No es científico, sino director de un fondo de inversión. Pero para gran parte del mundo, Kirill Dmitriev es el rostro visible de la vacuna Sputnik V, desarrollada por científicos del Instituto Gamaleya, de Moscú. Con frecuencia portavoz de las novedades que conciernen a una de las inmunizaciones más aplicadas en el mundo, ayer encabezó una conferencia de prensa internacional en la que, junto con el director del Gamaleya, Alexander Gintsburg, y su vicedirector, Denis Logunov, se presentaron los resultados de un ensayo preliminar para verificar la capacidad neutralizante contra la variante Ómicron de un grupo de personas vacunadas con esta inmunización y de otro que recibió una dosis de refuerzo de Sputnik Light (similar al primer componente del esquema combinado).
Minutos más tarde, Dmitriev le concedió una entrevista exclusiva a El Destape.
–Señor Dmitriev, ¿cuáles fueron los principales resultados del estudio?
Básicamente lo que hizo el Instituto Gamaleya es analizar la capacidad neutralizante del suero de personas vacunadas con Sputnik V y de otros que habían recibido un refuerzo con Sputnik Light frente a la variante Ómicron. Lo que vieron es una declinación en eficacia, pero mucho menor que lo que había sido reportado para otras vacunas. Y específicamente en personas que habían recibido la Sputnik Light, vieron que el ciento por ciento desarrollaban anticuerpos neutralizantes dos o tres meses después de la vacunación. Así que mostraron que efectivamente hay una declinación en la neutralización viral, pero con Sputnik Light se recuperaban niveles similares a los que se detectaron contra el virus original de Wuhan. Esto es preliminar, pero vamos a hacer muchos más estudios, también en la Argentina, de cómo actúa la inmunización frente a Ómicron en el mundo real. El acercamiento inicial indica que Sputnik V pierde menos eficacia que ninguna otra vacuna. Aunque hay que aclarar que deberían someterse todas las vacunas al mismo experimento, eso lo entendemos.
Básicamente, vimos que el 100% de las personas que recibieron refuerzo de Sputnik Light desarrollaron altos niveles de anticuerpos neutralizantes a los dos o tres meses y que esos niveles son más altos que los que recibieron el esquema inicial (de dos dosis a los seis meses).
–Casi al mismo tiempo en que ustedes presentaban estos resultados, Bloomberg News daba a conocer otro trabajo que arrojaba datos opuestos: en comparación con otras vacunas, ellos obtenían menor eficacia. ¿Cómo se explica?
–El Instituto Gamaleya emitió una declaración oficial sobre ese estudio. Lo que vimos es que [el equipo que lo hizo] tomó sueros muy débiles [de los inmunizados con Sputnik V]. ¿Cómo lo sabemos? Porque ellos afirman que son más débiles que [los de pacientes inmunizados con AstraZeneca] contra el virus silvestre, y nosotros sabemos (basados en datos reunidos en la Argentina) que el suero de pacientes vacunados con Sputnik es 1,8 veces más neutralizante que el de los que recibieron AstraZeneca. Así que ellos mismos confirman que tomaron el suero más débil posible, de solo siete personas, y llegaron a esta conclusión. Y otro detalle interesante es que Bloomberg, Reuters y otros hicieron un artículo con esto cinco minutos antes de nuestra conferencia de prensa. Es una coincidencia muy curiosa.
La gente de Gamaleya es muy responsable. Por supuesto, entendemos que diferentes personas harán experimentos en todo el mundo y la evidencia de la vida real va a demostrar la efectividad de la vacuna. De acuerdo con el test del Instituto Gamaleya, el resultado es mejor neutralización del virus que ninguna vacuna reportada hasta ahora y tienen la explicación científica de porqué piensan que esto ocurre. Hay algunos que juegan al margen, que usan [en sus estudios] suero que tiene doce meses o proviene de personas de 100 años y hacen experimentos con eso. Creemos que debería haber más transparencia, deberían ser más realistas. Y a propósito: nosotros creemos en la combinación de diferentes vacunas. Sabemos que ustedes están aplicando combos. Creemos que los combos dan buenos resultados, y que Sputnik Light con otras vacunas también lo hará.
