Los países nucleados en la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) ratificaron este jueves el incremento en el ritmo de producción mensual de barriles de petróleo para agosto y retomaron de esta forma el nivel de oferta previo a la irrupción de la pandemia de Coronavirus en marzo de 2020. Tras una reunión desarrollada por videoconferencia, los trece miembros del cártel petrolero liderados por Arabia Saudita y sus diez socios, entre ellos Rusia, confirmaron un incremento de 648.000 barriles diarios por mes durante agosto.
El incremento en la oferta de crudo de parte de los principales países productores permitiría, además de asegurar un mayor nivel de abastecimiento, forzar una baja en el precio del petróleo y sus derivados, lo que favorecería a las cuentas públicas argentinas por la alta demanda de energía. Este miércoles, el secretario de Energía de la Nación, Darío Martínez, aseguró que las importaciones de gasoil realizadas durante los primeros cinco meses de este año duplicaron las que se habían registrado en el mismo período del año pasado.
La OPEP+, que representa un 40% de la producción global de petróleo, decidió en mayo de 2020 un recorte de producción de 9,7 millones de barriles diarios, cerca del 10% de la oferta mundial, ante el desplome de la demanda causado por las restricciones a la movilidad y a la actividad económica puestas en marcha para combatir la pandemia de Covid-19. En julio pasado, los miembros pactaron una vuelta a la normalidad paulatina a razón de un incremento de 400.000 barriles diarios por mes.
Tras la presión de países consumidores como Estados Unidos, el organismo decidió, en una reunión a fines del mes pasado, acelerar el plan de bombeo, sumando 648.000 barriles diarios en julio y en agosto.. En la práctica, lo que hizo la OPEP fue adelantar el incremento previsto para septiembre, mes en el cual –originariamente- se preveía regresar a los topes de producción previos a la pandemia.
Sin embargo, se trata únicamente de una decisión mayormente simbólica ya que la mayoría de los miembros de la organización, con excepción de Arabia Saudita y sus vecinos, no pudieron incrementar su producción al ritmo que permite el techo estipulado, por lo que no se espera, en lo inmediato, que se refleje en los valores internacionales del crudo. Los motivos varían entre los miembros: Libia esta sumergida en una crisis política mientras que otros países como Congo o Nigeria sufren la falta de inversiones.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, tiene previsto visitar a mediados del mes próximo el reino saudí y reunirse con el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán. La visita representa un giro en la relación pues Biden en su última campaña electoral prometió convertir al país en un “paria” tras el asesinato en Turquía del periodista Jamal Khashoggi en 2018, hecho por el cual la inteligencia estadounidense vinculó a un grupo de agentes saudíes que aparentemente recibieron el visto bueno de bin Salmán.
Según datos oficiales difundidos por la agencia Bloomberg, tanto Arabia Saudita como Emiratos Árabes podrían producir 3 millones de barriles al día más con la infraestructura actual. Sin embargo, a principios de esta semana, el presidente francés Emmanuel Macron, dijo –tras la finalización de la cumbre del G7- que ambos países apenas podrían incrementar su oferta actual.
El precio internacional del barril, tras alcanzar picos de más de US$ 130 en marzo tras desencadenarse la guerra entre Rusia y Ucrania, se encamina a cerrar junio con su primera caída mensual, situándose en torno de los US$ 110, de la mano de los crecientes temores de una ralentización de la economía mundial por la suba de las tasas de interés de los principales bancos centrales.