Lo anunció la OMS: en estos días, el epicentro de la pandemia volvió a Europa. En Alemania se disparó el número de casos y este miércoles registró su mayor tasa de infección desde que empezó la pandemia, con casi 40.000 reportados. Christian Drosten, uno de los principales virólogos de ese país advirtió que 100.000 personas más morirán si no se hace nada para detener esta “cuarta ola agresiva”. Absurda paradoja, en el país donde se desarrolló una de la primeras vacunas contra el SARS-CoV-2, solo el 57% de la población fue inmunizada, un dato que según los especialistas explica la situación actual. La describen como una "pandemia de no vacunados".
Según OurWorldInData.org, Europa oriental está viviendo el peor aumento de contagios del mundo. Hay un brote devastador en Rusia, Ucrania y Rumania. Los países europeos con menos vacunación y menos uso de barbijos están con un tremendo aumento de casos por Delta, lo opuesto sucede en España y Portugal, con más vacunas y cuidados.
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Rumania y Bulgaria están registrando las tasas diarias de muerte más altas de la Unión Europea y sus sistemas sanitarios se encuentran bajo una enorme presión. Según The Guardian, en Rumania, la tasa de mortalidad diaria promedio llegó a 23,7 por millón la semana pasada, más de 30 veces mayor que en Portugal, Francia o España. Y a pesar de disponer de vacunas, ambos países alcanzaron los niveles más bajos de inmunización de la zona europea: 34,5% en el primero y 23,04% en el segundo. En promedio, el 65,2% de la población europea está vacunada con el esquema completo, con países como Francia, Finlandia, Italia, Irlanda, Bélgica, Dinamarca y España que se acercan o superan el 70%, y Malta y Portugal que exceden el 80%. El mapa de los países con mayor hospitalización y mortalidad es casi la contracara perfecta del de aquellos con menos vacunados.
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Como la historia reciente nos mostró que lo que ocurre al norte del Ecuador puede reproducirse en estas latitudes, esta nueva explosión de casos encendió las alarmas.
"Estamos monitoreando la situación y hablando con Países Bajos, Austria, Reino Unido… donde la curva de casos nunca terminó de bajar –afirma Analía Rearte, titular de la Dirección Nacional de Epidemiología e Información Estratégica del Ministerio de Salud de la Nación– . La verdad es que no tenemos una explicación clara de porqué está ocurriendo esto. Lo consideramos, como todo en Covid, un fenómeno multicausal. Estamos analizando sus curvas, sus gráficos, sus coberturas de vacunación… Vemos algunas diferencias en esto último en aquellos que empiezan a tener más internación. También parece incidir el porcentaje de utilización de barbijos… Tenemos que analizar los tiempos pasados desde la vacunación, si ese factor puede jugar algún rol. Todo lo que pase en el hemisferio norte lo miramos con atención".
Con respecto a la pequeña suba que se está registrando en estos días en el país del número de personas que requieren terapia intensiva, lo atribuye a variaciones en la carga de las provincias. “Todavía no es algo que nos preocupe”, afirma.
Pandemia post-vacunas
Para Daniela Hozbor, investigadora principal del Conicet en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular, lo preocupante de la actual situación europea es el número de casos confirmados. “Para algunos países, supera al detectado en las ‘olas’ anteriores –explica–. Este número se registra mayormente en los no vacunados y en los menos vacunados. No haber iniciado la vacunación en la población pediátrica, haberlo hecho tarde en menores de 17 años y tener un grupo poblacional que se niega a vacunarse está teniendo este impacto muy negativo y que se complica por la prevalencia de la variante Delta, que es más contagiosa, puede infectar a vacunados y así contribuir, aunque en menor medida, a la circulación del SARS-CoV-2”.
En comparación, la Argentina parece posicionarse mucho mejor porque el avance de la vacunación sigue sin pausa. “Ya contamos con una cobertura muy alta de esquema completo para la población más vulnerable, estamos iniciando terceras dosis en los inmunocomprometidos, y vacunando a niños y niñas –apunta la científica–. Delta nos encuentra con un mejor escudo, aunque esta variante ‘se las trae’; por eso, no deberíamos aflojar con ninguna de las otras medidas preventivas aprendidas, sobre todo en la situaciones de clara probabilidad de contagio”, subraya.
