Ciclo menstrual y deporte de alto rendimiento: una discusión tabú aunque necesaria en los planteles

La menstruación sigue siendo un tema difícil de abordar en algunos àmbitos pero médicos, nutricionistas y ginecólogos confirman que es importante tener en cuenta los ciclos para la actividad.

26 de mayo, 2022 | 00.05

No es una novedad que el ciclo menstrual genera cambios hormonales, físicos y psicológicos en las mujeres a lo largo de su vida. Las variaciones son muchas y tienen mayor influencia cuando se trata de los cuerpos de atletas que se encuentran compitiendo en deportes de alto rendimiento. El problema se genera cuando quienes están a cargo no toman en cuenta estos temas y se generan lesiones evitables por esfuerzos innecesarios de las deportistas.

En primer lugar hay que dejar en claro que las mujeres no somos relojes y, más allá de lo enseñado, no está mal no menstruar cada 28 días. Es más, normalmente el ciclo se da de 21 a 35 días y cada mujer tiene su propio ritmo biológico que cambia durante la vida, los años de edad y también las situaciones que la atraviesan en su vida cotidiana. Así lo explica la ginecóloga Marina Gelin, quien informa a través de su Instagram Salud Mujeres, quien recomendó la realización de consultas cuando el ciclo es muy prolongado, muy frecuente o muy espaciado.

La Dra. Gelin remarca que el ciclo menstrual tiene diferentes etapas y que todas ellas traen consigo distintos cambios corporales y emocionales. En la primera fase, llamada folicular -justo después de la menstruación del ciclo anterior-, aumenta la cantidad de diferentes hormonas como los estrógenos (producidos por el ovario) y las gonadotrofinas (FSH y LH, producidas por la hipófisis). “A medida que pasan los días, se produce la retroalimentación positiva donde estos estrógenos estimulan la liberación de un montón de FSH y LH favoreciendo la ovulación, que se da a mitad del ciclo, al día 14 promedio”, explicó. Justo cuando el óvulo puede ser o no fecundado.

A partir de ello se inicia la fase lútea. “Allí caen drásticamente la mayoría de las hormonas y empieza a producirse, a través del cuerpo lúteo que produjo ese óvulo, la progesterona que es la protagonista de la segunda mitad del ciclo. Todos estos cambios se dan en el ovario y acompañan a un montón de cambios en el resto del organismo”, manifestó. A diferencia de la primera etapa, donde hay más estrógenos y se engrosa el endometrio (capa de adentro del útero); en la segunda se cae dicho endometrio para que se dé la menstruación y se inicie un nuevo ciclo. En él influye el momento de la vida, el nivel emocional y los aspectos relacionados con la cotidianeidad.

¿Qué ocurre con el ejercicio?

Por supuesto que esto no escapa al ciclo y tiene claros efectos, tanto en lo físico como en lo emocional. La especialista remarcó que cuando hay más hormonas como los estrógenos y la testosterona, al estar más cerca de la ovulación, se destacan la fuerza muscular y el bienestar total. “Seguramente en ese momento la mujer tiene más energía, está con más ganas de hacer ejercicios de fuerza, con mayor predisposición y más motivación psicológica”, explica. Pero, en la segunda etapa, cuando predomina la progesterona -hormona ‘depresora del sistema nervioso central’-, lo más probable es que haya más cansancio, menos energía y menos fuerza. “Ahí está bueno realizar ejercicios más relacionados con la frecuencia cardíaca”, añadió. Obviamente es importante remarcar que puede variar según cada mujer y circunstancia particular.

De todas formas, Gelin remarca que no es lo mismo un entrenamiento “por placer” que lo que sucede con las deportistas de alto rendimiento, donde se controlan un montón de parámetros en relación a la salud. La doctora remarca que el deporte ayuda; tanto en relación a lo físico como al desarrollo cognitivo y a las relaciones sociales. “Existe lo que se llama ‘tríada de la mujer deportista’, que es un desbalance energético entre la energía consumida en la comida y la energía gastada en el ejercicio. Puede generar amenorrea (ausencia de menstruación por unos meses) y alteraciones en el hueso, que pueden terminar en un mayor riesgo de fragilidad ósea que puede devenir en osteopenia u osteoporosis”, sostiene.

Frente a esto, se conoció que durante el Mundial de Fútbol Femenino disputado en Francia 2019, el cuerpo técnico de la Selección de Estados Unidos -máxima ganadora de la disciplina- coordinó el calendario de entrenamientos con el de cada uno de los ciclos menstruales de sus 23 jugadoras junto a los respectivos días de medicación. Desde el 2010, Dawn Scott, una de las entrenadoras, notó que los ciclos tenían influencia en el rendimiento deportivo y hasta -según sus investigaciones- corrían un riesgo más grande de lesionarse. Por eso, durante varios años, se realizó un seguimiento regular sobre el tema.