–Una discusión en marcha es si es mejor dar el refuerzo seis meses después o habría que adelantarlo. ¿Cuál es su opinión?
–Nosotros pensamos que, para el esquema de Sputnik, con Ómicron el refuerzo está bien darlo a los seis meses de la segunda dosis. Y eventualmente, administrar refuerzos anuales. También tenemos que reconocer y ser honestos sobre la declinación en la eficacia de las vacunas de ARN. La gente trata de no hablar de eso, pero tenemos que hacerlo. Datos de Suecia muestran que Pfizer tiene un 29% de eficacia después de seis meses. Y para el mismo período, datos de los Estados Unidos muestran que, para las personas mayores, Pfizer tiene una eficacia del 20%. Nosotros creemos que es un hecho científico que las vacunas de ARN declinan más rápido. Por eso, los fabricantes proponen dar refuerzos después de tres meses o después de cuatro meses y medio, porque saben que después de los 5 meses caen los anticuerpos neutralizantes. Tenemos que reconocer que son muy buenas, muy exitosas, pero su eficacia declina rápido y por eso es conveniente recibir un refuerzo. Entonces, la recomendación que damos ahora es un refuerzo de Sputnik a los seis meses y luego refuerzos anuales. Si se trata de otras vacunas, como las de ARN, es posible, como están recomendando algunas agencias reguladoras, dar un refuerzo a los tres meses. Podría ser razonable… dado que su inmunidad declina más rápido.
–Hasta ahora estamos hablando de [la capacidad de] prevenir la infección. ¿Está preservada la protección contra enfermedad grave?
–Lo que vimos con Sputnik en San Marino es 80% de prevención de la enfermedad grave contra Delta después de seis meses, un resultado muy bueno. En la Argentina, lo que se ve es un gran éxito. Si uno compara la curva de la Argentina con la de Europa, la razón de que Europa tenga semejante aumento de casos es que declina la eficacia de las vacunas de ARN. Ellos tienen 90% de personas vacunadas con este tipo de inmunizaciones. Esa es la explicación. Sputnik está protegiendo contra la enfermedad grave. Hay datos muy importantes de Hungría. Ellos mostraron que ofrecemos 98% de protección contra la muerte por Covid, una efectividad que es mejor que la de cualquier otra de las vacunas que usaron. Pero, de nuevo, no estamos diciendo que Sputnik es toda la solución. Tenemos una amplia gama de vacunas. Lo que hizo Argentina es brillante: ustedes probaron diferentes vacunas, ensayaron combos, son líderes mundiales en combinaciones, reunieron una gran volumen de información. El futuro de la lucha contra las mutaciones está en las combinaciones. Creemos que tenemos que confiar en esta información. Y que tendríamos que usar diferentes vacunas trabajando al mismo tiempo, complementándose. Ese es el camino.
–¿Como sigue la relación del Fondo Ruso de Inversión Directa con el Laboratorio Richmond [que elabora la vacuna en la Argentina]? ¿Podría aumentar el envío de la sustancia activa?
–Sí, ya resolvimos los problemas de producción que tuvimos durante dos meses en el verano, que lamentamos. Por el aumento de la demanda en Rusia hubo algunos retrasos, pero ya no hay más. Richmond hizo un gran trabajo ayudando a elaborar los dos componentes. Ahora hay un enorme aumento de demanda por la eficacia de la Sputnik Light como refuerzo contra Ómicron, por lo que creemos que Richmond no solo va a estar proveyéndola a la Argentina, sino también a otros países de la región. En este momento tenemos solo dos colaboraciones para esa parte del mundo: con Richmond en la Argentina y con Birmex en México. Richmond puede y quiere abastecer a la región de Sputnik Light y también si más adelante decidimos hacer una versión modificada específica para Ómicron… Hasta ahora no vemos necesidad, pero ya la tenemos desarrollada. Entonces, obviamente Richmond también podrá producirla. Vemos que la capacidad de la Argentina de tener su propia producción es muy importante. Y a propósito: a diferencia de otros jugadores, nosotros compartimos nuestra tecnología con otros países porque queremos que muchos otros puedan producirla. Para la próxima pandemia (que esperamos que no ocurra) necesitamos que muchos se unan y estén en condiciones de producir muy rápidamente.
