Lanzan un biobanco que permitirá trazar el mapa genómico de la Argentina

Es un instrumento que tienen pocos países; servirá para estimar el riesgo de enfermedades, evaluar el efecto de terapias y fármacos, y desarrollar nuevas estrategias terapéuticas

12 de marzo, 2023 | 00.05

La enfermedad de Chagas afecta a aproximadamente seis millones de personas sólo en América Latina. Pero a pesar de estar en contacto con el parásito que la causa (el Trypanosoma cruzi), las poblaciones amazónicas casi no la padecen. A través del análisis genómico de 118 individuos de 19 poblaciones de esa área, un estudio que acaba de publicarse (https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.abo0234) descubrió porqué: estas comunidades adquirieron adaptaciones genéticas que les confieren resistencia

Un trabajo publicado en 2014 en Plos One encontró que los nativos de la India tienden a desarrollar diabetes a una edad más temprana y con niveles más bajos de Índice de Masa Corporal (IMC) que las personas de otros grupos étnicosAllí la enfermedad comienza a manifestarse ya con un IMC de 24,5 kg/m² a diferencia de lo observado en Europa y los Estados Unidos, donde es de alrededor de 28,4 kg/m². A este fenómeno se lo llama "fenotipo indio asiático” y, aunque las razones exactas de este vínculo entre la diabetes y un IMC más bajo no se comprenden del todo, se cree que reside por lo menos en parte en factores genéticos: esa población tiende a tener mayor porcentaje de grasa corporal y menor porcentaje de masa muscular que otros grupos étnicos.

En Chile, se detectó que por cada punto porcentual de incremento en la ancestría mapuche, se registra un 3,7% de aumento de la mortalidad de cáncer de vesícula.

Ejemplos como éstos y muchos otros revelan la importancia de conocer el acervo genético de las poblaciones, tanto para estimar riesgo frente a enfermedades, como para evaluar el efecto de terapias y fármacos, y en especial para el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas. Sin embargo, hasta ahora los datos genéticos poblacionales con los que se cuenta son todos del hemisferio Norte

A pesar de que tenemos mapas de nuestro territorio, de nuestras montañas, ríos y glaciares, de las ciudades y rutas que recorren el país, carecemos de una cartografía genómica de la población Argentina, compuesta por una diversidad de etnias autóctonas e inmigrantes.  Pero un acuerdo sin precedente sellado en la última semana por los Ministerios de Ciencia y Salud, y los consejos federales de ambas áreas (Cofecyt y Cofesa, integrados por los ministros de esas áreas de todas las provincias) permitirá saldar ese faltante con la puesta en marcha de un proyecto iniciado por investigadores del Conicet hace ya casi una década. 

Se trata del programa PoblAR, dependiente de la Secretaría de Planeamiento y Políticas del Mincyt, que en una primera etapa obtendrá 1800 muestras genómicas representativas de todas las regiones del país (Noroeste, el Noreste, Chubut, CABA, Córdoba y Provincia de Buenos Aires) para crear el primer biobanco genómico de la Argentina.

“Ocurrió algo inédito, histórico, que fue la asamblea conjunta del Consejo Federal de Ciencia y el Consejo Federal de Salud, los 24 ministros de Salud y sus pares de ciencia y tecnología, sesionando conjuntamente en una reunión encabezada por los ministros Filmus y Vizzotti –comenta el bioantropólogo Rolando González-José, director del Centro Nacional Patagónico (Cenpat) y coordinador de esta iniciativa–. No sólo se recordó el trabajo articulado entre ambas áreas durante la pandemia, sino que también se firmaron convenios muy importantes, uno de ellos destinado a la ejecución de fondos para proyectos de investigación en salud estipulados por cada provincia. El acuerdo específico que le da un marco interministerial a PoblAR, permite que utilicemos el secuenciador de última generación del Instituto Malbrán y sus excelentes profesionales. Estamos cooperando con la Unidad de Genómica, a cargo de la doctora Josefina Campos, que junto con el doctor Hernán Dopazo, del Consejo Asesor de PoblAR, están secuenciando los primeros 34 genomas de referencia nacional que surgen de muestras tomadas en el pasado reciente en los nodos del Programa”.

En esos 34 genomas están representadas diferentes poblaciones. “Son los primeros genomas completos de referencia del país que fueron secuenciados a alta resolución, es decir, a 30x –explica González-José–; esto significa que la secuenciación, si la imaginamos como un scanner, pasa por todo el genoma de un individuo 30 veces, y eso permite corregir errores, llegar a  una secuencia estable en su constitución y verificar las diferencias con los genomas hechos a baja resolución (1x, que es el genoma leído una única vez). Cuando esa diferencia, esos errores entre alta densidad y baja densidad, es pequeña, quiere decir que el protocolo [que uno utiliza] está preparado para hacer un análisis masivo de genomas completos”. La utilidad de estas muestras «de referencia» es probar herramientas terapéuticas ya sea de prevención, de diagnóstico o de tratamiento en una diversidad poblacional y no en genomas de otras latitudes. 

