(Por Hernani Natale) Melissa Aldana, una de las intérpretes de saxo tenor más importantes del jazz contemporáneo, flamante estrella del legendario sello Blue Note para el que grabó su último disco "12 Stars", llega a la Argentina al frente de su cuarteto para ofrecer el próximo lunes 24 y martes 25 de julio, en doble función, a las 20 y a las 22.45, en Bebop Club, del barrio porteño de Palermo.
La artista nacida en Chile y radicada en Nueva York, graduada en el prestigioso Berklee Collage, estará mostrando junto al pianista Lex Korten, el bajista Pablo Menares y el baterista Kush Abadey el material de esa producción -la primera para Blue Note, pero el quinto de su cosecha personal-, pero además anticipará algunas composiciones que serán parte de lo que será su segundo trabajo para la famosa discográfica que albergó a los más rutilantes nombres del género.
"Estoy muy emocionada de volver a Sudamérica y llevar mi proyecto. Y estar en la Argentina es súper importante para mí porque estuve viviendo en Buenos Aires un par de meses cuando tenía 18 años y me enamoré de la ciudad", expresó la artista a Télam.
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Y amplió: "En Argentina hacen un jazz súper personal y eso es algo que admiro mucho. Hay muchos músicos argentinos increíbles. De hecho, hace poco estuve con Guillermo Klein, que tiene un nivel jazzístico súper alto y ha hecho una música muy personal también, lo cual es muy importante".
No es poca cosa el elogio al jazz local si se tiene en cuenta que proviene de una música que, a pesar de tener solo 34 años, es considerada unas de las mejores intérpretes actuales del saxo tenor, reconocimiento que tuvo su correlato en los Grammy al ser nominada en 2019 como Mejor Solo de Jazz Improvisado por su disco "Visions".
Ocurre que, a pesar de su juventud, Aldana carga ya con una importante historia dentro del género: con padre y abuelo saxofonistas, comenzó a tocar el saxo alto a los seis años, influenciada por figuras como Charlie Parker y Cannonball Adderley, pero cambió al saxo tenor al quedar impactada por el sonido de Sonny Rollins.
Tras un largo peregrinar desde muy chica por clubes de jazz, participó en 2005 del Festival del género que se hace en Panamá, invitada por el pianista Danilo Pérez; se convirtió en la primera mujer y la primera música sudamericana en ganar el Concurso Internacional de Saxofón de Jazz Thelonious Monk; se graduó en el Berklee Collage y fue nombrada profesora del Departamento de Estudios de Jazz del New England Conservartory.
Así fue que Blue Note posó su atención en ella, lo cual dio vida a "12 Stars", el trabajo que la unió artísticamente a otro gigante del jazz actual, el guitarrista noruego Lage Lude -admirado nada menos que por Pat Metheny-, y que estará mostrando en esta visita a Buenos Aires
Poco antes de arribar al país, desde su residencia en Queens, Melissa Aldana habló con esta agencia acerca de su última producción, reflexionó en torno a su música y contó cómo el estallido social en su Chile natal de 2019 la impulsó a buscar la manera de poner su arte al servicio de las organizaciones que encabezaban las protestas.
Télam: Tu último trabajo "12 Stars" es tu quinta producción pero la primera que realizás para Blue Note. ¿Qué particularidades tiene este trabajo en relación al resto, más allá de haber sido grabado para este sello tan importante?
Melissa Aldana: Es una colaboración que estoy haciendo con Lage Lude, porque yo escribí la música y él la arregló e hizo la post-producción. Entonces, es el primer disco en donde estoy haciendo una colaboración. El proceso de escribir e invitar a alguien más para que me dé sus ideas
sobre mis ideas es una gran diferencia respecto a mis discos anteriores.
T: ¿Y cómo te resultó esa nueva experiencia? ¿Cómo es que surgió la posibilidad de trabajar de esa manera?
