La primera bailarina de break dance afgana está lista para el sueño olímpico

11 de junio, 2024 | 18.02

Tres años después de huir de Afganistán para poder dedicar su vida al nuevo deporte olímpico del breaking, Manizha Talash se prepara para competir en los Juegos de París como parte del Equipo de Refugiados.

Para esta "B-Girl" de 21 años, la perspectiva es agridulce. "Me encantaría ir y competir con el equipo afgano junto a otras chicas, pero todos sabemos que eso es imposible", dijo Talash a Reuters mientras se preparaba para entrenar en una plaza pública del barrio madrileño de Vallecas.

"Estoy muy contenta porque hace unos meses era sólo un sueño, pero ahora estoy viviendo dentro de mi sueño. Puedo mirarme y decir que estoy aquí, que lo he conseguido".

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El breaking, una forma competitiva de break dance que mezcla arte y baile con movimientos acrobáticos, debutará en los Juegos Olímpicos de París en julio.

Dieciséis "B-Girls" y 16 "B-Boys" competirán en esta disciplina de baile que tiene sus raíces en el Bronx neoyorquino de los años 70, aportando una nueva dimensión al movimiento olímpico.

"Cuando vi un vídeo en Internet de un hombre dando vueltas sobre su cabeza... Inmediatamente me dije: '¡Eso es lo que quiero hacer con mi vida!' y tres meses después encontré un gimnasio en Kabul para empezar a entrenar", declaró Talash a Reuters en una entrevista.

Talash, la única chica entre los 56 miembros de la Superiors Crew, una pequeña pero ardiente comunidad breaking de Kabul, afirmó que no sólo sus familiares desaprobaban su nueva pasión. Empezó a recibir amenazas de muerte cuando se corrió la voz sobre la primera B-Girl de Afganistán.

"Recibimos tres amenazas de bomba contra nuestro club y después de que la policía viniera y detuviera a un hombre que planeaba atentar contra nuestro club, nos ordenaron cerrarlo porque decían que era una gran amenaza no sólo para nosotros, sino para la gente del barrio", cuenta Talash.

En agosto de 2021, los talibanes tomaron el control de Kabul y prohibieron la música y el baile, que consideran no islámicos.

Desde entonces, a la mayoría de las niñas se les ha prohibido ir al instituto y a las mujeres a la universidad. Los talibanes también han impedido que la mayoría del personal femenino afgano trabaje en agencias de ayuda, han cerrado salones de belleza, han prohibido el acceso de las mujeres a los parques y han restringido los viajes de las mujeres en ausencia de un tutor masculino.

"Después de la llegada de los talibanes no me fui de Afganistán por miedo a la muerte. Fue porque el break dance es mi vida. Ahora estoy aquí porque he elegido perseguir mi sueño".

(Reportaje de Fernando Kallas; Editado en español por Héctor Espinoza)