En una entrevista concedida hace meses a Pablo Taranto, de NEXciencia, la publicación del centro de divulgación científica de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, el biólogo Hernán Dopazo, investigador del Conicet en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires, y profesor de Genómica Evolutiva y Poblacional, lo había explicado de este modo: “El genoma humano se descifró para dar respuesta a enfermedades complejas, comunes a la mayoría de las personas (…)  La genómica poblacional intenta entender precisamente la variabilidad asociada con esas enfermedades. La de la Argentina es específica, como la de cada región del mundo. El problema es que el 80% de los estudios de las características genéticas asociadas con estas enfermedades están hechos con genomas de europeos o descendientes de europeos, y menos del 1% con datos genómicos de hispanos o latinos. Con eso se hace investigación, ensayos clínicos y, finalmente, medicamentos. Ahora bien, hoy no sabemos si ese fármaco producido a partir de esa información genómica tiene eficacia terapéutica para un habitante de la Puna, por ejemplo. Quizás sí, pero es solo un acto de fe”.

Hernán Dopazo (Foto: Diana Martinez LLaser. Exactas UBA)

Se prevé que una vez que cada nodo cuente con aprobación del comité de bioética de su jurisdicción, los investigadores iniciarán el muestreo de alrededor de 300 individuos en un año (1800 en total) para seleccionar un conjunto y hacer análisis genómico de alta resolución, mientras que al resto les realizarán el de menor resolución. Hasta el momento el programa incluye seis nodos, pero se está discutiendo la creación de un séptimo en el conurbano bonaerense. 

“Es un área estratégica, ya que representa capas sucesivas de migraciones muy antiguas, pero también muy recientes –subraya González-José–. Suelo decir que esa será la constitución genómica del futuro de la Argentina. No sólo genética, sino también de hábitos alimentarios, culturales… PoblAR no puede prescindir de una muestra representativa de esa área por la importancia demográfica que tiene, porque ahí están evolucionando las enfermedades y las patologías que nuestra población tiene ahora y que va a tener en el futuro”. 

En parte, el biobanco es posible gracias a que el país hizo un esfuerzo financiero importante durante la pandemia para la compra de un equipo de última generación que permite obtener genomas completos en 48 horas. Para tomar la muestra, se realiza una pequeña punción y se obtiene una muestra de sangre similar a la que requiere un análisis clínico de rutina, pero de menor volumen. Además, la recolección se complementa con una batería de encuestas sobre hábitos alimentarios (con una estimación del estado nutricional a partir de mediciones antropométricas) y de vida (sedentarismo, tabaquismo, antecedentes familiares, enfermedades). 

Josefina Campos, directora del Centro Nacional de Genómica y Bioinformática del Anlis-Malbrán

“Todo el protocolo se ajusta y se rige por la Resolución 2940 que establece las pautas para la conformación y el funcionamiento de biobancos de muestras genéticas destinadas a la investigación –destaca el científico–. Entre sus pautas más importantes, como ocurre en todo el mundo, se contempla la anonimización de los datos. Es decir, que una vez que son tomados, se desconecta toda información que permita llevar a la identidad, a la localización, a la dirección postal del voluntario. Esa información está protegida con estándares de seguridad informática por un software que desarrolló la Fundación Sadosky”. 

Podrán ser voluntarios para ofrecer las muestras los adultos de entre 20 y 65 años que no estén transitando en el ámbito hospitalario. “El biobanco es un recurso nuevo que hoy no existe en el ecosistema de investigación nacional, que podríamos llamar ‘el metro patrón’ de la diversidad [genética] nacional, que no es necesariamente igual a la de otros países y que no está representada en los grandes biobancos. Los tres o cuatro biobancos de referencia que se utilizan en la actividad diaria de cualquier grupo de investigación biomédica. Nuestra población, la de cualquier nación latinoamericana, tiene una historia mucho más rica de diversidad, que incluye la originaria, que se encontraron los inmigrantes europeos, que era riquísima. La de los nativos americanos era más alta de lo que se creía y se superpone con la propia de las corrientes migratorias que se van solapando a lo largo del tiempo. Ahora tendrán un recurso para verificar la presencia de marcadores genéticos en las distintas regiones del país. Eso les va a permitir tener una estimación mejor de la eficacia, de la performance, de las herramientas de diagnóstico, de tratamiento y eventualmente, en el futuro, la puesta a punto de fármacos diseñados específicamente para nuestra población". 

Luz Lardone, Subsecretaria de Federalización de la Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus y Carla Vizzotti, durante la reunión conjunta del Cofesa y el Cofecyt

Lo singular de este desarrollo, que fue elogiado calurosamente por el biólogo español Arcadi Navarro, director del Archivo Europeo de Genomas y Fenomas, durante una visita a Buenos Aires, es su sólido anclaje institucional, que no se encuentra en otras iniciativas como las que hay en Brasil o México.  

"EL lanzamiento de esta iniciativa nos coloca en un club muy pequeño de países que desarrollaron toda esta arquitectura institucional y científica para que los grupos de investigación cuenten con esa información –afirma González-José–. Eso hoy existe solamente para las poblaciones de los países desarrollados. Con PoblAR lo pondremos a disposición para nuestra propia población. Estamos muy ilusionados, muy contentos y con muchísimo trabajo. Y lo que más contentos nos pone es que ya hay investigadores de muchísimo prestigio y muy queridos en el ámbito científico nacional que se están interesando por esta muestra para potenciar y enriquecer su línea de investigación".