El femicidio de María Soledad Morales, hace más de 34 años, marcó un antes y un después para la sociedad argentina al exponer un entramado de encubrimiento político en la provincia de Catamarca. En medio de las irregularidades del caso, solo hubo dos condenados que ni siquiera cumplieron la pena completa: Guillermo Luque y Luis Tula. Sin embargo, varios "hijos del poder" lograron salir airosos y no fueron condenados. ¿Quiénes son?
El 8 de septiembre de 1990, María Soledad fue drogada, violada y brutalmente asesinada, por el crimen estuvieron detenidos Luis Tula, quien María Soledad consideraba su novio y quién la Justicia determinó como el entregador de la joven a Guillermo Daniel Luque, hijo del entonces diputado nacional Ángel Luque fallecido en 2011, y a sus amigos que la asesinaron. Si bien se estableció que él fue el autor material del crimen, que todavía no se podía considerar femicidio porque no existía ese término, los demás involucrados quedaron fuera de la causa.
¿Quiénes son los sospechosos del caso María Soledad Morales que no fueron condenados?
Además de Luque que fue condenado a 21 años de prisión, por la "violación seguida de muerte agravada por el uso de estupefacientes" de María Soledad, de los que solamente cumplió 14 años y de Tula que fue condenado a 9 años de prisión y sólo estuvo preso 4 años, hubo otros tres señalados como sospechosos por el femicidio. Los "hijos del poder" que lograron salir airosos del crimen fueron: Pablo y Diego Jalil, sobrinos del intendente José Jalil, y Miguel Ángel Ferreyra, hijo del jefe de policía provincial, ninguno de los tres fueron condenados por la Justicia.
Cómo fue el femicidio de María Soledad
María Soledad tenía 17 años y planeaba irse de viaje de egresados con sus compañeras de 5º año. Para eso, sus amigas habían organizado una fiesta el 7 de septiembre con el objetivo de recaudar fondos y ayudar a quienes, como ella, no podían pagar el viaje. La joven participó en la puerta del baile vendiendo entradas y le dijo a su mamá que después de la fiesta se iba a dormir a lo de una amiga pero, en realidad, había quedado en verse con Luis Tula, un hombre más grande con quien ella tenía una relación romántica hacía un tiempo. Tula debía pasarla a buscar al finalizar el baile para irse juntos. Sin embargo, pasó por el lugar antes de lo acordado y canceló el plan.
Entonces, al terminar la fiesta la adolescente se fue a la parada a esperar el colectivo, pero mientras esperaba pasaron cuatro hombres en un auto, Luis Tula y tres chicos más que la llevaron a Clivus, otro boliche más alejado. Entre ellos estaban los denominados “hijos del poder”: Guillermo Daniel Luque, hijo del entonces diputado nacional Ángel Luque; el hijo y los sobrinos de José Jalil, el entonces intendente de la capital provincial, y el hijo del jefe de la policía provincial.
El 10 de septiembre, tres días después, el cuerpo de María Soledad fue encontrado desfigurado y semidesnudo junto a la ruta Nº 38, a seis kilómetros del centro de San Fernando del Valle de Catamarca. Se pudo establecer tras la autopsia que la joven fue drogada, violada en reiteradas ocasiones y luego asesinada. Su cuerpo presentaba altas dosis de cocaína que no podrían haber sido inhaladas de manera voluntaria, además le faltaba parte del cabello, las orejas y un ojo.
La investigación estuvo plagada de inconsistencias e irregularidades. El presidente de ese entonces, Carlos Saúl Menem, ordenó la intervención federal en los tres poderes de la provincia y el entonces gobernador de Catamarca, Ramón Saadi, fue desplazado. En 1994 la causa se elevó a juicio y en febrero de 1996 comenzó el debate oral, que fue televisado. La cantidad de inconsistencias que se dieron a lo largo de las audiencias derivaron en la anulación del debate. Recién en 1997 se ordenó un nuevo juicio cuyo veredicto se conoció en febrero de 1998. Guillermo Luque y Luis Tula fueron condenados a 21 y 9 años de prisión respectivamente