Este domingo, 3 de noviembre, la Iglesia Católica celebra a San Martín de Porres. Nació el 9 de diciembre de 1579 en Lima, Perú, y su vida estuvo marcada por la pobreza y la marginación. A pesar de todas las dificultades, encontró la forma de ayudar a los demás y hacer el bien en su comunidad.
Desde muy joven, San Martín se dedicó a aprender el oficio de barbero, lo cual le permitió ganarse la vida, pero también le brindó la oportunidad de usar sus habilidades médicas para ayudar a los más necesitados. Siempre estuvo dispuesto a brindar su apoyo a quienes no podían pagar y se convirtió en un ejemplo de caridad y dedicación hacia los demás.
Su amor por los enfermos y los pobres lo llevó a unirse a la orden dominica como donado. Allí vivió en extrema pobreza y dedicó su tiempo a cuidar de los enfermos, ofreciendo su ayuda de manera desinteresada. Su compromiso con la caridad y la espiritualidad se evidenciaba en cada una de sus acciones.
San Martín se caracterizaba por su devoción a la Eucaristía y su práctica constante de la oración. También se le atribuían milagros, como la bilocación, que le permitía atender a varias personas enfermas al mismo tiempo. Además, tenía un gran amor por los animales y siempre estaba dispuesto a ayudar a todos los seres vivos.
El legado de San Martín de Porres continúa hasta el día de hoy. Fue canonizado por el papa Juan XXIII en 1962, recibiendo el reconocimiento por su capacidad de perdonar, su dedicación a los pobres y su labor humanitaria. Actualmente, sus restos descansan en la Capilla de Santa Rosa de Lima, donde es venerado por su compromiso con la justicia social y la compasión hacia los más desfavorecidos.
San Martín de Porres en Perú es el santo patrono de la Justicia Social. Además, fue el primer santo mulato de América. Es conocido también como el santo de la escoba por ser representado con una escoba en la mano como símbolo de su humildad.
Oración a San Martín de Porres
En esta necesidad y pena que me agobia acudo a ti, mi protector San Martín de Porres.
Quiero sentir tu poderosa intercesión. Tú, que viviste sólo para Dios y para tus hermanos, que tan solícito fuiste en socorrer a los necesitados, escucha a quienes admiramos tus virtudes.
Confío en tu poderoso valimiento para que, intercediendo ante el Dios de bondad, me sean perdonados mis pecados y me vea libre de males y desgracias.
Alcánzame tu espíritu de caridad y servicio para que amorosamente te sirva entregado a mis hermanos y a hacer el bien.
Padre celestial, por los méritos de tu fiel siervo San Martín, ayúdame en mis problemas y no permitas que quede confundida mi esperanza.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
MÁS INFO
Santoral del 3 de noviembre
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