Las elecciones en Argentina son el corazón de nuestra democracia. Hoy, el voto es universal, secreto y obligatorio para los mayores de edad, y optativo a partir de los 16 años. Aunque no siempre fue así.
Durante mucho tiempo, el derecho a elegir fue privilegio de unos pocos. El pueblo estaba excluido de las decisiones y el poder. Hoy, eso quedó atrás y cada votación representa un momento de celebración ciudadana.
¿Cómo llegamos a nuestro sistema electoral actual? Te invitamos a recorrer este camino lleno de conquistas y avances, pero también de proscripciones, silencios y fraudes. Antes, una recomendación. No te pierdas este video de Canal Encuentro sobre el sufragio en nuestro país.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
Antecedentes de las elecciones en Argentina
Las elecciones tal cual las conocemos actualmente son muy distintas a las de sus orígenes. Los comienzos de la historia electoral argentina, a principios del siglo XIX, estuvieron marcados por las exclusiones y el fraude.
En 1821, en la provincia de Buenos Aires, se sancionó la primera ley electoral de nuestro país. ¿Qué establecía? El sufragio universal masculino y voluntario para todos los hombres libres de la provincia mayores de 20 años.
Además, los propietarios eran los únicos que podían ser electos para cualquier cargo. Con esta ley, sobre un total de 60.000 personas, solo trescientas emitieron su voto.
Constitución de 1853
La Constitución Nacional y las leyes sancionadas por el Congreso entre 1857 y 1863 vinieron a sentar las bases del régimen de elecciones en Argentina. Sin embargo, las provincias fueron por su lado e implementaron los comicios locales bajo sus propias reglas.
El voto seguía siendo restringido. Solo los varones adultos tenían derecho a hacerlo. Pero no todos los varones: había que ser blanco, tener propiedad y oficio conocido. Por lo tanto, la mayoría seguía quedando afuera: artesanos, mestizos, criollos pobres, negros e indígenas.
¿Cómo era la dinámica electoral? Como no existía un padrón como el de ahora, cada varón tenía que presentarse una semana antes para inscribirse. Al momento de votar, se dirigía a la parroquia correspondiente (la elección ocurría en los atrios de las iglesias) y a viva voz decía su nombre y su voto. De ahí la expresión “voto cantado”.
A su vez, la Ley 140 de 1857 estableció la división del país en 15 distritos electorales. Cada votante tenía que elegir una lista completa que contenía los candidatos para todos los cargos. De esta manera, la lista más votada obtenía todos los puestos en pugna y la oposición se quedaba prácticamente sin representación política.
Estado argentino
Entre 1852 y 1880 se llevó a cabo un proceso de organización del Estado argentino, que comenzó con la sanción de la Constitución Nacional en 1853. En ella se confirmaron los derechos, los deberes y las garantías de sus habitantes y ciudadanos.
Todos los dirigentes, a excepción de los de Buenos Aires, estuvieron de acuerdo en una forma de gobierno representativa, republicana y federal. Sin embargo, en 1852 la provincia de Buenos Aires se separó de la Confederación Argentina.
Durante casi diez años coexistieron dos Estados separados: la Confederación Argentina y la provincia de Buenos Aires, que dictó su propia constitución. La puja durante esos años fue política y económica.
En 1859, se inició la guerra entre ambas partes. Finalmente, decidieron firmar el Pacto de San José de Flores. A través de él, Buenos Aires fue unida a la Confederación y la Aduana se incorporó a la Nación.
A cambio, los porteños podían revisar la Constitución y proponer modificaciones. En 1860, se realizó la primera reforma constitucional. Pero la unidad no era todavía una realidad.
En 1861, en la localidad de Pavón, ambos bandos se enfrentaron nuevamente. La Confederación Argentina fue derrotada y los liberales porteños, liderados por Mitre, se adueñaron de la situación política.
Las presidencias fundacionales
Con el objetivo de organizar el Estado Nacional, se inició una nueva etapa conocida como el período de las presidencias fundacionales. Así, se fue construyendo una dirigencia nacional que reemplazó a los políticos y los caudillos locales y regionales.
