos en las últimas dos décadas le ha prestado poca atención a la región creando un vacío tal que China ha llenado ese espacio. No solo por el sector público chino sino también por el privado y están invirtiendo en casi todos los rubros de la región”, explicó a El Destape, el profesor de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de la Florida, Eduardo Gamarra.
En sintonía con el planteo del asesor presidencial de Biden, el especialista apunta a las diferencias que hay entre los sectores empresariales de ambos países: “La relación entre el gobierno de Estados Unidos y la empresa privada norteamericana no es tan estrecha como la relación entre las empresas chinas y el gobierno chino. Por lo que la presencia privada en la región se encuentra en desventaja competitiva con las empresas chinas que están por doquier en la región”.
Un mundo multipolar
“A China no le interesa ni ocupar el territorio a nadie ni expandirse, China no se basa en el expansionismo. Esa es la fortaleza del nuevo orden mundial que se avecina, que ya no va a ser un hegemón quitando a otro hegemón, a China no le interesa ser hegemón, quiere un mundo multipolar”, aseguró a El Destape, el politólogo e internacionalista de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, República Dominicana, especializado en el país asiático, Luis González.
El especialista hace referencia a los cuestionamientos que se hacen desde Estados Unidos sobre el accionar de China y las supuestas trampas que envuelven sus inversiones en infraestructura. Como también cuestiona los préstamos del país asiático a gobiernos de África, continente envuelto en grandes deudas con el ejecutivo de Xi Jinping, pero también con organismos como el Fondo Monetario Internacional.
Para Luis González, la disputa de las potencias en la región tiene de fondo el avance de China en varios campos, y la competencia para Estados Unidos en materia de conocimiento es principalmente por la telefonía móvil 5G. Además, suma otra arista con respecto a las inversiones: “Ya se han adherido más de 22 países a la Franja de la Ruta de la Seda y hay muchísimos proyectos, no hay ninguna respuesta real de Estados Unidos con respecto a una respuesta similar de infraestructura para el desarrollo, gran parte de América Latina lo está apoyando y el debate entre autoritarismo y libertad es para confundir, es doble moral”.
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El megaproyecto de la Ruta de la Seda, lo dio a conocer el mandatario, Xi Jinping, en 2013 en una gira por países centrales y del sudeste asiático. El plan prevé invertir no solo en las viejas rutas a las que hace referencia su nombre y que unía a Asia con Europa y África, sino lograr vincular a todos los continentes del mundo a través de inversiones de infraestructura, como pueden ser rutas o puertos, entre otras obras.
Al megaproyecto ya se han adherido más de 120 países en todo el mundo, y en la región ya hay varios proyectos chinos de infraestructura en marcha. Una mejor conexión facilitaría las vías de intercambio, y ya son varios los estudios que vaticinan que el comercio entre América Latina y el Caribe con China, se duplicará en menos de 15 años.
¿Sin trampas?
“Las relaciones sino-latinoamericanas y caribeñas se caracterizan por la igualdad, beneficios mutuos, innovación, apertura y beneficios a los pueblos, las cuales tienen como propósito cooperar por las ganancias compartidas y el desarrollo en común. La cooperación China América Latina y el Caribe no apunta contra ninguna tercera parte sino resguarda los intereses comunes en desarrollo, en fomento de la colaboración sur sur y la comunidad de futuro compartido de la humanidad”, aseguraron a El Destape fuentes de la embajada de China en Argentina.
En esa línea, la coordinadora del Centro de Estudios Chinos IRI-UNLP, Co-coordinadora del Grupo de Trabajo de CLACSO China y el mapa del poder mundial, Maria Francesca Staiano, afirmó a El Destape: “La idea de una cooperación que tiene China, sobre todo con los países hermanos del sur global, se basa en una idea de desarrollo común, de ganar de las relaciones. La mirada de China es de larguísimo plazo. Sale de esa dinámica de aprovechar de ciertos países y después abandonarlos, la dinámica no es generar alianzas y enemistades. La puja no es solo entre dos países, sino entre dos maneras de entender el mundo y las relaciones futuras”, agregó Francesca Staiano.
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Sin embargo, analistas más críticos con China como el profesor investigador de estudios latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, Evan Ellis, escribió en un artículo que el “lenguaje encantador de camaradería ‘ganar-ganar’, ‘Sur-Sur’ no debe distraer a la región de la realidad de que la República Popular China y sus entidades también persiguen objetivos, incluida la captura de la mayor parte del valor agregado en la oferta”.
El especialista hace un recuento de incrementos de inversiones en materia de transmisión y distribución de electricidad, generación de energía renovable (hidroeléctrica, eólica, fotovoltaica e incluso nuclear) y en telecomunicaciones y servicios en la nube (incluidos Huawei, ZTE, Xiaomi y Oppo), entre otros. Además de la disputa por las inversiones, los vínculos comerciales, la influencia política, también se suma la monetaria, en un contexto de guerra que dejó expuesta una fuerte crítica de la mano de los BRICS sobre la dependencia del dólar en el mundo. Países como Rusia, pero también como Brasil y Argentina han comunicado su intención de intercambiar algunas materias primas en yuanes o monedas locales.
La disputa en un mundo más inseguro
La disputa entre Estados Unidos y China, se da además en un mundo más inseguro y más armado. En 2022, el gasto militar mundial se incrementó un 3,7% con respecto al anterior, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés). “Hay tres factores que lo explican, el aumento del gasto en Rusia y Ucrania; la reacción a la invasión de los países europeos y el mayor gasto de los países del Este de Asia”, detalló a El Destape, el Doctor en Economía por la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, y miembro de SIPRI, Nan Tian.
Si bien Estados Unidos destina tres veces más financiamiento que China en gasto militar, según SIPRI, el dato es que el país asiático asignó un monto de 292.000 millones de dólares, lo cual supone un 4,2% más que el año anterior. Es decir, que su aumento fue notorio de un año a otro. Y no solo eso, si se mira el gasto en una década del gobierno de Xi Jinping, se ve que en una década incrementó en un 63% su gasto militar.
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“Estamos en un mundo más inseguro, más armado, en el que se reintroduce el dilema de seguridad. Por lo tanto y esto te lo dicen todas las proyecciones de defensa hacia los próximos años, estamos lejos de poder pensar en un punto de equilibrio donde se pueda estabilizar y tener una etapa donde se pueda firmar un tratado de fuerzas convencionales y tener un tope tecnológico y en cantidad”, explicó a El Destape, el profesor de Relaciones Internacionales de la UCEMA y de la UBA, Juan Battaleme, quien también destacó el aumento del gasto militar europeo, que obtuvo niveles que no se veían desde la Guerra Fría.
La región es testigo de la gran disputa por el poder entre Estados Unidos y China, en un contexto de un mundo más armado e inseguro. Una zona que ya conoce el accionar de organismos como el FMI, con índices críticos de pobreza tras la pandemia, no parece tener muchas opciones al momento de elegir inversiones. La dudas acerca de si realmente una potencia como el país asiático puede tener como interés el desarrollo común, solo se sabrá en el andar y todo indica que Latinoamérica y Caribe ya pactó iniciar ese camino. El tiempo, algo que los chinos valoran bien, dirá.