MA: Con Lage hemos trabajado juntos hace muchos años y somos muy amigos también. Nos conocemos muy bien musicalmente. Yo quería trabajar con él, entonces escribí esta música sola y le pregunté si quería hacer los arreglos, que era dar un paso en una dirección diferente a la que acostumbraba. Pero también había una parte importante en esto que es la confianza, entonces le di la libertad de que hiciera lo que quisiera porque confío en su gusto. Algunas cosas se agregaron, otras se quitaron, pero quedé muy conforme.
T: Supongo que hubo ahí también una mezcla de influencias de la manera de tocar jazz de cada región: vos sos chilena, él es noruego y, a la vez, ambos confluyeron en Nueva York.
MA: Absolutamente. Gran parte de cómo se desarrolló esta música tiene que ver con experiencias propias, el lugar donde creciste. Yo crecí escuchando blues, hard-bop, fusión. Mi principal influencia siempre ha sido el jazz de acá y de más grande recibí influencias de la música argentina. Él es noruego y viene con otras experiencias. Son muchas cosas las que determinan el sonido.
T: En tus discos, no solo en este último, solés dejar espacios para que otros instrumentos tengan sus momentos solistas. ¿Cómo incorporaste eso en tu música?
MA: Es algo que está presente en mis influencias. Soy fan del quinteto de Miles Davis por ejemplo, en donde estaban Wayne Shorter, Herbie Hancock... Todo eso viene de escuchar esa música, cómo ha sido tocada, de aprender y de conectar con eso. Para mí, tocar música es una manera de comunicarse, es un lenguaje. Ahora mismo, nosotros estamos conversando y la entrevista es sobre mí pero te dejo hablar porque precisamente es una conversación basada en un lenguaje y es una experiencia única; entonces tiene que haber espacio para otras ideas, para un intercambio, para expresarse. Todo eso ayuda a contar la historia.
T: ¿Y cómo trabajás los aspectos armónicos en la composición, teniendo en cuenta que tocás el saxo que es un instrumento básicamente melódico?
MS: Yo toco piano muy bien y compongo desde allí. El aspecto armónico lo abordo así y las melodías surgen generalmente cantándolas, luego las toco en el saxo o en el piano y las escribo.
T: Tengo entendido que tocabas saxo alto de chica por tradición familiar y que cambiaste al saxo tenor cuando escuchaste a Sonny Rollins. ¿Qué te atrapó de ese sonido?
MA: Lo que me atrapó fue el sonido en sí. Para mí el sonido es un concepto de tu voz, y esa voz se puede transmitir en diferentes instrumentos. Cuando escuché a Sonny Rollins me enamoré de su voz, de lo que expresa. Por otra parte, cuando empecé a tocar saxo tenor me di cuenta que había una parte del registro que no podía tener con el saxo alto y con la cual me siento identificada. Entonces todo tiene que ver con una intuición y con conectarse con el artista que me muestra adonde va mi camino.
T: Grabaste el disco "12 Stars" acompañada de batería, bajo y guitarra pero en Buenos Aires te vas a presentar con un batería, bajo y piano. ¿Hay algún formato en especial con el que te sientas más cómoda?
MA: Lo de la guitarra fue un sonido nuevo para mí pero se dio porque me gusta tocar con Lage. Aunque la guitarra afecta la dinámica de la banda, fui por ese camino porque quería trabajar con él, así que me pareció secundario. Tiene más que ver con una cuestión personal y de tocar con músicos que me pueden llevar por una dirección distinta a la que es obvia.
T: En ese disco hay un tema que se llama "Los ojos de Chile". ¿Cómo surgió?
MA: Yo siempre tuve conexión con mi país pero cuando fue el estallido social de octubre de 2019, ver amigos y tanta gente protestando por crear un cambio positivo, me conectó de una manera cómo no me había pasado antes. Desde Nueva York pensaba de qué manera podíamos ayudar y vimos que había una organización que se llamaba así porque juntaba dinero para la gente que había perdido su vista por la represión, entonces escribí un tema inspirado en eso. Yo creo que el jazz nació por una necesidad de expresarse, entonces una como artista tiene que estar. Es importante estar pendiente de esas cosas y reflejarlas en el arte.
Con información de Télam