La suspensión de la exportación de carne y el consiguiente paro por parte de las entidades más importantes del Agro pusieron en eje de debate público el precio de uno de los alimentos clásicos en nuestro país. Más allá de las posturas más reaccionarias, dentro del espectro agropecuario hay miradas que comprenden el problema y aportan miradas para tratar de solucionarlo.
A pesar de que los niveles de producción y de exportaciones se posicionan en niveles récord, el consumo de carne se consolida en los registros más bajos de los últimos 100 años. El acople con los valores externos y la suba de los commodities afectan el precio que no pueden abonar los trabajadores.
De hecho, el volumen de carne absorbido para abastecer al mercado interno marcó el peor primer trimestre de los últimos dieciocho años. Hay que remontarse hasta enero-marzo de 2003 para un balance tan escaso. Si se comparan los niveles de consumo, producción, y exportaciones, el desplome del circuito de comercialización interno es notorio en favor del mercado internacional.
A raíz de la descripción de este panorama, el Gobierno decidió tomar una medida que represente un golpe de efecto sobre el mercado: suspendió temporalmente la exportación de carne por 30 días. Inmediatamente, entidades del agro anunciaron un paro de ocho días.
¿Qué hay que hacer con la carne?
En diálogo con El Destape, El exdirector de la Federación Agraria Argentina, Pedro Peretti, consideró la medida como algo "lógico" porque "cuatro frigoríficos querían llevarse puesto al Gobierno". Además, ante las quejas por posibles quiebres en la cadena, aclaró que "nadie se queda sin trabajo por 30 días de suspensión".
En cuanto a las políticas que se impulsan en el sector cárnico, propuso "discutir seriamente si los supermercados pueden tener cría, exportación y venta en góndola". Y fue por más: "Hay que hacer tres o cuatro mercados como Liniers en el país. Hay que recuperar la ganadería en la pampa húmeda y combatir los monopolios". En tanto, agregó: "No puede venderse un novillo en Liniers a un precio y después que se pague cuatro veces mas".
Luego del anuncio de la medida, el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, señaló que la suspensión de exportaciones no era el camino a una solución, sino que hay que promover una producción más alta. Al respecto, Peretti fue contundente: "El Estado argentino no es dueño de vacas. De cada 100 vacas, 60 están preñadas y necesitamos dos millones de terneros adicionales, aumentando los destetes y mejorando así la oferta en el mercado interno".
Otro punto sugerido por el dirigente fue el referido al precio de la faena: "Hay que levantar el precio de la faena, la Argentina produce 56 kilos promedio por media res, valores muy inferiores a Australia y Estados Unidos".
"Tenemos 23 millones de vacas de cría en los campos; con solo mejorar un 10% los índices de preñez y llevarlos del 61 % al 71% tendríamos un adicional por productividad de 2.300.000 terneros, que es lo que esta faltando para atender los dos frentes, el interno y externo", precisó.
De parte de la Sociedad Rural de Córdoba piden diálogo, esfuerzo compartido, pero principalmente que los exportadores transparenten sus operaciones, en un reclamo a que le pongan un parate al “rulo cárnico”, la maniobra especulativa que disparó el precio y resultó uno de los disparadores para la suspensión de la comercialización al exterior por 30 días. Fueron incluso más allá y exigieron que los precios de las góndolas sean accesibles para el consumo de las familias en medio de la crisis económico-sanitaria.
El “rulo” consiste en una maniobra ilegal, que por momentos puede mezclarse con operaciones legales. Las compañías que lo practican compran animales en el Mercado de Liniers a un precio elevado para garantizar su abastecimiento y luego los exportaban irregularmente al dólar contado con liquidación. De esta forma, impulsaban subas significativas en las góndolas y las carnicerías.
Como resultado de una serie de investigaciones, el Ejecutivo descubrió a varias organizaciones que se dedicaban a la exportación de carne con la finalidad de evadir los controles del Estado. Las mismas generaban un grave perjuicio para las arcas públicas, las reservas del Banco Central y también hacen volar el precio del mercado.
Por eso la Sociedad Rural de Córdoba llamó a las empresas que venden al exterior y al Gobierno nacional a “sentar las bases definitivas” de la comercialización de carne vacuna en los mercados interno e internacional. Para ello, postularon en un comunicado, “se debe hacer un esfuerzo compartido donde los exportadores, deberán transparentar sus operaciones de comercio exterior, y llevar los precios del mercado interno a valores razonables, que se adecuen a los ingresos de los argentinos en este momento de crisis”.