–¿Ya tienen una versión de la vacuna Sputnik específica para Ómicron?
–Sí. Todavía no está en producción, pero así es nuestro protocolo. En cuanto se detecta una mutación importante, desarrollamos una vacuna específica. De hecho, tenemos una contra Delta, simplemente no la usamos porque Sputnik es eficaz contra Delta. Ahora contamos con otra para Ómicron. Con los datos de hoy no estamos seguros de que tendremos que usarla, pero está lista y si fuera necesario podría entrar en producción para estar lista en febrero. O sea, que si se necesitara un refuerzo para Ómicron, Laboratorios Richmond podría producirla para fines de febrero.
–¿Frente a Ómicron, todo el mundo necesitará refuerzos?
–Hay diferentes visiones. Algunos tienen una posición con la que no estoy de acuerdo, dicen que es una variante leve. Creo que es muy peligrosa, porque aun si causara menos mortalidad, podría traer problemas de largo plazo. Esperamos que en algún punto el virus se debilite, que las vacunas no sean necesarias. Somos un fondo de inversión, no una compañía farmacéutica. Francamente, cuando no se necesiten vacunas, estaré muy feliz porque podré volver a la normalidad. Pero por ahora sí se necesitan y contra Ómicron son necesarios los refuerzos. Tenemos que observar la situación y ajustar la estrategia, más pronto que tarde.
–Todos deben preguntárselo, pero no puedo dejar de hacerlo: ¿cuáles son los problemas con la OMS?
–El Ministro de Salud de la Federación Rusa es el que está a cargo de este problema, no nosotros. Hace dos días, un director europeo de la OMS dijo (lo estoy citando) que se resolvería en un par de meses. Siendo realistas, creemos que hay grandes progresos en el registro de la Sputnik V, hay que saldar un par de ítems. Ellos no cuestionan la seguridad de las vacunas, ni la eficacia. Algunos de los documentos que piden no están en la forma en que las autoridades rusas suelen prepararlos. Es un inconveniente de traducción y será resuelto en breve. Es importante no perder de vista el problema mayor: Sputnik está registrada en 71 países, tuvo magníficos resultados en la Argentina y ustedes los vieron. Puede salvar muchas vidas contra Ómicron y eso es lo importante. Países que discriminaron contra la Sputnik tuvieron enormes aumentos de casos en las últimas semanas, porque en su mayor parte usan las vacunas de ARN, cuya efectividad decae en cuatro o cinco meses. Francamente, encontramos que esos juegos políticos de discriminar a viajeros inmunizados con Sputnik no funcionaron. Esos países están cerrando sus fronteras y tendrán aumentos de casos por Ómicron. Lo que funciona es la cooperación. Estamos orgullosos de la nuestra con la Argentina, y también con Astra Zeneca y con Laboratorio Richmond. Desde el primer día, hubo quienes quisieron ponernos una pared enfrente. Primero decían que habíamos robado la vacuna. Después, que no era segura o que no era eficaz. O pedían que les mostráramos los datos “de la vida real”. Pero tenemos una de las mejores vacunas del mundo y pudimos derribar un muro tras otro para salvar personas. No se trata de defender a la Sputnik. Creemos genuinamente que es una de las mejores vacunas. Estamos peleando no por el Instituto Gamaleya, no por nosotros mismos, lo estamos haciendo por proteger a personas que lo necesitan.