Con los últimos datos difundidos por el Banco Central (BCRA), el Gobierno salió a escena para reactivar el consumo de las familias a través del incremento en los montos en las compras con tarjeta de crédito. Con la disparada de los alimentos, el patrón de compra de los hogares viró hacia la supervivencia crediticia. Los datos de compra en supermercados así lo reflejan mes tras mes.
El ministro de Economía, a cargo de Sergio Massa, apuntaló nuevas medidas destinadas al fortalecimiento del crédito al sector privado y mejoras del marco normativo, con el objetivo de sostener el consumo, aumentar la inversión y disminuir los daños relacionados con la sequía. La presentación incluye un incremento del 30% en los montos de compras en cuotas con tarjetas de créditos y del 25% para las operaciones de pago en una sola cuota.
También aumentarán un 25% los márgenes de adelanto en cuenta corriente a micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). En tanto, quienes paguen con tarjeta de crédito podrán financiar sus consumos con un límite mayor, tanto en cuotas como en efectivo. Estas medidas significarán un aumento del crédito disponible para las familias y para las empresas en el marco de la aceleración de la inflación, que llegó al 8,4% en abril y motivó el anticipo de medidas para el sostenimiento del consumo por parte del Ministerio de Economía.
En el caso de las familias, el beneficio pasará por tener un mayor acceso al crédito en sus tarjetas de crédito. De esta forma, en base a los números que manejan en Economía, más de 20 millones de argentinos podrán comprar un 30% más, ya que por cada $ 10.000 pesos disponibles para comprar en un pago, se sumarán $ 3.000 más de disponibilidad. En el caso de una familia que cuenta con $ 50.000 de crédito en su tarjeta, ahora tendrá $ 65.000.
Datos fríos para el consumo
Según los últimos datos disponibles del BCRA, los créditos al consumo volvieron a caer y lo hicieron a una tasa del 2,2% mensual real. Fueron los únicos préstamos que aceleraron su caída respecto al mes anterior, explicada por la contracción de los préstamos personales del 1,1% mensual y una caída en el financiamiento en las tarjetas de crédito del 2,8% real. En términos anuales, los préstamos al consumo marcaron una caída del 16% real.
El correlato se refleja en los supermercados. De acuerdo a las estadísticas del Indec correspondientes a febrero (último dato disponible), las ventas efectuadas mediante tarjeta de débito representaron el 31,6% de las ventas totales y tuvieron una variación positiva de 122,3% respecto al mismo mes del año anterior. En tanto, las ventas abonadas con tarjeta de crédito significaron el 35,7% de las ventas totales y se dispararon 111,7% a nivel interanual. Este comportamiento puede responder a la cada vez más reducida posibilidad de pagar las compras del mes con efectivo.
El mapa de las tarjetas en Argentina
Al revisar las cifras del Ministerio de Desarrollo Social, el 59% de los hogares tiene acceso al menos a una tarjeta de débito, el 46% al menos una tarjeta de crédito y el 10% al menos a una tarjeta vinculada con cadenas comerciales, mientras que el 26% no posee ningún tipo de tarjeta.
Los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) dependen en mayor medida de préstamos familiares (65%), uso del fiado (54%), créditos de prestamistas(32%) y préstamos de ANSES (28%) que aquellos hogares que no son beneficiarios de esta asignación.
Según la cartera oficial, los préstamos en gran porcentaje son para pagar gastos cotidianos (alrededor del 70% de los hogares solicitaron para pagar alimentos y medicamentos), de mantenimiento del hogar (50% de los hogares destinaron el dinero prestado a pagar impuestos, servicios y expensas, alrededor de 32% lo hizo para pagar el alquiler), para pagar deudas previas (50% de los hogares destina el pedido de dinero para pagar las deudas de fiado y otros préstamos, el 45% lo hace para pagar las deudas de las tarjetas de crédito), gastos de arreglos del hogar o del auto (30%), y para pagar cuotas de colegio y prepagas (28%).
Los hogares con bajos ingresos tienden más a destinar el dinero prestado a gastos de comida y salud (más del 75%). Además, cuando la jefatura de estos hogares es femenina, este porcentaje crece al 80%.