El cantor Carlos Gardel, el ícono indiscutido del tango, no solo revolucionó la música y el cine de su tiempo, sino que también demostró ser un hombre adelantado a su época en aspectos más personales. Durante los 13 años de relación con Isabel del Valle, su novia de toda la vida, el Zorzal Criollo creó un lenguaje secreto en sus cartas. Un código simbólico que, con el paso del tiempo, ha sido comparado con los modernos emoticones usados en las redes sociales.
Este peculiar código cerraba las cartas de Carlos Gardel con barras y guiones, un mensaje sin palabras que simbolizaba "muchos besos y abrazos". Se trataba de una muestra de cariño que parecía anticipar la forma en que hoy nos comunicamos digitalmente con los denominados "emojis". El código, que aparece en seis cartas conservadas por la Fundación Internacional Carlos Gardel, demuestra una expresión personal que iba más allá de las palabras.
Walter Santoro, presidente de la entidad mencionada, remarca que el cantor siempre estuvo un paso adelante en varios aspectos. No solo innovó en la música con el tango-canción, sino también en el uso de nuevas tecnologías como la radio y el cine para difundir su arte. Además, fue pionero en grabar discos a dúo consigo mismo y, como se revela hoy, también se adelantó a Internet con este "código secreto" que usaba con Isabel.
Las cartas no tienen fecha, pero se estiman que fueron enviadas entre 1924 y 1932, son una ventana a una relación profunda y duradera. Gardel y Isabel comenzaron su romance en 1920, y cuatro años después ya mantenían una correspondencia regular. Esta relación, que no solo fue amorosa sino también afectuosa y llena de complicidad, estuvo marcada por pequeños detalles que hoy resultan sorprendentes, como ese código tan particular.
“Las cartas son seis y en todas está este código que significa ‘besos y abrazos’, representado por rayas y guiones. También sabemos que Gardel mantuvo a toda la familia de Isabel. A ella y al hermano, a quien también mantuvo, les pagó un viaje por Europa, y por lo que tengo entendido, hasta le compró la casa. Esto no lo puedo afirmar porque no tengo datos ni documentos, pero sabemos que le compró una”, detalló Santoro, quien tiene los derechos de las cartas y una infinidad de objetos que pertenecieron al histórico cantor.
“Cada vez que se recorre la vida de Gardel y se conoce algo, no deja de sorprendernos porque realmente estaba muy adelantado a su época. Cada vez que descubrimos algo nos damos cuenta que eso no se termina porque siempre nos encontramos con algo novedoso”, aseguró Santoro y mencionó: “La totalidad de la correspondencia, Isabel se las obsequia a Ángel Olivieri para que las sumara a su colección privada y él, años después, las trae a la Fundación. Analizando notamos que ninguna tiene fecha ninguna, pero estimamos que datan entre 1924 y 1932, porque antes se veían casi todos los días; y Gardel pasó todo el año ‘33 en Argentina y al año siguiente ya se va a Nueva York; para ese momento, la relación entre ellos ya se había cortado bastante”.
La relación especial de Carlos Gardel con Isabelita
Isabel Martínez del Valle, nacida en 1907 en el barrio de Constitución, era hija de inmigrantes españoles. La joven se cruzó por primera vez con Gardel cuando él la vio mientras regresaba de hacer las compras. Atraído por su sencillez y simpatía, Gardel comenzó a cortejarla y pronto se convirtió en un visitante frecuente de su casa. Isabel recordaba con cariño cómo Gardel, en su primera visita, se presentó con todos los ingredientes para preparar un arroz a la valenciana, una paella que conquistó a toda la familia. Su buen humor y su calidez hicieron que la joven se enamorara rápidamente.
El legado de Gardel no solo vive en su música, sino también en estos pequeños detalles que demuestran la humanidad del hombre detrás del mito. Su capacidad para innovar, incluso en la forma de comunicarse con los que amaba, sigue sorprendiendo a quienes estudian su vida. Gardel fue, sin duda, un pionero en muchos sentidos, y su amor por Isabel del Valle es solo un capítulo más de una historia que continúa fascinando a generaciones.