Según el bioquímico y analista de datos Santiago Olszevicki, que sigue día a día los indicadores mundiales, “en la pandemia post-vacunas, deberíamos guiarnos más por los indicadores de cuadros graves (como hospitalizaciones o fallecimientos) que por la cantidad de casos, ya que las vacunas cambiaron drásticamente la relación entre contagio, enfermedad y muerte. Dicho esto –aclara–, hay países europeos que la están pasando muy mal y en los cuales los hospitales empiezan a estar complicados. Acá cabe hacer una aclaración: en su mayoría, están llenos de gente no vacunada. Entre ellos y nosotros, veo varias diferencias. En primer lugar, la mayor parte muestran menor avance de la vacunación que la Argentina, en particular en la población adulta (a veces, el porcentaje sobre el total de la población puede confundir, porque en la Argentina y Sudamérica la proporción de niños, con bajísima incidencia de cuadros graves, es muy alto). En segundo lugar, pocos tienen tanta cobertura en adolescentes como la Argentina y casi ninguno avanzó con niños, lo que impide la rápida diseminación que se ve en población no vacunada. Y por último, están entrando en el invierno, mientras nosotros vamos hacia el verano. En ese escenario, creo que varios aspectos nos dan un respiro. Sin embargo, en vida casi normal y con alta circulación viral (que puede volver a suceder en el futuro), podría ocurrir que las terapias de lugares poco preparados o con mayor demanda se saturen, mayormente con personas no vacunadas. Hay motivos para estar más tranquilos, pero también para estar atentos a todos esos indicadores. Y, más que nada, razones para tratar de vacunar a la mayor cantidad posible de personas”.
Fenómeno complejo
Tratándose de un fenómeno complejo y en el que intervienen tantas variables, incluso para los especialistas más avezados es difícil pronosticar cómo va a evolucionar la situación local. “Creo que, a pesar de que tenemos una campaña de vacunación muy extensa, los casos van a ir aumentando –se anima a conjeturar el inmunólogo Jorge Geffner, vicedirector del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (Inbirs)–. Todavía un 8% de la población adulta no recibió ninguna dosis y estamos avanzando con los chicos, pero estamos teniendo algunos problemas para completar la vacunación en los más jóvenes, de entre 20 y 30 años”.
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Para el investigador, el relajamiento total que está imperando cada vez más redundará en un aumento del número de casos. “Viajo en colectivo y, en las horas pico, es un amontonamiento de gente –comenta–. Eso va a tener su repercusión. Y si le sumamos los boliches, las canchas a full… Lo que no sabemos y es muy difícil de predecir es si nos vamos a acercar a lo que pasa en el Reino Unido, en Alemania, o a lo que está transitando España, países que están en los extremos de la situación europea. No lo tengo claro, no me animo a hacer pronósticos. Pero creo que estamos haciendo todo lo posible (desde el punto de vista del descuido) para parecernos más a Alemania y el Reino Unido que a España. De hecho, en los últimos días en nuestro laboratorio empezaron a subir los positivos. No estamos observando los cuidados como deberíamos. Es incorrecto dejar de lado todas las precauciones, como lo fue habilitar hasta 4000 personas en boliches cerrados en CABA y hasta 1000 personas en el resto del país, ya que sabemos que no hay controles efectivos de ventilación”.
De acuerdo con Geffner, es lógico que, con una baja circulación viral, como la que se registra en este momento, se hayan liberado las actividades educativas y productivas. Pero no es razonable que se permita asistencia a las canchas con aforo del 100%, ni que sea poco clara la comunicación sobre el uso del barbijo. “Todo ese mensaje de que la pandemia ya pasó es incorrecto –agrega–. Teníamos que habilitar cosas, sí, pero no boliches. Relajamos demasiado en un contexto en que la variante Delta pasó a ser predominante, por lo menos en CABA y AMBA, y eso se va a irradiar al resto del país”.
