¿Quién dijo que la matemática es aburrida? Por estos días, investigadores y tesistas de matemática de la Facultad de Ciencias Exactas/UBA estudian y disfrutan aplicando las herramientas de la matemática y de las ciencias de la computación a una de las mayores pasiones de los argentinos: el fútbol. Como vienen haciéndolo desde 2018, están calculando con métodos científicos (y no por mera intuición) las chances que tiene la selección nacional y las de otros países de ganar la Copa América, que este año se juega en tierras norteamericanas. Hasta ahora, los resultados de millones de simulaciones computacionales arrojan una clara ventaja para la “Albiceleste”. Pero, todavía no se puede festejar porque -ya se sabe- a veces “pasan cosas”.
De acuerdo con este ranking, la Argentina, que ya se encuentra en los cuartos de final, figura primera con un 46,41% de posibilidades. La sigue -en segundo lugar- Brasil, con 15,51%; Colombia, con 12,14%; Uruguay, con 10,49% y Estados Unidos, con 7,21%. Por otra parte, el equipo nacional tiene un 99,82% de posibilidades de ser puntero de su grupo, un 83,58% de ser semifinalista y un 70,28% de llegar a la final. De acuerdo con este ranking, lo más probable es que haya Copa hasta el final. Todos los resultados pueden consultarse en https://301060.exactas.uba.ar.
“Para desarrollar esta herramienta tomamos en cuenta los partidos que jugaron las distintas selecciones que disputan la Copa América desde 2014 hasta hoy –explica Iván Monardo, “casi licenciado” en Matemática que tiene a su cargo el sitio, en el que intervinieron alrededor de 15 especialistas de distintas disciplinas–. Además, incluimos algunos otros países que enfrentaron varias veces a estas selecciones, como Trinidad y Tobago, por ejemplo. Y de esos partidos utilizamos datos sobre cuándo fue el partido, cuál fue el resultado, si alguno fue local y por qué competencia (un Mundial, un amistoso, una eliminatoria). Una vez que los tenemos, lo que hacemos es calcular cuál es el poder de ataque y de defensa de cada una de estas selecciones. A cada partido le asignamos un ‘peso’ que es una combinación entre distintos factores, como por ejemplo cuánto hace que se jugó (si fue la semana pasada, tendrá más importancia que uno de hace cuatro años) y en qué instancia (si es de un Mundial tendrá más puntaje que un amistoso)”.
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A medida que se van jugando partidos, los científicos van cargando los resultados y vuelven a calcular las fortalezas de ataque y defensa, que van cambiando ligeramente. “Como le damos mucha importancia a la fecha, los últimos partidos que se jugaron impactan un poquito más que los antiguos –detalla Monardo–. Hoy, la Argentina ya está clasificada para los cuartos de final y eso hace también que sus probabilidades de ser campeón suban. Por otro lado, a los equipos más fuertes nuestra selección solo los podría enfrentar en la final. Entonces, más allá de que sea el mejor equipo, el que tenga mejores coeficientes de ataque y defensa, por cómo está armado el fixture, sus posibilidades de llegar a la final aumentan y su probabilidad de ser campeón también es bastante alta”, añade.
De acuerdo con este instrumento, los otros equipos fuertes del campeonato son Brasil, Colombia, Uruguay y Estados Unidos, entre los cuales solo uno será finalista. La Argentina debería enfrentar a uno de ellos en la final, mientras que los otros se van eliminando entre sí. “De esos cuatro, en casi todas las simulaciones uno llega a la final –destaca Monardo–, pero ninguno tiene probabilidad muy alta porque todos se enfrentarían entre sí antes de llegar a esa instancia”.
Esta herramienta se puso a prueba en el Mundial 2018, la Copa América de 2019 y la del 2021 y en la Copa del Mundo que se celebró en Qatar, hace dos años.
“Lo que hacemos es ir simulando los partidos [millones de veces en la computadora] –explica el matemático–. Se podría imaginar como si uno tirara una moneda que tiene cierto peso para el equipo favorito basada en estos poderes de ataque y defensa, y vamos simulando cada partido entre las distintas selecciones. Anotamos en cada una a que a qué instancia llegan, repetimos [esa operación] un millón de veces y después contamos, por ejemplo, en cuántas la Argentina llegó a la final. Eso nos permite calcular la probabilidad empírica. Ahora, la de que sea campeón es un poco más difícil de testear, por así decirlo, porque hay uno solo. Es como si yo tuviera un dado, la probabilidad de que si lo tiro al aire salga un número del uno al cuatro es 4/6, un 66%. Pero si lo tiro una vez y sale un cinco, no es que me equivoqué: era mucho más probable que saliera un número del uno al cuatro, pero [la probabilidad de que saliera el 5 no es nula]. Con el campeón es lo mismo. La Copa América se juega una sola vez y puede salir campeón cualquiera. Nosotros lo que decimos es que si se jugara bastantes veces, esperaríamos que más o menos la mitad de las veces salga campeón la Argentina. Lo que sí se puede chequear un poco más son los partidos individuales. Como tenemos muchos partidos, ahí sí podemos calcular mejor los aciertos. Y funciona bastante bien. Si nosotros tenemos que en 10 partidos el favorito tiene un 60% de probabilidad de ganar, más o menos en seis de esos diez partidos acertamos, o sea, gana el favorito”.
Como explican los científicos, y cada día se hace más evidente, “la matemática está en todos lados”: en la salud, en las finanzas y en las compras del súper. Y el fútbol no es una excepción: hay que usarla para contar goles, ordenar la tabla de posiciones o calcular los promedios del descenso. Entre sus aplicaciones más complejas, están otras que los investigadores ya abordaron, como armar un fixture más eficiente o desarrollar un modelo para obtener resultados probables.
Está visto que la ciencia no está reñida con el disfrute. Pero más allá de que pueda parecer un juego, este tipo de simulaciones se utilizan en otras áreas. Como explica en uno de los apartados del sitio Pablo Groisman, director de la carrera de Ciencia de Datos de la misma facultad, un modelo no es la realidad, sino un objeto matemático para explicarla y predecir de alguna manera el futuro, se emplea en contextos de incertidumbre y puede ser más o menos preciso. Y así como esta metodología utiliza datos históricos de goles convertidos para entrenar modelos probabilísticos, si uno reemplazara la idea de equipo por ‘municipio’ y los goles por inundaciones, explicó alguna vez el científico de datos Andrés Farall, podría entrenar modelos que calculen cuál sería la probabilidad de que estos eventos se den en el futuro para orientar la ayuda a diferentes jurisdicciones.