El caso Nora Dalmasso tomó un giró inesperado en diciembre pasado cuando el Ministerio Público Fiscal de la provincia de Córdoba reveló que el ADN de un hombre, Roberto Bárzola, resultó compatible con las huellas genéticas recabadas en la bata de la víctima 18 años atrás. Desde entonces, la familia reclama justicia y piden que la causa no prescriba, pese a los intentos de la defensa de evitar llegar a juicio. Sin embargo, en las últimas horas se conoció que el fiscal Pablo Jávega se opuso a su sobreseimiento, dando lugar al deseo de los abogados querellantes.
El dictamen, de 41 páginas, lleva la firma de Jávega con fecha del 14 de marzo. En él, le da la razón a los abogados querellantes Gustavo Liebau y Mariángeles Mussolini y se opone formalmente a la prescripción de la causa. La defensa, por su parte, desde diciembre pasado alega que pasaron 18 años para avanzar en un juicio. Mientras tanto, desde la familia sostienen que poner como límite los 15 años para dar por cerrada una investigación por un delito grave es no hacer justicia y vulnerar los derechos de las víctimas.
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En ese camino, la tarea del fiscal para que avance el juicio fue contundente: primero corroboró que Bárzola no tuviera otros procesos penales posteriores al crimen, lo que habría anulado su prescripción de forma automática. A pesar de no encontrar registro de otros delitos, se opuso a la prescripción argumentando que el tiempo debe contarse "de manera no lineal", ya que durante muchos años Marcelo Macarrón y su hijo Facundo no pudieron actuar como querellantes debido a que se encontraban como acusados en la causa.
Cómo se llegó al resultado del ADN y al paso de un nuevo juicio
Fue Jávega que, como fiscal, decidió investigar "por la verdad" en el caso Nora Dalmasso. Lo hizo tras confirmarse la absolución de Macarrón, el viudo, a través del análisis de pericias y pruebas. Entre esas pericias hubo decenas de estudios de ADN que terminaron dando el nombre del sospechoso del crimen.
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Poco después de que la Justicia de Córdoba confirmara que Bárzola había sido marcado por los investigadores y los peritos como el hombre con quien compatibiliza el ADN encontrado en el cinturón usado para estrangular a Nora y en el vello levantado de la zona inguinal de la víctima, vino a la mente de los investigadores la insistencia de la madre de Nora Dalmasso en marcar al parquetista como un sospechoso del crimen. Según relataba ante la justicia el abogado de los padres de Nora Dalmasso, “la hipótesis del amante y el encuentro sexual es toda una fantasía de los investigadores” y aseguraba que “podría haber sido una emboscada” del trabajador que ocasionalmente estaba haciendo reparaciones en la casa.
En ese relato que realizaba el abogado Diego Estevez, aseguraba que Nora Dalmasso “llegó a su casa, se bañó, se acostó a leer y la emboscaron, violaron y asesinaron una o dos personas”. Por eso, el abogado en representación de los padres de la víctima pedía que se investigue a todos los que tenían acceso a la casa y conocían los movimientos. Parte de ese argumento fue reconstruido por el fiscal Jávega para tomar muestras de 45 personas y pedir las comparaciones de ADN. Además de esa reconstrucción, los nuevos investigadores se encontraron con datos que sorpresivamente fueron dejados de lado en 2007 y hoy son mirados con precisión.
Uno de los informes fue realizado pocos meses después del crimen por un investigador privado estadounidense. Stephen Walker era un ex investigador del FBI que estaba casado con una mujer nacida en Río Cuarto. Por la cercanía con la ciudad y el conocimiento, el investigador realizó un informe de 12 páginas y se lo presentó al por entonces Fiscal General de Córdoba, Darío Vezzaro. La Justicia desestimó el informe porque el especialista no declaró quien lo contrató y es por eso que ese informe fue dejado de lado.
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Stephen Walker había analizado los movimientos en el lugar y algunas declaraciones tanto públicas como judiciales. Alejado de los rumores y los comentarios que circulaban alrededor del caso, el ex FBI trazó una hipótesis que describió a la Justicia Argentina donde aseguraba que “no es sólida la coartada de un colocador de pisos que trabajó en la casa". Allí le pedía a los investigadores seguir esa línea. Cuando analizó esa hipótesis, Walker aseguraba que el parquetero había mentido en su declaración de haber estado en la casa el día del crimen sin que nadie le abriera la puerta. Pese a las contradicciones con otros testigos, la mirada de Walker nunca fue analizada por la justicia cordobesa.
Dos años después del análisis de Walker, dos investigadores del FBI estuvieron en la escena del crimen alrededor de tres horas acompañados de un traductor. Allí realizaron una inspección ocular y propusieron apoyar a la investigación con el Centro Nacional para el Análisis de Crímenes Violentos (NCAVC). Esa unidad del FBI combina policías, apoyo operacional y logístico para dar apoyo a policías nacionales e internacionales que investigan crímenes violentos que pueden resultar inusuales o de carácter serial. De ese operativo participó también el fiscal que por entonces llevaba adelante la investigación, Javier Di Santo, quien desestimó la ayuda y siguió otra línea de investigación. Los investigadores del FBI, entonces, se fueron de Río Cuarto a Ushuaia para analizar la zona donde desapareció Sofía Herrera.
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Pasaron más de 17 años, acusaciones y juicios con la mirada puesta en la familia de la víctima hasta que las nuevas pericias marcaron que Roberto Bárzola asesinó a Nora Dalmasso. Para los nuevos investigadores y los abogados de Marcelo Macarrón y los hijos, la pericia es “irrefutable y contundente”, y buscarán por todos los medios que el caso no quede impune. “Ahora queremos saber el cómo y el por qué de todo lo que pasó”, dijo la abogada de la familia, Mariángeles Mussolini, y detalló que “esto claramente fue un femicidio, una violación seguida de muerte”. Mientras tanto, el fiscal citó a declarar a Roberto Bárzola acusado de abuso sexual seguido de muerte, aunque el parquetista se negó a declarar y sigue libre.