Un tablero de varias piezas
El bioinformático de la Universidad Nacional de Córdoba, Rodrigo Quiroga, está haciendo simulaciones para anticipar lo que puede ocurrir en el escenario local en los próximos meses. Según sus modelos, el crecimiento (y descenso) de casos ya no se daría abruptamente, sino que se produciría sin picos bruscos. Al mismo tiempo, el nivel de circulación viral, hospitalizaciones y fallecimientos dependerá sobre todo de la proporción de población vacunada y de ciertas restricciones; sobre todo, de eventos masivos.
Un dato sobre el que todavía no se tiene certeza, y que hay que considerar en las simulaciones, es el decaimiento de la inmunidad (un fenómeno que en inglés se conoce como waning). “Nosotros simulábamos que la capacidad de las vacunas para prevenir infección o enfermedad sintomática descendía, pero se estancaba a los seis meses –aclara Quiroga–. Ya existen muchos trabajos que indican que cae con el correr de los meses, lo que no se conocía hasta ahora era qué pasaba a partir de los 180 días. Entre la segunda dosis y el sexto mes, esa efectividad caía de un 85 a un 50% aproximadamente, pero no sabíamos qué pasaba después. Ahora, aparecieron varios papers que estiman que podría descender a cero. Si esto es así, nuestros análisis subestiman la cantidad de infecciones que podrían producirse. Pero al mismo tiempo, se están colocando terceras dosis, lo que compensa eso en gran medida. Habría que ver a quiénes se les van a aplicar refuerzos y en qué momento. Son muchos factores los que entran en juego”.
Otro aspecto que hasta ahora no se tomaba en cuenta es el de la estacionalidad. Se consideraba que no condicionaba la circulación del virus porque se habían registrado grandes brotes incluso en lugares cálidos. “No lo veíamos bien, porque aparecían variantes con una diferencia tan grande de transmisibilidad que oscurecían el efecto del clima –explica Quiroga–. Si una variante aumenta un 10% su contagiosidad en invierno y disminuye un 10% en verano, pero luego aparece otra que es 50% más transmisible, esa dinámica se confunde. Uno ve 'olas' en momentos en que supuestamente el virus debería ser menos transmisible. Ahora que hay casi una sola variante circulando, debería verse el efecto de la estacionalidad y no es casualidad que en tantos países del hemisferio norte volvió a aumentar el número de casos con los primeros fríos”.
La imagen que arrojan los conocimientos actuales indica que el virus va a circular más en invierno que en el resto del año, y que el porcentaje de internaciones y letalidad dependerá del porcentaje de población vacunada. “Existe una alta correlación entre las muertes y la proporción de inmunizados –subraya Quiroga–. Un 75% [de la población total] vacunada no parece ser suficiente para garantizar bajo el número diario de fallecidos. Es clave que intentemos llegar al 85% o más, por eso es tan importante avanzar en la vacunación adolescente y pediátrica”.
Cómo prepararse en Argentina para una nueva ola de COVID-19
Para el científico, es necesaria una campaña que aumente la confianza en la vacunación pediátrica. También, implementar la obligatoriedad de contar con esquema completo de dos dosis para concurrir a bares, restaurantes y reuniones cerradas, y comenzar a aplicar un refuerzo a mayores de 50 a los que hace más de seis meses que se les administró la segunda dosis.
Maria Van Kerkhove, directora técnica del programa de emergencias de la OMS, considera que “el patrón que se ve a través de Europa y el mundo es completamente predecible: cuando se levantan las medidas de salud pública en el contexto de circulación de variantes, mayor actividad social y vacunación limitada, el virus prevalecerá”.
En la Argentina, aunque no se registró la explosión que sufrieron otros países cuando Delta se hizo prioritaria, no se descarta un nuevo aumento de casos. “En ese sentido –dice Rearte–, pensamos que la vacunación tiene un impacto importante; en niños y adolescentes es fundamental. Nuestra estrategia es seguir trabajando con los directores de Epidemiología en controles de foco, ahora que tenemos pocos casos en testeo, ir fuerte contra los brotes. Sobre el barbijo, seguimos recomendándolo en espacios cerrados”.