En la investigación se utilizó la App FitrWoman y a través de diferentes valores, confirmaron que el momento más desfavorable para la práctica deportiva es la etapa premenstrual o la que se da durante el mismo período cuando el cambio hormonal es mucho mayor. Por esto, llevaron a cabo un importante programa donde se incluyen cambios en la alimentación, horas de sueños y diversas cargas de trabajo en cada entrenamiento dependiendo del momento que atravesaba cada jugadora durante su ciclo.

Según informaron, en la segunda fase (preovulación), las futbolistas se sienten mejor pero los riesgos de tener una lesión muscular aumentan; en la tercera, entre la ovulación y la pre-menstruación, aumenta la inflamación y los cambios humor; mientras que en la cuarta fase, la de pre-menstruación, disminuye la capacidad de reacción y coordinación, aumentan los dolores musculares y el tiempo de recuperación.

Si bien la ginecóloga Gelin sostiene que desconoce que las lesiones sean más preponderantes en estas etapas, la investigación del cuerpo técnico estadounidense destaca que este tipo de control sí ayuda a reducir la cantidad de dolencias y problemáticas -especialmente los daños en músculos y ligamentos-. Algunos clubes de Inglaterra, como el Chelsea, también registraron su ciclo en la App para estudiar cuánto afecta en los cuerpos y así ajustar sus entrenamientos.

¿Qué ocurre en Argentina?

Mariángeles Cossar, jugadora de voley en Boca Juniors y con pasado en la Selección Argentina, le contó a El Destape que tiene muy en cuenta su ciclo, especialmente cuando dialoga con la nutricionista, pero resaltó que los diferentes cuerpos técnicos que la dirigieron a lo largo de su carrera no se interesaron demasiado en darle atención a los cambios que este conlleva. “Es un dato que tenemos en cuenta con la nutricionista cuando nos hacemos las mediciones pero nunca adecuado al entrenamiento, ni se habla de modificar las formas de entrenar, ni nada por el estilo”, manifestó.

Frente a esto, “Chu” -como la apodan en su familia y en el ambiente del voley- sostiene que está mal que no se tenga en cuenta “porque las mujeres nos vemos atravesadas por el ciclo y evidentemente influye en el rendimiento deportivo” y señaló que “no se adecúa nunca a la forma de entrenamiento” siendo algo que debería modificarse. Por otra parte, explicó que ni siquiera está en discusión con el cuerpo técnico y que poco se charla dentro de los planteles -salvo comentarios entre ellas, de tal vez sentirse más pesadas en los primeros días- sobre la implementación de bajar cargas durante el ciclo porque “está naturalizado”.

Por su parte, Luciano Spena, nutricionista de la Selección Argentina de Vóley Femenina, de Hockey Femenino ("Las Leonas") y de Básquet Femenino, también se refirió al tema y sostuvo que si bien sería "ideal" considerar al ciclo menstrual en los planes de entrenamiento, con las herramientas que poseen en su realidad es "inviable". De todas maneras resalta que el cuerpo médicos de los tres grupos tiene en función las "sensaciones" de cada una, en forma individual. "Es habitual que tengan un calendario con el ciclo de cada jugadora ya que es un factor que incide en el rendimiento y en las cargas de trabajo. Después la realidad es que asoma como una complejidad ajustar la carga de trabajo en función a las fases de cada una", admitió. Aunque sostuvo que se pueden realizan "ajustes puntuales" si hay detalles a considerar.

Por otra parte, al igual que la ginecóloga, el especialista cree que las lesiones musculares y ligamentarias "son multicausales" y cree que no tiene sentido pensar en un único factor como su consecuencia. "Podría haber cierta injerencia (en relación a los ciclos menstruales y sus diferentes etapas), pero también influyen otros factores como el descanso, la alimentación, la carga de trabajo, el momento de la temporada... Es difícil identificar la causa", explicó. Mientras que afirmó: "La planificación deportiva siempre es la que manda. Las temporadas, competiciones y demás en los deportes de equipo hacen que vos tengas que jugar determinadas competencias, entrenar determinados días y no podés ajustar mucho la carga de trabajo".

Por otro lado, en relación al caso estadounidense, Spena resaltó: "Acá en el país no disponemos de las mismas herramientas que en otros lugares, entonces es más difícil todo. Es una cuestión netamente económica. Para la realidad nuestra, el deporte está bien porque como país tenemos otras necesidades. En los países en donde la realidad económica para el deporte es superadora, destinan un dinero distinto para cubrir todas las áreas. Se puede trabajar más en el plano preventivo y en la recuperación". Y cerró: "Es lo que tenemos, sobre lo que tenemos trabajamos".

