Fredy Rivera sobre la crisis en Ecuador: "Sin recursos, el Estado es presa fácil de la penetración criminal"

En entrevista con El Destape, el experto en inteligencia y seguridad explicó por qué Ecuador "ofrece condiciones estratégicas" para el crecimiento del crimen organizado y que el presidente Noboa está "cometiendo los mismos errores". Además, criticó las declaraciones del Gobierno argentino.

11 de enero, 2024 | 00.05

La ola sincronizada de fugas y motines carcelarios, atentados con explosivos en decenas de ciudades y pueblos, desde el norte hasta el sur de Ecuador, toma de un canal de televisión en el corazón económico del país, Guayaquil, y las corridas a los tiros por avenidas, shoppings y universidades del miércoles terminó de desnudar el poder que fueron amasando organizaciones criminales y la debilidad del Estado en todos sus niveles y ramas. El mundo ya se había sorprendido cuando un grupo de sicarios mató a un candidato presidencial Fernando Villavicencio a menos de dos semanas de las elecciones y la dirigencia política solo encontró protección en los chalecos antibalas. Cinco meses después y con un flamante Gobierno en el poder, la situación solo empeoró. "Sin recursos, el Estado es presa fácil de la penetración criminal," alertó el investigador y analista de inteligencia y seguridad de Flacso Ecuador, Fredy Rivera Vélez. 

En una entrevista con El Destape, explicó que no se debe hablar de bandas criminales porque ya son "corporaciones criminales" y que por su capacidad de acción y la decisión del presidente Daniel Noboa declarar un estado de excepción, primero y un "conflicto armado interno", después, se trata de "una insurgencia armada". También destacó que el narcotráfico es uno de los problemas principales, "pero no el único". "La minería y la venta ilegal de oro creció mucho en los últimos años", sostuvo. Recordó como el ex presidente Lenin Moreno "despedazó" el sistema de Inteligencia y, luego, su sucesor, el banquero Guillermo Lasso, lo terminó de "aniquilar"; analizó cómo el desfinanciamiento del Estado, la desregulación, la dolarización y los acuerdos de libre comercio crearon "condiciones estratégicas" para que Ecuador se convierta en un paraíso para estas "corporaciones criminales". 

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

El especialista coincidió con Noboa en que, con el estado de situación actual, "las Fuerzas Armadas deben participar de las acciones", pero advirtió sobre que el mandatario "está cometiendo los mismos errores" que sus antecesores, designando a personas no idóneas para los cargos de seguridad e inteligencia claves. Además, describió otro fenómeno que podría tener consecuencias en la etapa que se inicia: mientras los militares son "una de las instituciones con mayor legitimidad" frente a la sociedad, "la falta de liderazgo" de la dirigencia política "es evidente". Aunque se mostró a favor de una cooperación internacional para fortalecer las capacidades del Estado ecuatoriano, rechazó de plano la propuesta de Patricia Bullrich y fue fulminante con el mensaje de la canciller Diana Mondino.

- ¿Cuáles diría usted son los principales factores que explican la crisis actual de seguridad en Ecuador?

- Es una conjunción de varios factores. Por un lado, la situación internacional, específicamente la modificación de nuevos mercados del crimen organizado transnacional, no solo el narcotráfico. Lamentablemente, la academia y los medios narcotizamos todas las agendas exteriores y no es así. Es la principal, pero no la única. Hay una situación internacional que tiene que ver con las ramificaciones, el potente crecimiento de las corporaciones criminales mexicanas y sus contrapartes -sobre todo para nosotros- colombianas. En los últimos años, se diversificaron los mercados de la cocaína, pero también, por ejemplo, los países que compran oro. En Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela hemos tenidos varios problemas con la extracción ilegal de oro, que es un mercado que crece sin parar en los últimos años.

Además, por ser una economía dolarizada hace 23 años, se presta para tener consumos, inversiones, mercados y transacciones en dólares que permiten el punteo, como le decimos. Yo, por ejemplo, puedo abrir una cuenta sin problemas en Panamá. Tan simple como eso. Yo le digo a mi asesor de crédito del banco que lo haga y el tipo me dice: 'Sí, claro', y me pone cuatro condiciones que, como persona natural, son muy fáciles. Otro factor importante que no se suele tomar en cuenta es la pandemia. La pandemia creó un stock enorme de la producción de la cocaína en el sur de Colombia, que es básicamente nuestra frontera. Porque nuestros campesinos siguieron produciendo coca y la narco industria colombiana siguió haciendo lo mismo. Cuando se reabrieron las fronteras, era el peor momento de debilidad estatal de Ecuador. Coincidió con el segundo año del gobierno de Lenin Moreno, quien mediante una serie de medidas torpes, redujo el Estado porque, como ya lo escuchamos antes, era el Estado obeso, el Estado garantista, etc. Destrozó el sistema de inteligencia, eliminó el monitoreo, el control de las prisiones, que se hacía a través del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. El sistema quedó sin control, sin evaluación, sin guía y, por supuesto, sin recursos.

