Se cumplieron 40 años del lanzamiento de Tattoo You, un álbum fenomenal de los Rolling Stones (de hecho, para muchos es su último gran disco) y la banda inglesa lo celebró con una reedición de lujo que incluye el disco original y otros dos titulados Lost & Found: Rarities (con rarezas de la época) y Still Life: Wembley Stadium 1982 (un show en vivo en el mítico estadio británico). También hay en el paquete una canciòn ínédita, Living in the Heart of Love. Un informe de Alejandro Lingenti en 3D, el programa que conduce junto a Moira Memma en El Destape Radio (lunes, martes y miércoles de 23 a 1).
Tattoo You ya había sido remasterizado y reeditado en 1994 y en 2009, pero esta vez la apuesta es más grande. Y el precio también: la versión más lujosa cuesta la friolera de 100 euros. Parte de la leyenda del disco tiene que ver con su origen: se armó con descartes de los años 70 para ver si la banda levantaba cabeza después del dirceto recibimiento de Emotional Rescue (1980). Desde la perspectiva que nos da el presente, no luce como un trabajo por compromiso: el track 1 es nada menos que Start Me Up, un clásico que a partir de su aparición nunca faltó en las listas de temas de los shows de los Stones y es uno de los favoritos de sus fans más acérrimos. También son parte del repertorio temazos como Slave, Little T&A (con la áspera voz de Keith Richards) y Waiting on a Friend, donde se luce Sonny Rollins, uno de los saxofonistas más valorados de la historia del jazz, invitado especial para la ocasión.
Un antiguo colaborador de la banda, el ingeniero de sonido y productor Chris Kimsey, fue clave: él asumió el papel de arqueólogo musical y encontró oro en unos cuantos archivos sonoros que estaban olvidados. Los Stones tenían varias pistas grabadas sin letra que le llamaron la atención. Eligió algunas y se las pasó a Mick Jagger para que escribiera. Y Tattoo You fue un éxito: el último número uno del grupo en las listas estadounidenses del grupo, de hecho.
Después de este disco la relación entre Jagger y Richards empezó a complicarse y los Stones se concentraron en funcionar como una aceitada maquinaria de negocios, privilegiando su estatus de banda de estadios. El disco, que tiene dosis equilibradas de temas más rockeros y baladas, está mucho más cerca del brillo de Some Girls (1978) que de lo que iba a venir después, una carrera algo más rutinaria con desniveles y una constante apelación al pasado.