El primer presidente fue Bartolomé Mitre, le siguieron Domingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda. Quienes pertenecían a familias reconocidas pasaron a ocupar funciones en el Estado y se destacaron en la política.
El fraude como forma de selección
Entre los años 1857 y 1912, el fraude en las elecciones en Argentina fue la norma. Las prácticas de la clase dominante iban desde usar las libretas de los muertos y comprar votos, hasta quemar urnas y votar dos veces con nombres distintos. Incluso se llegaba a la violencia física.
El fraude electoral fue una práctica política utilizada por la clase dominante para garantizar su lugar en el poder.
Estaba claro que el interés de las elites no residía en habilitar una mejor representación de los ciudadanos, sino en garantizar el triunfo de quienes los dirigían. De esta manera, los comicios estaban vaciados de todo contenido democrático e igualitario.
El fraude era la verdadera instancia de selección. El ejercicio del voto bajo estas condiciones dio lugar a un debate que concluyó en 1912.
El historiador Felipe Pigna sostiene que las presidencias de Mitre, Sarmiento, Avellaneda y las subsiguientes hasta 1916, “son ilegítimas de origen porque todos los presidentes de aquel período llegaron al gobierno gracias al más crudo fraude electoral”.
1880: comienza la historia
De 1880 a 1912 se produjo en Argentina la consolidación del Estado liberal, con un régimen político autoritario y restringido. El presidente era elegido por ciudadanos mediante representantes en el colegio electoral.
El sistema se basaba en el control de la sucesión presidencial. De esta manera, el presidente saliente designaba a su sucesor y lo mismo hacían los gobernadores de las provincias.
Esto fue posible porque, durante ese período, prácticamente existió una sola agrupación política importante: el Partido Autonomista Nacional (PAN). Las elecciones en Argentina eran una pantomima, ya que los derechos políticos eran solo para unos pocos.
¿Cómo funcionaba la “máquina” electoral? Una vez decidido el sucesor, se ponía en marcha el mecanismo del fraude. El voto era universal masculino, voluntario y público.
Esto impedía que los opositores pudieran acceder a las urnas. Si lo hacían no figuraban porque el padrón era confeccionado por funcionarios del gobierno. De esta manera, todos los pasos que aseguraban el fraude estaban controlados. El que controlaba la máquina ganaba las elecciones.
1902: Reforma Electoral
Tras la capitalización de Buenos Aires y la crisis económica y financiera de 1890, Argentina sufrió una transformación en todos los órdenes, particularmente en la composición social de la población.
En lo social, la oligarquía fue perdiendo su poder por el ascenso paulatino de la pequeña burguesía. A su vez, apareció otra clase social: el proletariado. En lo político, se conformaron partidos de mayor arraigo entre la población: la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista.
En este contexto, se buscaba subsanar defectos de la organización política y contemplar un reclamo de años: el de la representación de las minorías. El alma del proyecto electoral fue Joaquín V. González, por entonces ministro del Interior del gobierno de Julio Argentino Roca.
La ley tenía cuatro propósitos fundamentales:
-
Inclinarse al desarrollo del federalismo.
-
Evitar el fraude.
-
Introducir nuevas clases sociales en la lucha política.
-
Neutralizar la lucha obrera.
El proyecto de reforma cambiaba por completo el mecanismo que había regido las elecciones en Argentina. ¿Cuáles eran sus principales puntos?
-
Sistema uninominal. El territorio sería dividido en tantos distritos electorales como representantes correspondan, según la proporción que se les haya establecido en la Constitución. La circunscripción favorecería el conocimiento directo entre candidatos y votantes. A su vez, garantizaría el tan reclamado pluralismo para dar lugar a la representación de las minorías y también la transparencia de la representación.
-
Padrón permanente. La persona debía dirigirse al Registro Civil y pedir ser inscripto en el padrón cívico.
-
Voto de los analfabetos e inmigrantes.
