El relato de la normalización de la macroeconomía y la recuperación de la actividad que difunden voceros oficiales y paraoficiales está construido sobre la contabilidad creativa de las cuentas fiscales y el efecto estadístico de la salida de la sequía histórica, mientras siguen sin mostrar recuperación los principales sectores que traccionan el empleo calificado que mejora la distribución del ingreso.
Un posteo en la red social “X” disparó esta semana el debate sobre el nivel de actividad económica y el supuesto saneamiento de la macroeconomía, sosteniendo que se alcanzó el mismo nivel previo a la brutal devaluación del inicio de la gestión de Javier Milei.
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El nuevo relato incluye que se alcanzó el superávit fiscal, el superávit comercial, el superávit energético, se frenó la emisión monetaria a cero, se saneó el BCRA, se bajó la deuda pública, bajó el riesgo país, bajó la brecha, se eliminó el impuesto inflacionario y el impuesto PAIS, y que la inflación ya corre a 2% mensual.
La reinterpretación de las estadísticas contiene varias mentiras y algunos datos reales, como el superávit energético logrado por las obras públicas realizadas por la anterior gestión, como el gasoducto troncal Néstor Kirchner que permitió bajar el nivel de importación de energía y sentó las bases para la futura exportación.
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Algunos de los datos deliberadamente engañosos incluyen:
Superávit primario: El ajuste del gasto primario comparado de los primeros nueve meses fue de 30%, según el análisis de los datos oficiales. En la primera parte del año, la poda en jubilaciones explicó buena parte del recorte general, que alcanzó a todas las partidas destinadas a gasto social. Sin embargo, para las cuentas fiscales, el superávit se alcanzó con la postergación de pagos de la energía y de transferencias obligatorias que debían realizarse a las provincias. Cuando esos pagos se regularicen el superávit desaparecerá.
Superávit financiero: El Palacio de Hacienda no considera para el cálculo ni la variación de capital de los títulos ajustados por CER ni los intereses que generan las Letras capitalizables. Se estima que están escondidos en esta contabilidad intereses por 1,6% del PBI que se reconvertirán en nueva deuda. Mientras el gobierno sostiene que alcanza el superávit financiero, el crecimiento de la deuda muestra el efecto contrario.
Déficit cuasifiscal: Simplemente, los intereses que afrontaba el BCRA por la esterilización de pesos de la economía, ahora los paga el Tesoro con cargo a los impuestos.
Inflación: El Gobierno intervino sobre los precios más sensibles de la economía. Sigue fijando el ajuste tarifario en función del impacto en el IPC, forzó un retroceso ficticio del precio de los combustibles para ocultar un mes la inflación, presionó a las empresas de medicina prepaga para que retrotraigan precios.
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Superávit energético: La mayor contradicción en la construcción del relato mileista. El superávit energético se logró por las obras del gasoducto Néstor Kirchner que permitió llegar con el gas producido en Vaca Muerta (también desarrollada a partir de los estímulos fiscales) a los principales centros de consumo del país. A este gobierno le tocó inaugurar la reversión del Gasoducto del Norte, otra obra que permite aprovechar Vaca Muerta y que en el futuro facilitará la exportación a Brasil, para llegar con el gas argentino al centro industrial de San Pablo.
EMAE: El posteo en la red social X muestra un gráfico del Estimador Mensual de Actividad Económica que elabora el INDEC en el que se intenta demostrar que se alcanzó el nivel de actividad de diciembre. Muestra una famosa “W” donde después del pico de caída de abril vino una pequeña recuperación en mayo que volvió a perderse en junio y supuestamente ahora está en el mismo nivel de diciembre.
Ese gráfico del EMAE esconde el efecto estadístico de la salida de la sequía histórica que atravesó el país en 2023. El PBI cayó 1,6% como promedio del aumento de las importaciones de 2,2%, del consumo privado de 1,1% y del consumo público de 1,2% y a los descensos de las exportaciones de 6,7% y de la formación bruta de capital fijo de 1,9%. La construcción que el año pasado creció 1,1% este año lleva un retroceso de 18%.
Esta nueva estructura productiva, con pérdida de empleo calificada en la industria manufacturera (la actividad cae 6,7%) y en la construcción, genera una economía con empleo precario y sin beneficios sociales, como el de las aplicaciones que permiten obtener ingresos rápidamente manejando una bicicleta, una moto o un auto.
Por ahora, solo el carry trade, o bicicleta financiera, es la única garante de la estabilidad financiera que colaboró en la desaceleración de la inflación y que seguirá funcionando mientras se sostenga el proceso de endeudamiento del sector privado o se le abran los mercados para un nuevo proceso de endeudamiento del Estado.