Nuestro país es tierra de secretos y curiosidades. Es por eso que, a la hora de pensar en hacer turismo, es difícil definir una zona específica para conocer. Sin embargo, la Patagonia Argentina es una de las preferidas.
Es que el sur de nuestro país ofrece de todo. Además de ser un gran atractivo tanto en verano como en invierno, sus hermosos paisajes son capaces de enamorar a cualquiera. También, su gastronomía es única, mientras que la gran variante de opciones para hacer la posiciona como el destino más elegido.
En este marco, dentro de la lista de secretos de esta zona, se encuentra el Laberinto Patagonia, un lugar natural que presenta el más grande de todo América del Sur y es ideal para conocer en familia o con amigos. ¡Animate a este desafío!
Dónde queda y cómo llegar al Laberinto Patagonia
La espectacular provincia de Chubut esconde este rinconcito que tenés que conocer. Se encuentra precisamente en la localidad de El Hoyo, al noroeste, cerca del límite con Río Negro. La zona es digna de una película, donde los paisajes ofrecen un espectáculo para los ojos.
Y en medio de sus bosques, lagos y encuentro con la fauna aparece este Laberinto Patagonia, el cual representa la mayor atracción de la llamada Comarca Andina y es motivo de la visita de miles de turistas durante todo el año.
Para llegar a este destino no hay camino más accesible y rápido que la Ruta Nacional 40. Si se parte desde El Hoyo, la localidad más cercana, se deben recorrer apenas 5 kilómetros. El primero por la mencionada ruta en dirección sur para luego tomar un recorrido ubicado de la mano derecha, llamado “camino al Desemboque” que no cruza el puente sobre el río Epuyén, sino que lo bordea.
Se debe continuar por esta ruta por aproximadamente cuatro kilómetros hasta el predio del laberinto, llamado valle del Río Epuyén, el cual se puede apreciar despejado sobre la izquierda del camino que, en la mayor parte de su recorrido, recorre el río por fuera. Está a 15 kilómetros de El Bolsón y a 14 kilómetros del Lago Puelo.
Vale mencionar que, para quienes planifiquen visitarlo, las cinco hectáreas del laberinto incluyen “Comer y Beber”, un espacio gastronómico en una loma a un costado, donde se tiene una visión panorámica de toda la misteriosa construcción que llama la atención de propios y extraño.
“La historia comenzó a escribirse en el año 1996, luego de plantar los árboles que hoy dan forma al laberinto. Fueron esenciales para su concreción la motivación, el trabajo, los conocimientos de kabbalah, historia, geometría sagrada, mitología y filosofía. Y magia. Mucha magia”, relata en su cuenta de Instagram “Laberinto Patagonia” (@laberintopatagonia), donde se encuentra toda la información para ir.