Finalmente, la ley fue aprobada con algunas modificaciones. Los analfabetos y extranjeros quedaron excluidos de los padrones. Además, durante las sesiones en el Congreso se discutieron otras cuestiones. Por ejemplo, el voto secreto -que fue rechazado- y siguió siendo oral y la edad mínima en 16 años para votar, que fue elevada a 18.
Esta ley rigió el comicio presidencial y legislativo de 1904. Sin embargo, el presidente electo Manuel Quintana envió rápidamente un proyecto que derogó la reforma y volvió a la normativa anterior.
Ley Sáenz Peña
Hacia 1910, la sociedad argentina era muy distinta a la de treinta años atrás. El crecimiento poblacional fue acompañado por la diversidad cultural. En lo político, habían surgido nuevos partidos –como la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista– y dirigentes políticos que aspiraban al poder.
En este contexto, el 10 de febrero de 1912 se sancionó en el país la Ley 8.871, conocida como Ley Sáenz Peña. Constituyó uno de los hitos más importantes en la historia de las elecciones en Argentina. Esta ley garantizaba el voto secreto, universal y obligatorio a todos los argentinos varones mayores de 18 años.
En 1912, la Ley Sáenz Peña estableció el voto secreto, universal y obligatorio para todos los argentinos varones mayores de 18 años.
A su vez, la legislación aseguraba la representación de las minorías en el Congreso. Para lograrlo, dispuso el sistema de la lista incompleta que aseguraba dos tercios de los cargos para la lista ganadora, y un tercio para la que obtuviera el segundo lugar.
¿Quién fue el impulsor de esta legislación? Roque Sáenz Peña, doctor en Derecho, militar y diplomático, presidente de la Argentina entre 1910 y 1914. Su iniciativa pretendía ser la garantía definitiva de la cultura cívica para el país.
La Ley Sáenz Peña buscó eliminar todas las condiciones que facilitaban el fraude. En este sentido, significó un notable avance hacia la democracia en Argentina. Al mismo tiempo, la posibilidad de expresión de las fuerzas políticas opositoras excluidas por los gobiernos conservadores.
De 1912 a 1976
Los primeros gobiernos radicales
Contrario a lo que esperaban los integrantes del Partido Autonomista Nacional, la Unión Cívica Radical llegó al gobierno. En 1916, Hipólito Yrigoyen se convirtió en presidente en las que fueron las primeras elecciones en Argentina, libres y sin fraude.
Hipólito Yrigoyen llegó a la Casa Rosada en los primeros comicios libres y sin fraude de la historia argentina.
Así quedó inaugurada una etapa de gobiernos radicales que se extendió hasta 1930. Hipólito Yrigoyen fue presidente entre 1916 y 1922 y entre 1928 y 1930. Por su parte, Marcelo T. de Alvear gobernó entre 1922 y 1928.
Estos gobiernos permitieron la ampliación de la democracia con la participación ciudadana de sectores medios y trabajadores. Durante estos años se nacionalizó el petróleo y se desarrolló la enseñanza universitaria.
Pero también hubo momentos de fuerte conflictividad social producto de las graves condiciones de vida de los trabajadores. Las protestas fueron reprimidas, alcanzando miles de detenidos y centenares de muertos.
La década infame
El 6 de septiembre de 1930, el general José Félix Uriburu encabezó el golpe militar que derrocó al presidente Yrigoyen. El Congreso fue disuelto y se suspendieron las garantías constitucionales.
El fraude electoral y la exclusión política de las mayorías volvió a repetirse en la historia argentina. Al gobierno de Uriburu (1930-1932) le siguió el del general Agustín P. Justo (1932-1938), el de Roberto Ortiz (1938-1942) y el de Ramón Castillo (1942-1943).
La llegada del peronismo
En 1943, un grupo de militares dio un golpe de estado y derrocó al gobierno conservador del presidente Ramón Castillo. En ese grupo estaba el coronel Juan Domingo Perón.
Un año después, el general Edelmiro Farrell desplazó de la presidencia al general Pedro Ramírez. Nombró a Perón ministro de Guerra y luego, vicepresidente.