A la par que eso sucedía, con la reapertura de las fronteras, todo ese stock extra de cocaína, no fue para Venezuela porque eso significaba muchos problemas: arreglos de cuentas entre las bandas y las guerrillas en Colombia, etc. En cambio, Ecuador les ofreció condiciones estratégicas de primer orden, como la cercanía. Además, con la mejora de la calidad de la producción de cocaína, se abrieron nuevos mercados, como Europa mediante los Tratados de Libre Comercio (TLC). No se investigaron las consecuencias del aperturismo porque no solo se bajan los aranceles, sino también la capacidad del Estado para controlar la multiplicación de containers que salen por semana. 

- ¿Los TLC no incluyen controles?

- Los TLC con Europa no hablan de reducir controles, solo dicen que habrá muchas más facilidades. El problema acá es un Estado que se ha reducido, se le ha quitado capacidad de control, sus recursos económicos. Por ende, se torpedea la capacidad de planificar, se eliminan las oficinas de fiscalización. Sin recursos, el Estado es presa fácil de la penetración, el despliegue de camuflaje para las corporaciones criminales, que en seguida, mediante amenazas o corrupción, se enquistan en los diferentes niveles, principalmente en la Policía e Inteligencia. En unos años, se comenzaron a ver matanzas en las prisiones -porque rápidamente se pierde el control de ellas- por las disputas por la logística, el almacenaje y las instalaciones de protección de la cocaína que entró en un stock inédito. Ecuador ofrece esas facilidades: un Estado infiltrado con un desarrollo de más de 10 años de infraestructura. Antes las corporaciones criminales tardaban tres días y medio para llegar a Esmeraldas (ciudad portuaria y uno de los focos de la violencia armada), ahora llegan en un día y con controles pagados por la corrupción. Más rápido y más fácil. Todo esto se explica por los desastres que hizo Moreno en su Presidencia y que lo continuó -y empeoró- Lasso.

Un quinto factor son las investigaciones que hizo la fiscal general de la Nación, Diana Salazar, en las que habla claramente de la penetración de las corporaciones criminales en el Estado, pero básicamente de la Justicia: la Corte Suprema y el Consejo Nacional de la Judicatura, cuyo titular hace tres semanas está preso. Esos altos jueces, algunos fiscales y algunos generales de la Policía -uno de ellos fue director general de la división antinarcóticos- también están señalados. Cuando uno habla de ese nivel de infiltración casi casi que habla de una narcopolítica, una línea de investigación que tiene hasta el aval de la embajada estadounidense. Hoy, entre el 65 y el 70% de la cocaína va a Europa, ya no tanto a Estados Unidos y México. Se está combatiendo este mercado, pero también hay tráfico de armas, estupefacientes, tecnología de alta calidad y contrabando de minerales, que incluye, metales preciosos. Hay una diversificación de la economía criminal con un ascenso muy grande de Europa, con disputas no solo de territorios ya, sino también de almacenaje y logística. 

- Parece haber un consenso entre la dirigencia política y social de cerrar filas detrás de los esfuerzos y el decreto de Noboa. ¿Cómo afecta a la declaración de conflicto interno del Gobierno la infiltración en las fuerzas de seguridad y armadas?

- Hay que ser un poco más cauto en el análisis. Yo no soy tan irresponsable como para decir que las Fuerzas Armadas están infiltradas. Son algunos sectores que han sido señalados y se están tomando cartas en el asunto, pero básicamente uno que otro elemento del Ejército y uno que otro elemento de la Armada Nacional, que han sido neutralizados por ahora. El caso más grave es la Policía Nacional. De hecho, la embajada norteamericana hace unos años habló de narcogenerales y les retiró la visa a varios de ellos. ¿Cuál es el mensaje que se emitió de parte del actual Gobierno? Emitió un decreto de emergencia y, es la primera vez que nos pasa, declaró el conflicto interno, que en el fondo quiere decir guerra interna porque el decreto habla de grupos organizados criminales no estatales que combaten al Gobierno. Eso significa que los grupos que aparecen en el decreto son convertidos en objetivos militares y se va a emplear todas las capacidades que tiene el país, acompañado claro del discurso de respeto del derecho internacional humanitario.

