Se conoce como trombosis a la formación de trombos o coágulos en el interior de un vaso sanguíneo, en el sistema circulatorio, que pueden ser trombos arteriales o venosos. Diversas enfermedades tienen entre sus síntomas esta afección, que puede afectar a cualquier órgano interno o a la circulación en general, y también puede dañar órganos. Es uno de los principales causantes de los infartos de miocardio (trombosis coronaria).
La prevención y el tratamiento para la trombosis suele ser mediante medicación que inhiben la formación y crecimiento de los trombos existentes, reduciendo los riesgos de ataque al corazón, accidente cerebrovascular y embolia pulmonar. Los anticoagulantes son el medicamento más utilizado, a pesar de que no disuelven los coágulos sanguíneos sino que pueden evitar que los mismos crezcan y también prevenir que se desarrollen nuevos coágulos.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo para contraer trombosis suelen agruparse en tres categorías. La primera es la inmovilidad, el estar inmovilizado en cama por unos días o más, por ejemplo. La segunda categoría incluye las lesiones a los vasos sanguíneos, producidos por huesos rotos, accidentes o cirugías mayores o prolongadas. Mientras que el tercer grupo entre los factores de riegos se encuentra la hipercoagulabilidad, una tendencia a coagular de más.
Trombosis venosa profunda
Se denomina de esta forma a una trombosis cuando se produce un cóagulo de sangre en una vena de la pierna, lo que interrumpe el flujo normal de sangre hacia el corazón. Cuando la sangre se coagula dentro de una vena impide que esta vuelva hacia el corazón. Así, se acumula sangre en la pierna, provocando hinchazón y dolor. La trombosis venosa suele localizarse en las venas profundas de las piernas aunque en ocasiones también afecta a las venas de los brazos o algunos de los órganos internos. Puede ocurrir a cualquier edad, aunque es más común en adultos mayores de 60 años.
Trombosis pulmonar
Cuando el trombo se desprende y viaja por el torrente sanguíneo hacia los pulmones se produce una embolia pulmonar, que puede causar daño permanente en los pulmones, bajos niveles de oxígeno en la sangre y lesiones en otros órganos del cuerpo por no recibir suficiente oxígeno. Entre los síntomas más usuales se encuentran la falta de aliento, dolor o malestar de pecho que empeora al toser o respirar profundamente, aumento de la frecuencia cardíaca, toser sangre y presión arterial muy baja, mareos o desmayo.
Trombosis coronaria
Se trata de la destrucción de parte de la capa muscular del corazón debido a la falta de oxígeno. También denominado infarto de miocardio, suele ocurrir cuando se forman coágulos de sangre en una de las arterias coronarias, bloqueando la llegada de sangre al corazón. Un dolor agudo en el pecho es el principal síntoma de una trombosis coronaria, que si no es rápidamente atendido puede tener consecuencias mortales. Algunas personas no sienten dolor durante el infarto, algo que suele producirse en diabéticos y mayores de 75 años.