En las elecciones de 1946, Perón -a través del Partido Laborista- ganó con el 52.8% de los votos. De esta forma, obtuvo casi los dos tercios de la Cámara de Diputados, la mayoría de los puestos del Senado y casi todas las gobernaciones provinciales.
Perón fue presidente entre 1946 y 1952. En 1951 obtuvo nuevamente un amplio triunfo electoral y en 1952 comenzó su segundo periodo de gobierno.
En 1955, un golpe militar lo derrocó, obligándolo al exilio. Retornó al país en 1972 y ejerció su tercera presidencia entre 1973 hasta su muerte, en 1974.
Ley de voto femenino
Hasta 1947, la participación en las elecciones en Argentina estaban limitadas a los varones. La Ley 13.010, sancionada ese año, le dio a las mujeres igualdad de derechos políticos con respecto a los hombres.
La Ley 13.010 permitió la participación de las mujeres en las elecciones en Argentina. Significó un paso más hacia la igualdad de derechos.
¿Qué significó esto? Que, además de votar, las mujeres pudieron presentarse como candidatas para ocupar cargos electivos. De esta forma, la mujer accedió a la vida política institucional, como representada y como representante.
En esta batalla histórica, Eva Duarte cumplió un rol destacado. En julio de 1949 fundó el Partido Peronista Femenino, impulsando este reclamo y alentando a las mujeres a luchar por sus derechos.
En noviembre de 1951, para las elecciones nacionales, la ley entró en vigencia y las mujeres votaron por primera vez. Finalmente se hacía realidad la universalidad del voto para todos los ciudadanos y ciudadanas.
La “Revolución libertadora”
Entre 1955 y 1958, un golpe militar con amplio apoyo político y social derrocó a Perón. Nuevamente, el estado democrático fue interrumpido. El régimen militar convocó a elecciones en Argentina, proscribiendo al peronismo.
Los gobiernos de Frondizi e Illia
En 1958, Arturo Frondizi, líder de la Unión Cívica Radical Intransigente, llegó al gobierno tras sellar una alianza con Perón. Fue presidente hasta 1962. En 1963, las elecciones presidenciales -con proscripción del peronismo-, llevaron a la presidencia a Arturo Illia, de la Unión Cívica Radical del Pueblo.
La “Revolución argentina” (1966-1973)
En 1966, se abrió un nuevo período de gobiernos militares en la historia argentina, liderado por el general Juan Carlos Onganía. Culminó con el retorno del peronismo al poder en 1973.
“Proceso de Reorganización Nacional”: la dictadura
El 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas realizaron un golpe cívico militar. Se inició el período más oscuro de la historia argentina. La dictadura militar contó con el apoyo de grupos económicos y de poder nacionales, internacionales y eclesiásticos.
El gobierno ejerció el terrorismo de Estado, implementando un plan sistemático que consistió en secuestrar, torturar y asesinar de forma clandestina a miles de personas.
1983
En 1983, la democracia volvió a ser una realidad para nuestro país y con ella la participación política. Las elecciones en Argentina dieron el triunfo al radicalismo. Raúl Alfonsín fue elegido presidente con el 52% de los votos.
Los organismos de derechos humanos pujaron para que se investiguen los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. Alfonsín realizó el histórico Juicio a las Juntas, siendo Argentina el primer país en juzgar a sus dictadores.
El gobierno menemista
En 1989, se volvieron a realizar elecciones presidenciales en Argentina. Esta vez el triunfo fue para Carlos Menem, el candidato peronista. Contrariamente a su discurso electoral y a los postulados históricos del peronismo, Menem implementó el proyecto neoliberal en Argentina.
Se caracterizó por la privatización de empresas estatales, una apertura indiscriminada del mercado a los productos y capitales extranjeros y un plan de convertibilidad y una mayor dependencia y endeudamiento.
Ley de cupo femenino
La Ley 24.012 de cupo femenino fue sancionada el 6 de noviembre de 1991. Determinó que al menos el 30% de las listas de candidatos que presentan los partidos en las elecciones en Argentina tiene que estar ocupado por mujeres.
Originalmente fue aplicada en la Cámara de Diputados de la Nación. En 1995 se extendió al Senado y, a partir de 2015, al Parlasur.