En el caso de la Selección de Fútbol Femenina, fuentes cercanas al cuerpo técnico de Germán Portanova y AFA le contaron a El Destape que cada jugadora tiene la oportunidad de completar un cuestionario "de bienestar" donde se les consulta sobre la fatiga general, calidad del sueño, dolores musculares, nivel de estrés, dolores puntuales en músculos y articulaciones, el peso corporal diario y en qué día del ciclo menstrual se encuentra cada una. Esto figura con "modo semáforo", donde aparecen en rojo quienes están más complicadas para entrenar y en verde, más aptas. Frente a cualquier molestia o detalle que refieran, el cuerpo médico trabaja con el cuerpo técnico para prevenir lesiones.

Martín Simos, médico de AFA, explicó: "Nosotros trabajamos sobre eso pero a veces se nos hace difícil porque a las jugadoras las tenemos muy poco tiempo. Si bien nosotros usamos el tema, lo manejamos y trabajamos sobre él, quienes se tienen que encargar más que nada sobre los ciclos menstruales para el entrenamiento son los clubes. A ellos les es más fácil porque las tienen todo el tiempo". Esto se debe a que las citaciones al seleccionado, como ocurre con el masculino, son esporádicas y están muy unidas a amistosos o competencias puntuales.

A su vez, explicó que realizaron encuestas para conocer cómo es manejado el tema de la menstruación en los clubes de Argentina y entre los datos más destacados -y sorprendentes- contó que cerca del 45% o 50% de las jugadoras nunca fue a un ginecólogo. "Ya arrancando de ahí, es difícil manejar todo el fútbol argentino. Se toma en cuenta, se tiene en cuenta, para un montón de lesiones y situaciones, para la alimentación, pero las tenemos poco tiempo", remarcó.

Por su parte, sobre la Selección de Estados Unidos, Simos señaló: "Te imaginarás que ellos también disponen de otros medios, estamos a años luz. Allá, estén donde estén, a las jugadoras de Selección se las puede seguir pero a nosotros se nos hace difícil eso". Y sumó: "Incluso lo que tratan de hacer, por medio de medicación, es equiparar los ciclos para que estén todas más o menos igual". 

Sobre esto último, explicó que se utilizan anticonceptivos ya que estos -según algunos estudios- protegen a las jugadoras contra la lesión de ligamentos cruzados; pero para otros no. "Después tenés el tema de que hay jugadoras que quieren ser madres, entonces es difícil. Las mujeres tienen entre 5 y 7 veces más chances de romperse el cruzado. Más allá de la característica morfológica de la mujer, el tema hormonal tiene que ver. Por eso existe ese estudio de que, mediante anticonceptivos, se baja la cantidad de estrógenos para evitar esas rupturas. Pero está todo en discusión y en estudio", manifestó.

Más allá de todo, la menstruación sigue siendo un tema tabú; por lo que Simos remarcó que muchas jugadoras no sabían sobre algunos temas y hasta escondían ciertos datos. "Hablándoles de manera natural, me cuentan todo. A mí eso me sirve porque yo con esa información las puedo ayudar", dijo. Y sentenció: "Había chicas que no sabían si menstruaban, por qué sí, por qué no... Y eso solo en el ámbito del deporte. Si lo haces más general, imaginá el desconocimiento que debe haber".

¿Y qué ocurre con la alimentación?

El cuerpo técnico de los Estados Unidos resaltó la importancia de ingerir determinados alimentos, como el pescado, que ayudan a desinflamar en medio del ciclo menstrual. Sobre esto, Gelin sostuvo: “La alimentación siempre tiene que ser una aliada en el entrenamiento de la mujer. Obviamente en el alto rendimiento a veces no es posible parar o aliviar las cargas, de hecho tampoco es necesario. Se ha visto que el ciclo menstrual en deportistas de alto rendimiento influye menos que en las mujeres que hacemos ejercicio dos o tres veces por semana”.

En la fase lútea (donde predomina la progesterona, la hormona del embarazo), cuando las mujeres poseen un poco menos de fuerza, “hay más hambre y un poquito más de voracidad”. Por eso, la especialista aconseja “comer alimentos de alto contenido proteico” como las carnes rojas, magras, legumbres, grasas saludables (Omega 3), frutos secos, semillas, tomar mucha agua porque combate la sensación de hinchazón, comer frutas, hortalizas y hasta el chocolate -con un 85% de cacao- “porque es la comida del placer que contrarresta la sensación de malestar”. Mientras que, en estos casos, remarca la importancia de evitar alimentos ultra procesados ni consumir alimentos con exceso de grasa o dulces. “Para el tema de la alimentación tampoco se tiene en cuenta el ciclo”, señaló Chu Cossar en la misma línea.

El nutricionista Spena también habló del tema y señaló de cómo trabajan puertas adentro de cada seleccionado. "En cuanto a la alimentación se debería de controlar un poco más la fase pre-menstrual y menstrual, ya que es habitual el aumento de apetito por parte de las jugadoras (con cierta tendencia al consumo de los dulces)", dijo. Pero volvió a remarcar: "Si bien esto podría desajustar un poco la composición corporal de cada una de ellas, la respuesta es individual y se ajusta en función a las sensaciones que tenga cada deportista y lo que 'le solicita' el cuerpo".