En la historia argentina, sus nombres son sinónimo de grandeza y heroísmo, aunque también de hechos oscuros. Son próceres que forjaron el destino de la nación en el campo de batalla y como gobernantes. Pero además, estos hombres ilustres lograron acumular fortunas considerables a través de diversas actividades económicas.
Un reciente estudio realizado por el experto en historia económica argentina, Julio Djenderedjian, reveló el patrimonio de los próceres argentinos más ricos. De acuerdo a este relevamiento, los tres próceres más adinerados son Julio Argentino Roca, Justo José de Urquiza y Facundo Quiroga, en ese orden.
Según el periodista y especialista en Mercados de Capitales, Mariano Otálora, autor del libro "Los próceres y el dinero", Roca encabeza la lista con una fortuna estimada en más de 15 millones de pesos al momento de su fallecimiento en 1914. Si hacemos la conversión a dólares, aproximadamente serían unos US$198.360.987.
El patrimonio del expresidente argentino estaba compuesto principalmente por extensas propiedades en la provincia de Buenos Aires, La Pampa y Río Negro. Según Djenderedjian, todos sus bienes estaban en el país, lo que explica la estimación en pesos moneda nacional.
Por su parte, Justo José de Urquiza, quien fue gobernador de Entre Ríos y presidente de la Confederación Argentina, dejó al morir una fortuna de alrededor de 5.436.923 pesos, lo que equivaldría a unos US$120.000.000 en la actualidad.
Cerando el podio, Facundo Quiroga, uno de los líderes de la causa federal, también acumuló una gran riqueza, aunque solo se conoce parte de su patrimonio, estimado en unos US$6.000.000.
El especialista en historia económica argentina, que además es investigador de Conicet y docente en la UBA, realizó una serie de conversiones del peso moneda nacional. Primero, convirtió el peso al peso oro según la cotización en tiempos de la muerte de quien llamaron ‘El Zorro’. Luego, hizo el traspaso de oro a dólares de aquel tiempo.
Cómo hizo su fortuna Julió Argentino Roca
Roca, presidente de la Argentina, que fue además, como ministro de Guerra, uno de los hacedores de la llamada campaña del desierto, dejó al morir, en octubre de 1914, una fortuna para sus herederos de más de 15 millones de pesos.
En comparación con las grandes fortunas de la época, Djederendjian, en diálogo con La Nación, mencionó a Teresa Castellanos de Anchorena -dueña del palacio donde hoy está la Cancillería-, que al morir, en 1920, dejó una fortuna hoy equivalente a US$322.695.588. El economista también cita al banquero e industrial Ernesto Tornquist que al fallecer, en 1908, dejó una suma hoy valuada en US$394.186.783. Por lo que la de Roca puede considerarse entre las grandes fortunas de esos tiempos en nuestro país.
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De acuerdo con el libro de Otálora, parte del patrimonio del expresidente argentino en dos períodos (1880-1886 y 1898-1904) y uno de los hacedores de la Argentina moderna, estaba integrada por campos de importante extensión en la provincia de Buenos Aires, La Pampa y Río Negro. En este sentido, una de las propiedades destacadas fue la estancia La Larga, que recibió como regalo del gobierno por su accionar en la campaña del desierto. Este terreno, ubicado en el partido bonaerense de Daireaux, alcanzó una extensión de 53.000 hectáreas en las que llegó a haber unas 40.000 ovejas y 10.000 vacunos, además de una formidable residencia con 10 habitaciones.
Además, contaba con más de diez propiedades en la Capital Federal, chacras y lotes en Morón, La Matanza, Bahía Blanca y La Plata, más acciones en compañías de seguros, de la marina mercante y de carruajes y créditos a su favor. Según los historiadores consultados por Otálora, supo aprovechar sus posiciones de poder a lo largo de su trayectoria militar y política para cosechar beneficios personales que engordaron su economía personal.