Los nombres de cinco candidatos aparecerán en la papeleta de las elecciones presidenciales que se celebrarán el domingo en Bielorrusia, pero en los últimos 31 años solo ha habido un ganador.
Alexander Lukashenko, en el poder desde 1994, tiene asegurado un nuevo mandato de cinco años en unos comicios que la oposición en el exilio califica de farsa. La oposición ha pedido a los bielorrusos que marquen una casilla que les permita rechazar a todos los candidatos propuestos.
Lukashenko, de 70 años, se ha presentado a sí mismo como un líder demasiado ocupado trabajando para la nación como para poder participar en una campaña electoral. "Para ser sincero, no la sigo. Sencillamente, no tengo tiempo para ello", dijo la semana pasada a los trabajadores de una fábrica.
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No hay un sucesor claro a la vista para el corpulento y bigotudo líder, que en varias ocasiones ha aceptado y rechazado la etiqueta del último dictador de Europa, y que en los últimos meses ha empezado a liberar de la cárcel a algunas figuras de la oposición en un aparente intento de empezar a reparar las relaciones con Occidente.
Las protestas masivas estuvieron a punto de apartarle del poder tras las últimas elecciones de 2020, cuando los Gobiernos occidentales respaldaron la denuncia de la oposición de que había falsificado los resultados y arrebatado la victoria a su candidata, Sviatlana Tsikhanouskaya.
Las fuerzas de seguridad de Lukashenko detuvieron a decenas de miles de manifestantes, según grupos de derechos humanos, y todas las figuras destacadas de la oposición fueron encarceladas u obligadas a exiliarse.
La votación del domingo se celebra en un país donde los medios de comunicación independientes están prohibidos y bloqueados. El grupo de derechos humanos Viasna, calificado de organización extremista, afirma que hay unos 1.250 presos políticos; Lukashenko niega que los haya.
Ivan Kravtsov, secretario del consejo de coordinación de la oposición en el exilio, admitió que ésta estaba librando una ardua lucha para conectar con los bielorrusos.
"Para la mayoría de la gente, la política no es lo más importante. La supervivencia es lo primero", dijo en una entrevista telefónica.
"Las prioridades han cambiado. En 2020 la gente percibía la campaña como una oportunidad real de cambiar el poder. Ahora, a veces, los líderes de la oposición en el exilio luchan por ser relevantes dentro del país."
Tatsiana Chulitskaya, académica bielorrusa de la Universidad de Vilna (Lituania), afirmó que los cuatro candidatos alternativos a las elecciones no se habían atrevido a criticar al presidente.
"No son candidatos en el sentido normal de esta palabra. Solo están jugando en esta campaña. No compiten con Lukashenko", dijo en una entrevista telefónica.
Con información de Reuters