En los últimos dos años, producto de la pandemia y la aceleración inflacionaria global, los salarios reales en la región perdieron en promedio un 6,8 por ciento de su poder adquisitivo. El último informe de Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe de la CEPAL y Organización Internacional del Trabajo (OIT) plantean que la crisis sanitaria producto del COVID-19 tuvo efectos profundos en la evolución de los salarios en la región. Por un lado, el impacto de la evolución reciente de la inflación se observa con mayor claridad en los salarios mínimos reales, donde la caída en la capacidad de compra fue más profunda. En el informe, ambos organismos consideran clave la posibilidad de realizar ajustes nominales de los salarios mínimos que compensen las pérdidas provocadas por el aumento de la inflación.
En un contexto en que las economías de América Latina y el Caribe crecieron en 2021 un 6,6 por ciento en promedio, los principales indicadores laborales de la región también registraron mejoras, entre las que se destacan el crecimiento del empleo y de la tasa de participación laboral; vis a vis con un descenso de la tasa de desocupación. "Sin embargo, la "recuperación ha sido lenta, incompleta y desigual".
En un escenario de crisis sanitaria, también fue clave el proceso económico previo que, en la mayoría de los casos, estaba en mejores condiciones que en la Argentina. De hecho, en la mayoría de los países de la región, la pre-pandemia mostraba recuperaciones del salario real. En la Argentina se venía de una caída profunda, superior a los 20 puntos porcentuales, en la capacidad de compra de los salarios mínimos y medios.
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Como tiro de gracia apareció el COVID-19. Las restricciones a la circulación impactaron en la actividad económica y en el empleo, lo cual logró recuperarse al año siguiente, aunque en materia de ingresos la situación no alcanzó los niveles pre pandemia. Los salarios reales promedio de la región cerraron el 2021 un 6,8 por ciento por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, más rezagados respecto de esos niveles que la actividad económica y que el empleo. Esto incluso podría agravarse en 2022, un período para el que se prevén aumentos aún mayores de la inflación.
Cómo fue en cada país
En el caso argentino, en 2020, el salario mínimo vital y móvil perdió un 10 por ciento de su capacidad de compra. "En 2021 se aprobaron tres Resoluciones del Consejo del Salario (en abril, julio y septiembre), que se sustituyeron sucesivamente, y buscaron que el salario mínimo no perdiese contra la inflación. Así el salario mínimo real aumentó 1,2 por ciento en el promedio del año", según el último documento del Centro de Investigación y Formación de la CTA. En el bienio el resultado punta a punta es una caída neta del poder adquisitivo del mínimo.
Esta situación se replicó en otros países de la región, donde la aceleración de la inflación tuvo un impacto directo en la evolución de los salarios mínimos. Desde 2018 la región venía experimentando un crecimiento de los salarios mínimos reales, en un contexto de inflación controlada en que la mayoría de los países realizaban al menos un ajuste periódico del salario mínimo nominal. "Con las excepciones de la Argentina, El Salvador y Guatemala, entre 2018 y 2020 los salarios mínimos reales experimentaron ajustes positivos en la mayoría de los países, entre los que destaca particularmente México, cuyo indicador registró un incremento acumulado del 35,8 por ciento en dicho período", destaca la CEPAL y la OIT.
Más allá del punto de partida, donde la Argentina se encontraba ya para el 2019 como el peor rankeado, "el aumento de la inflación en 2021 afectó de forma negativa los salarios mínimos reales de la región, tanto por el número de países en los que el indicador experimentó una contracción (diez países) como por la magnitud de la contracción de la mediana regional (-1,4 por ciento)".
De acuerdo con el informe de la CEPAL/OIT, durante 2020, las economías de la Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Colombia, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Panamá, el Paraguay, el Perú y el Uruguay registraron una caída del salario medio real. Dicha caída, que en promedio fue del 1,7 por ciento, se produjo en 10 de los 13 países de los que se dispone de información.
En 2021 fueron seis las economías que experimentaron una contracción del salario medio (Argentina, Brasil, Nicaragua, Paraguay, Perú y Uruguay), y la caída promedio fue del 2,5 por ciento. Vale mencionar que cinco de las economías que registraron una contracción del salario medio real durante 2021 también la habían registrado en 2020. En promedio, en estas economías el salario medio real es un 2,8 por ciento inferior al que presentaban en 2019.
El caso del Brasil es el único en que el salario medio real se contrajo en 2021 tras haber crecido en 2020. "El salario medio real registró un alza durante 2021 en Bolivia, Colombia, Chile, Costa Rica, El Salvador, México y Panamá. El crecimiento promedio en estos países fue del 4 por ciento. En las cinco economías cuyo salario medio real creció en 2021 tras haberse contraído en 2020 (Bolivia, Colombia, Costa Rica, El Salvador y Panamá), el incremento promedio fue del 5,2 por ciento, variación que permitió que el salario medio real de 2021 superase el valor de 2019. En dos economías de la región, Chile y México, el salario medio real experimentó alzas tanto en 2020 como en 2021, y la variación promedio observada fue del 2,2 por ciento en 2020 y del 1,1 por ciento en 2021.
En lo que respecta al salario mínimo expresado en términos reales, a diferencia de lo que ocurrió con el salario medio, las caídas fueron más generalizadas en 2021 que en 2020. Así, durante 2020 el salario mínimo real se contrajo en la Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Guatemala, Haití, Jamaica, Nicaragua, el Perú, el Uruguay y Venezuela (República Bolivariana de), es decir, en 9 de las 20 economías de las que se dispone de información. En 2021 el salario mínimo real se contrajo en 15 casos: Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela. "Cabe destacar que, mientras en las etapas iniciales de la crisis generada por el COVID-19, en 2020, muchos Gobiernos de la región decidieron incrementar el salario mínimo para paliar el efecto de la crisis sobre los trabajadores de menores recursos, en el 2021 esta política no fue tan generalizada", señala CEPAL/OIT.
"Se vuelve fundamental la activación de instrumentos institucionalizados, como la negociación colectiva y la determinación de los salarios mínimos, para que a nivel de las unidades productivas y las ramas de actividad se discutan ajustes salariales que permitan responder a las necesidades de los trabajadores y las empresas", se destaca en el prólogo del documento. La CEPAL/OIT agrega que "las políticas que faciliten la inserción de las personas asalariadas —como los subsidios a la contratación— que estén orientadas a los grupos más vulnerables no solo contribuirán a la recuperación más acelerada de la ocupación de estos colectivos, sino que además favorecerán condiciones salariales que no impliquen una precarización respecto de los niveles pre-pandemia".