“Debemos delinear un capitalismo humanístico y no un capitalismo salvaje, que lleve a uno sola de las partes a quedarse con la ganancia del resto de los integrantes de la cadena de comercialización, en este caso los exportadores, teniendo en cuenta que la comercialización de la Cuota Hilton y de la cuota 481, seguirán cumpliéndose”, enfatizó la entidad presidida por Pedro Salas. Rotunda, la SRC aclara que “en el diálogo, los exportadores deben ceder y acercar posiciones con el gobierno nacional, para que la restricción de las impuesta mediante la Resolución 75, sea levantada en forma inmediata, sin que implique la demora de ninguna operación de exportación”.
A pesar de que algunos de los grandes productores intentan dar cuenta de un apoyo generalizado, el sector agropecuario no se alineó detrás de su lock out patronal. De hecho, la industria láctea dejó el mensaje bien claro: “No adherimos al cese de comercialización de la Mesa de Enlace”.
En diálogo con este medio, Sebastián Trossero, secretario de la Cámara de Productores Lecheros de Córdoba, se distanció de quienes buscan confrontar con el Gobierno. “Rechazamos la medida; reconocemos el problema que la motiva, por lo que instamos a los actores a resolver el problema en forma urgente. Sin embargo, paro no”, resaltó.
El sector lácteo se encuentra en una situación delicada desde el segundo semestre de 2020, cuando los costos empezaron a sobrepasar los ingresos del eslabón primario de la cadena. En el primer trimestre de este año las fábricas volvieron a registrar ganancias, pero la situación se mantiene crítica para los productores de este segmento en los campos. Mientras los ganaderos registran resultados positivos elevados, los productores piden negociar una solución consensuada que los saque de los números rojos.
Equilibrar el consumo y la exportación
La consolidación del modelo exportador de la carne es uno de los detonantes de la suba de precios durante la pandemia. Durante la gestión macrista, el mercado cárnico asumió un fuerte sesgo exportador impulsado por la baja de derechos de exportación, la suba del dólar en casi 500% y la liberación total de las ventas al exterior.
Entre 2015 y 2019, la producción y faena se incrementó un 13,6%, con una caída en el consumo interno del -9,7% y una casi triplicación de las exportaciones. Pero esta tendencia en el mercado se acentuó durante el primer año de gestión del actual Gobierno. El consumo continuó descendiendo en un -0,5% respecto del año anterior y las ventas externas subieron un 8%.
Según el mercado Rosgan, en 2010 las exportaciones de carne vacuna -sin incluir menudencias y desperdicios- se ubicaron en las 160.000 toneladas peso producto. El 2020 finalizó con una cifra récord de 616.000 toneladas peso producto, lo que equivale a un incremento del 285%.
Hace apenas 10 años, China sólo participaba con un 11% de las ventas totales, mientras que ahora significa el 75 %. Según estimaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el gigante asiático pasó de comprar unas 17,5 mil toneladas anuales a más de 462 mil toneladas en el último año. Esto supone un crecimiento claramente exponencial del 2544% en diez años.
Esta dinámica fue en parte alentada por nuestro país. En 2019, la Secretaría de Agroindustria informó que las autoridades de Beijing habilitaron la exportación argentina de carne enfriada y con hueso. Se firmaron los protocolos de carne bovina para la inclusión de carne enfriada con y sin hueso y congelada con hueso, que se sumaron a la carne congelada deshuesada que ya se exportaba.
Desde su punto de vista, el miembro de la Asociación de Productores Lácteos de la Argentina Juan Otero afirmó que la medida del Gobierno "está bien" porque "nos acostumbraron a que la carne hay que venderla al exterior en dólares y que con eso abaratábamos los cortes populares".
"Incluso desde la Sociedad Rural decían que exportando se podía regalar la carne de cortes populares. Estos pícaros, por no decir otra cosa, quieren vender en el mercado interno a precio dólar y eso es inviable", apuntó Otero. En esa línea, añadió: "No había otra medida que tomar, hay que exportar pero vivimos en un país y la gente necesita poder comprar la carne".
Por último, el titular de Grimaldi Remates y Ferias, José Luis Grimaldi, adelantó que el paro "va a generar desabastecimiento el jueves y viernes que viene, y no habrá carnes en las carnicerías". A su juicio, el gran problema del sector cárnico también puede explicarse por "los bajos salarios y la suba de la inflación", pero soslayó que Argentina "no puede privarse del ingreso de divisas en este momento".
"Hay que sentar a todas las partes en una mesa de debate y hay que poner un poquito de cada uno para buscar una solución. Hay una coyuntura muy difícil, entiendo que es un año electoral, pero no hay que buscar culpables, sino respuestas", concluyó.