En 2017, el Congreso de la Nación aprobó la Ley 27.412 de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política. Estableció que las listas de candidatos al Congreso de la Nación (diputados y senadores) y al Parlamento del Mercosur deben integrarse ubicando de manera intercalada a mujeres y varones.
Reforma constitucional de 1994
Durante la presidencia de Menem, la Constitución Nacional fue reformada generando un cambio en el sistema de elección presidencial. ¿Cuáles fueron esos cambios? Vamos a repasarlos.
- Se adoptó un mecanismo de elección directa del presidente y vicepresidente con un sistema de “ballotage atenuado” para las ocasiones en que la fórmula ganadora no obtuviera un porcentaje mayor al 45% de los votos positivos, o bien, el 40% con una diferencia en puntos superior al 10% respecto a su competidor más próximo.
- Se habilitó la reelección.
- Se redujo el mandato de seis a cuatro años.
- La Cámara de Diputados se compuso por un diputado por cada 33.000 habitantes o fracción que no baje de 16.500. Por lo tanto, cada provincia elige un número de diputados según su población en base a dicha cantidad. Se estableció una duración de mandato de cuatro años y su renovación por mitades cada dos años.
- Para la elección de senadores, se amplió de dos a tres senadores por estado provincial. Al igual que para el poder ejecutivo, se estableció la votación directa y se añadió la figura de la “lista incompleta”. Contempla la posibilidad de incorporar por parte de la minoría uno de los tres senadores otorgados a cada provincia, siendo reducido su mandato a seis años.
Actualidad
Kirchnerismo
A partir de 2003, luego de las elecciones presidenciales de ese año, el triunfo de Néstor Kirchner significó el inicio de una nueva etapa en la historia argentina. Fue la oportunidad de romper con las políticas neoliberales en el país y construir otro modelo, con fuerte presencia del Estado en el desarrollo de políticas públicas.
Luego de su mandato, a Néstor Kirchner le sucedió, en octubre de 2007, la presidenta Cristina Fernández. Se convirtió en la primera mujer electa en la historia de Argentina. Tuvo dos presidencias consecutivas: de 2007 a 2011 y de 2011 a 2015.
Su gobierno se caracterizó por una política económica expansionista y redistributiva, la ampliación de derechos sociales, las políticas de empleo y cobertura social. Además, la integración regional de América Latina.
Ley 26.571
La Ley de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral fue sancionada en 2009. Uno de los ejes centrales es la incorporación del sistema de primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) para la elección de candidatos.
La normativa establece qué partidos pueden presentarse a las elecciones nacionales, que serían los que obtienen al menos el 1,5% de los votos válidamente emitidos en el distrito de que se trate para la respectiva categoría. También queda definida la lista que representará a cada partido político.
Ley 26.774
Fue sancionada en octubre de 2012. La Ley de Ciudadanía Argentina amplió los derechos de voto a los ciudadanos y ciudadanas de 16 y 17 años. Todos los argentinos mayores de 16 años están habilitados (pero no obligados) a votar todos.
Macrismo
Mauricio Macri (2015-2019) llegó a la presidencia argentina integrando el partido Propuesta Republicana o PRO. Impulsando un proyecto de gobierno neoliberal, generó inéditos índices de desigualdad social y pobreza, altísima inflación, endeudamiento y destrucción de miles de empleos.
El gobierno de Mauricio Macri finalizó el 10 de diciembre de 2019. Alberto Fernández se impuso en primera vuelta en las elecciones de octubre de ese año convirtiéndose en el nuevo presidente argentino.
Conclusión
Diferentes momentos atravesaron la historia democrática y las elecciones en Argentina. Desde sus orígenes, el pueblo fue excluido de la participación ciudadana, siendo el voto un privilegio de pocos.
Sin embargo, hoy sabemos que nuestra democracia se sostiene en la elección y legitimación de los representantes a través del sufragio popular. Todos los argentinos y argentinas pueden y deben ejercer plenamente sus derechos políticos y electorales.
Encontrá más notas sobre historia y política argentina en El Destape.