SpaceX volvió a lanzar el megacohete Starship tras su primer intento fallido en abril, pero el lanzamiento terminó de forma prematura con una explosión y una pérdida de señal. "Hemos perdido los datos de la segunda etapa (...) creemos que podemos haber perdido la segunda etapa", dijo John Insprucker, presentador de la transmisión en directo de SpaceX.
Este sábado por la mañana, la compañía dirigida por Elon Musk volvió a enviar al espacio la nave no tripulada Starship, que fue desarrollada para llevar astronautas a la luna y más allá. Pese a que alcanzó su primer objetivo de llegar al espacio, se presume que falló minutos después.
Si bien el lanzamiento fue un éxito ya que el propulsor y la nave espacial se separaron con éxito tras el despegue, el proceso terminó destruyendo al Super Heavy, que estalló en una bola de llamas sobre el Golfo de México. De todos modos, Starship pudo continuar su viaje brevemente, logrando volar mucho más lejos que el primer intento de abril pasado.
El objetivo de SpaceX era que su nave espacial alcanzara velocidades cercanas a la orbital (normalmente alrededor de 28.000 kilómetros por hora). El equipo de la compañía de Elon Musk esperó la señal de Starship, pero durante la transmisión en vivo reveló que la "segunda etapa se perdió". "El sistema automatizado de terminación de vuelo en la segunda etapa parece haberse activado muy tarde en el incendio cuando nos dirigíamos hacia el Golfo de México", explicó John Insprucker, ingeniero aeroespacial y presentador de la transmisión en directo de SpaceX.
El primer lanzamiento de Starship
El de este sábado no fue el primer intento de SpaceX de lanzar el cohete más alto y potente de la historia al espacio, aunque sí fue el primero en cruzar la frontera del espacio. El vuelo de prueba que se realizó en abril pasado de Starship con el propulsor Super Heavy no llegó muy lejos.
Casi de inmediato quedó claro que no todos los motores del propulsor estaban encendidos y el cohete despegó en forma casi horizontal. Cuando comenzó a elevarse sobre el Golfo de México, SpaceX debió presionar el botón de autodestrucción, ya que comenzó a dar vueltas sobre su cabeza, lo que empezaba a representar un verdadero peligro.
A la vez, la fuerza del cohete destruyó la plataforma de lanzamiento, por lo que la compañía de Elon Musk también debió reconstruirla para que resistiera lo que implican los 33 motores del Super Heavy.