Si lo que me preguntas es si esto se va a arreglar, yo creo que no, inmediatamente no. Podría agravarse....la gente se concentró en Guayaquil, pero en el norte del país, donde también hay puerto de salida y entrada hubo ataques con coche bombas, secuestros de policías, etc. Y hay ciudades pacíficas, como Rojas, en el sur del país, donde sucedió lo mismo. Esto quiere decir que fueron actos coordinados y pensados en respuesta a las primeras iniciativas del Gobierno de Noboa. Y también a las investigaciones de la fiscal general, en las que dio un pantallazo de todas las conexiones del Gobierno anterior, los operadores de prisiones y de la Justicia. No soy adivino, pero creo que están tanteando cuál va a ser la respuesta efectiva del Estado.

El principal líder, que se llama Fito, entraba y salía de la prisión cuando le entraba la gana. Aunque desde la cárcel seguía controlando todo. El año pasado había advertido: 'Vamos a llevar a las calles lo que nos está haciendo el Estado'. Una advertencia que, lamentablemente se está cubriendo. Ahora está fugado. Tengo dudas de que la inteligencia opere, a menos que funcione la cooperación de inteligencia que ya está habiendo con Colombia, y lo apresen. Nuestra comunidad de inteligencia fue despedazada por Moreno y casi aniquilada por Lasso, con nombramiento indebidos. Por eso, hoy no tenemos este tipo de herramienta potente.

Noboa está cometiendo el mismo error que antes, nombrar a gente no adecuada para estos puestos. Lamentablemente nombra a una persona experta en marketing pero que de inteligencia estratégica no sabe nada; a una ministra de Gobierno que públicamente dijo que ella no sabía casi nada del tema, y pone a un hombre a cargo de Defensa que es muy popular en las redes sociales como instructor de artes marciales, pero de Defensa...nada. Estamos pagando también el producto de la improvisación. A tal punto es así que la declaración que el presidente tenía que hacer sobre el estado de excepción y las medidas de conflicto interno finalmente la hizo el jefe del comando conjunto de las Fuerzas Armadas. Eso lo tendría que haber hecho el presidente, fue una delegación de hecho de la conducción de la seguridad nacional en manos del jefe del comando. Esto es clarito. La falta de liderazgo político y estratégico es evidente. 

- Usted mencionó a tres presidentes: Moreno, Lasso y ahora Noboa. ¿Se puede seguir hablando de improvisación de la dirigencia política cuando la crisis escaló tanto?

- La dirigencia política está infiltrada, es parte de las estructuras criminales, está clarísimo, no hay que especular mucho. La fiscalía general del Estado lo demuestra, incluso de miembros actuales de la Asamblea que asumió hace poco.

- Pero usted mencionaba que personas no idóneas son designadas para puestos claves de seguridad e inteligencia.

- Lo que ya tenemos es una insurgencia criminal. Los delitos ya están siendo catalogados como actos de terrorismo. Entramos en una fase bien complicada, en la que la insurgencia criminal va a ser respondida con todo lo que tiene el Estado. Ahora, especulando un poco, no creo que haya mucha solución porque estamos frente a un traslado de delegaciones gubernativas a los mandos militares. Estamos en manos de una conducción que, en este caso ya es no política, sino política-militar. 

- En su opinión, ¿esta crisis se soluciona con liderazgo militar?

- No, necesariamente. Porque tenemos otras condiciones que influencian. Las infiltraciones tienen que ser resueltas, por ejemplo, con un proceso de purga fuerte, sobretodo en la Policía Nacional y en la Justicia, y eso no se hace de un día para el otro. Es un proceso que requiere muchísima cooperación internacional. Algo se hizo en Guatemala hace unos años. 

- Y generó una contra reacción muy fuerte en Guatemala que hoy amenaza a la asunción del próximo presidente.

- Exacto, ese es el temor. Cada país tiene su propia realidad. En todo caso, lo que aparece es que la sociedad se equivocó con este jovencito, quien a poco tiempo de asumir...bueno, los errores están allí. A nivel popular, el miedo está presente en la sociedad, los negocios se cierran antes, las aulas funcionan de manera virtual, se hace teletrabajo, hay un éxodo nuevamente muy grande, la tercera ola migratoria más fuerte de Ecuador y ya ni siquiera por temas económicos, sino básicamente por inseguridad. 

- En este escenario, si la conducción militar consigue algún resultado en el corto plazo, ¿podría ganar mayor popularidad que la conducción política?

- Lamentablemente eso ya sucede. La legitimidad de las Fuerzas Armadas es alta, no es como en otros países. Es la primera institución en términos de legitimidad y eso no es de ahora, sino de hace tiempo. Lo que me preocupa a mi es algo que ha estado circulando hace rato: la oposición dice: 'te apoyamos en este momento, pero tienes que emitir rectificaciones', y mucha gente está tirando la propuesta Bukele como una moneda de salvación. Esto está creciendo muchísimo y el propio Noboa ya dijo que se contactó con asesores principales que construyeron la cárcel de máxima seguridad en El Salvador. Esto también genera más polarización en la discusión que ya teníamos entre más garantismo y más punitivismo. Pero con estado de excepción y la declaratoria de conflicto interno se legitima mucho más está última opción.

