El Banco Central viene de confirmar que se activó el acuerdo de swap de monedas vigente con el Banco de la República Popular China (PBC) por 130 mil millones de yuanes renminbi como refuerzo de las reservas internacionales. Las maniobras del equipo económico conducido por el ministro Sergio Massa apuestan a la acumulación de divisas ante la imposibilidad de acceder a los mercados internacionales para financiarse
A través de un comunicado, el BCRA destacó que se consolidó el pacto durante un encuentro entre los presidentes de ambas entidades, Miguel Pesce, y Yi Yang en el marco de la Reunión Bimensual de Gobernadores de Bancos Centrales que organiza el Banco de Internacional de Pagos (BIS) en la ciudad de Basilea, Suiza. En noviembre del año pasado, Alberto Fernández y el presidente de China, Xi Jinping, anunciaron la ampliación de la disponibilidad libre del swap en cinco mil millones de dólares, la cifra exacta que pretendía Argentina.
Para qué se utiliza el swap
El primer impacto será abultar en el stock contable de reservas brutas. El swap representa actualmente el 53 por ciento del volumen bruto de reservas. Sin embargo, en este caso, se encuentra un primer riesgo, a partir de la depreciación del yuan frente al dólar, lo que impacta en el volumen bruto de reservas.
La apreciación del dólar producto de la suba de tasas de interés por parte de la Reserva Federal impactó en una fuerte devaluación en las principales monedas del mundo, entre las que también se encuentra el yuan.
El otro objetivo es habilitar el uso de yuanes para el comercio con China sin el costo de acceder al dólar, en un intercambio en el que la Argentina es ampliamente deficitario y termina insumiendo la mayor cantidad de divisas en poder de las arcas del Banco Central. Para pequeñas y medianas empresas le permite además evitar un paso en esa conversión: en vez de pasar los pesos a dólares y luego a yuan (lo hace el Banco Popular Chino), se paga con pesos que la autoridad monetaria del gigante asiático computaría como el equivalente a los yuanes del swap establecido. Por ejemplo, si Argentina necesita 1000 millones de yuanes debe colocar sobre la mesa el equivalente en pesos. Se abre una cuenta del Banco de la República Popular China en el Banco Central de la Argentina y viceversa. No hay un movimiento físico sino que el dinero queda en las cuentas.
Un swap es un mecanismo por el cual Argentina y China se comprometen a habilitar eventualmente el cambio de divisas, sin la intervención de terceras monedas; en este caso, el dólar. El aporte de capital lo hace el Banco Central de China, bajo la certeza de que los yuanes originales serán eventualmente utilizados. Mientras tanto, hasta que se ejecute el cambio, quedan como libre disponibilidad del depositante, en este caso el BCRA.
La idea china fue otorgar este dinero en cuotas, como garantía para el intercambio financiero entre los dos países para la construcción de las grandes obras en el país comprometidas con el gigante asiático; fundamentalmente la represa Cepernic-Kirchner. Si el Gobierno quisiese utilizar parte de ese dinero para pagar deuda, podría hacerlo, pero con la autorización china y pagando una tasa elevada. En principio, la principal ventaja sería que si hay un acuerdo por los pagos de 2022, extendiendo el swap se cubriría el 100% de lo que queda con el FMI.
Mientras no se active, no tiene costo, pero queda contabilizado dentro de las reservas internacionales y está disponible para ser utilizado inmediatamente ante una crisis cambiaria. Cuando este se utiliza, el swap está pactado de acuerdo a la tasa interbancaria de Shanghai, la Shibor, que actualmente roza el 6% anual.
Los swaps de monedas constituyen el mecanismo que los países del bloque BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, adoptaron para su Acuerdo de Reservas Contingente, firmado el 15 de julio de 2014. El objetivo de prevenir dificultades de balance de pagos de corto plazo. Desde 2008 el Banco Popular de China firmó acuerdos swaps con más de 30 bancos centrales por más de 3300 billones de yuanes, equivalentes a unos 505.000 millones de dólares (de entonces), que representan casi 2 por ciento de las reservas internacionales de China.
Historia del swap con Argentina
La historia del canje de monedas comenzó cuando Martín Redrado estaba al frente del Banco Central en 2009. La Argentina participó de dos misiones técnicas, una local y otra en Beijing, y en una reunión del Banco Interamericano de Desarrollo en Medellín, en marzo de 2009, se firmó acuerdo por el equivalente a 10.200 millones de dólares a tres años de plazo, con opción de extenderlo. En ese acuerdo ya existía la posibilidad de convertir los yuanes en dólares en los mercados internacionales, o directamente utilizarlos para el intercambio bilateral. O, en su defecto, mantenerlos como parte de las reservas nominados en la moneda norteamericana.
El segundo movimiento con China se activó en el tercer trimestre de 2014, durante la gestión de Axel Kicillof en Economía y de Alejandro Vanoli en el BCRA, por unos 3.800 millones de dólares, transferidos en el último trimestre de ese año, con garantía en el comienzo de las obras para el levantamiento de la represa santacruceña Cepernic-Kirchner que la constructora china Gezouba había ganado en licitación en sociedad con la local cordobesa Electroingeniería. El acuerdo total fue por unos 11.000 millones de dólares, en liquidaciones sucesivas dependientes del avance de las obras. Durante el primer semestre de 2015 se concretó un nuevo desembolso por unos 3700 millones de dólares, completando hasta ese momento un total de 6500 millones.
Ya en los primeros días de la gestión macrista, el Banco Central a cargo en ese momento de Federico Sturzenegger acordó con su par chino convertir en dólares los yuanes en cartera provenientes del swap para apuntalar las reservas de la entidad. El pase a dólares fue por un total de 20.000 millones de yuanes producto del swap, que representaron 3.086 millones de dólares.