(Por Hugo Fernando Sánchez, enviado especial).- La película Husek, de Daniela Seggiaro, que desde la ficción aborda la resistencia de una comunidad wichi a adoptar otro modo de vida impuesta por el gobierno a través de un proyecto de viviendas, entró a la Competencia Argentina de la 36ta. edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Agradezco que la película pueda compartirse en un cine, con la gente, dijo la directora, presente en la sala 3 del Complejo Aldrey a las 11 de la mañana con parte del equipo de la película, que informó que la producción es bilingüe, es decir, hablada en español y en Wichí lhamtés, explicó la realizadora sobre la variedad dialéctica que se habla en el Chaco, donde transcurre el relato.
Husek, que participó el año pasado en el festival en Competencia en Tránsito -destinada a producciones latinoamericanas en progreso-, desarrolla una historia que tiene que ver con el choque de una cultura ancestral y el llamado progreso -los temas que abordó también en su opera prima, Nosilatiaj. La belleza-, en donde incluso las buenas intensiones, están atravesadas por complejos procesos individuales y colectivos.
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El gobierno provincial está decidido a avanzar con un proyecto de urbanización que les dará vivienda a los habitantes de una comunidad wichi ubicada en el Gran Chaco, pero los pobladores se niegan a abandonar sus tierras y sobre todo, su estilo de vida.
El relato está centrado principalmente en Ana (Verónica Geréz), la joven arquitecta de la Secretaría de Vivienda y Desarrollo de la provincia, que con la idea rectora de progreso pero cierta sensibilidad para acercarse a los pobladores para saber sus necesidades, inevitablemente entra en conflicto con el organismo al cual pertenece e incluso con su entorno, que forma parte de la clase media acomodada de la capital provincial.
La película entonces, deja en claro que mientras que la maquinaria estatal discute y sobre todo avanza desde el poder y una concepción blanca y occidental del mundo, en la cosmogonía de los pueblos originarios la tierra está vinculada con los ancestros y a su proyección al futuro.
Así lo demuestra a través de lo fantástico, con apariciones fantasmales en momentos claves que dan cuenta de pérdidas y avasallamientos que los wichís tuvieron que soportar, pero que sin embargo, no los doblegaron.
La ambición de Husek de mostrar las diferentes facetas de un problema complejo, también abarca a la propia protagonista como sujeto de diferentes episodios de violencia de género, equiparando sus luchas cotidianas en el ámbito laboral y personal, con los padecimientos de un pueblo que sigue soportando avasallamientos desde hace siglos.
Después de la proyección para los que están disfrutando de manera presencial el festival, fue el turno de desplazarse una cuadras al Paseo Diagonal, en donde en la sala 1 del complejo se proyectó Eles transportan a morte, de Samuel Delgado , Helena Girón, incluida en la Competencia Estados Alterados.
Mientras afuera la tarde se presentaba soñada para todos los que quisieran disfrutar de la playa, el público cinéfilo respondió con convicción, con buena parte de las butacas disponibles ocupada.
Beli Martínez, productora de la película, contó que la película, opera prima de Delgado y Girón, estaba filmada en celuloide y además advirtió seguramente se van a cuestionar algunos datos históricos.
Con la incógnita en el aire sobre la veracidad de lo que se vería en la pantalla, el relato de época está situado en 1492 y la exactitud de la fecha es trascendente, en tanto tiene que ver con la expedición de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, tal como fue bautizado posteriormente al continente americano.
En el filme, las famosas carabelas llevan a tres condenados a muerte a quienes se les da la posibilidad de eludir la ejecución aceptando ser parte de la expedición. Pero dispuestos a torcer una vez más su suerte, los condenados se lanzan al mar para esconderse en las islas Canarias.
En paralelo, en la España continental, una joven mujer salta al vacío desde una risco y su hermana trata de salvarla de sus heridas con una vieja curandera.
Ambas historias, sin conexión aparente, se cohesionan alrededor de la ambición de Cristóbal Colón y de la monarquía de la época. Si los desesperados arriesgan su vida para no ser parte de un proyecto de conquista y de incierto destino para ellos, el suicidio de una mujer representa la soledad de otras miles que vieron partir a los hombres y quedaron solas y en muchos casos, quedaron a merced de la inquisición que las acusó de brujas.
Con algo de la epopeya del cine del alemán Werner Herzog, la naturaleza presente en contraposición a la codicia del hombre como en la obra de Terrence Malick, el relato sin duda hace honor a los lineamientos de la sección Estados Alterados, que selecciona películas que cuestiona las formas y transitan la senda del riesgo.
Y es en ese sentido en que las palabras de la productora de Eles transportan a morte cobran relevancia, porque mas allá del riesgo formal de la puesta, los realizadores de la película van mucho, pero mucho más allá, al torcer los hechos históricos, primero para discutir desde el presente las atrocidades de la conquista y después, para abrir la posibilidad de imaginarse lisa y llanamente la inexistencia del colonialismo. Al menos en esta parte del mundo.
Con información de Télam