- Usted habló de cooperación internacional. El Gobierno argentino ofreció enviar fuerzas de seguridad. ¿Cree que esto podría ayudar?

- No, no, para nada. A ningún militar ecuatoriano se le ocurre eso. Ese tipo de ayuda, de presencia de tropas extranjeras, está prohibido. Lo que puede servir es la experticia en, por ejemplo, inteligencia criminal. Asesoramiento y ser parte, como en otros países, de grupos técnica y científicamente muy selectos que ayuden a procesos de investigación y de rediseño de política pública. Eso es otra cosa. Donación de tecnología, con todo gusto, junto con la capacitación y el entrenamiento para utilizarla. 

- ¿Armas? Le consulto porque el Gobierno argentino se muestra muy abierto a cooperar en lo que define como la agenda anti-terrorista regional e internacional.

- Bueno, comienzo por la ignorancia de la ministra Mondino, quien mandó un tuit en el que dijo que apoyaba el Gobierno democrático de Ecuador -muy bien- ante el intento de golpe -acá no hay intento de golpe- de los grupos socialistas narco terroristas...¿Quién la asesora a esta señora? ¿Quién le ha dicho que acá los grupos criminales mafiosos son socialistas? ¿De dónde saca esa idea estúpida? Entonces, empezamos mal. Otra cosa es que las autoridades argentinas ofrezcan ayudar con capacidades de inteligencia. Bueno, entonces, sí gracias. Nos servirían mucho algunos instrumentos que se fabrican en Argentina para la triangulación e interrupción de señales, o una asesoría de la Gendarmería para el fortalecimiento de fronteras, chevere. O unos buenos drones que hacen allá nos vendrían de maravilla, pero no para combatir organizaciones socialistas narco terroristas, por favor. Fue un desacierto. 

- Mucho se discute en América Latina sobre el uso de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interna. ¿Está de acuerdo con la decisión de Noboa de utilizarlas en este momento en Ecuador?

- Sí, en este tipo de contexto, totalmente de acuerdo. Cuando los Chapitos tomaron Cualipán hace unos años y pusieron casi de rodillas al presidente López Obrador, intervino la Marina Nacional y el Ejército. Cuando se fue de las manos la ciudad de Rosario unos años atrás, Gendarmería Nacional con apoyo de la Marina, pero especialmente con apoyo de la Prefectura Naval hicieron un mega operativo. Cuando para el control de extensas áreas con cientos de miles de personas en Río y San Pablo se necesitó la incursión de la Policía Militar y el Ejército militar de Brasil, lo hicieron. Por eso, mi respuesta es sí para ese tipo de situación

- Y, ¿qué sucede después? Vimos en México que López Obrador no consiguió recuperar el control civil de la seguridad interior y terminó ratificando la conducción militar. De la misma manera que se dice que la dolarización es una decisión que no tiene marcha atrás, ¿el uso de las fuerzas militares para tareas de seguridad interna tiene marcha atrás o es un camino que no se puede desandar?

- Desde luego se puede, porque el estado de excepción dura 60 días y hay leyes que ya se aplicaron antes: las Fuerzas Armadas tienen el control y el monitoreo de las infraestructuras críticas o sitios de interés estratégico nacional, por ejemplo, las fronteras, pozos petroleros, refinerías, hidroeléctricas, etc. 

- Pero una vez que la situación se normaliza, ¿la política tiene la fuerza para retirarle ese control, esas prerrogativas y esa influencia a las fuerzas militares? En México, López Obrador lo prometió en campaña y luego, en el poder, no lo pudo hacer.

- No, acá sí se puede hacer. No es que los militares después de esto quedan empoderados, no no. Constitucionalmente, se puede hacer. La pregunta que nos hacemos nosotros es hasta cuándo se puede extender decretos de estados de excepción si los indicadores dicen lo contrario. Ese es más bien el escenario en este caso.

- ¿Se refiere a que los indicadores muestren que ya no se justifica el estado de excepción?

- Exacto, cuando se recuperen los espacios. Personalmente creo que va a ser muy complicado. Hay que recordar una cosa: el presidente y su movimiento no pasan del 20% de la Asamblea Nacional. Entonces, la señal debería ser una depuración rápida, absoluta del sector de la Justicia. Hay que hacer modificaciones rapidísimas y hasta ahora solo la Fiscalía ha hecho cosas, no el Gobierno. La Justicia está completamente separada del Ejecutivo porque cuando Moreno eliminó el Ministerio de Justicia, eliminó a su vez el contacto entre el Ejecutivo y el Judicial. Quien hace ahora ese vínculo es la ministra de Gobierno y ella misma se declaró incapaz de hacerlo.