Legalizar el aborto es una deuda de la historia

09 de diciembre, 2020 | 17.44

Este 10 de diciembre nuevamente se pone en debate en la Cámara de Diputados la legalización del aborto. En esta nueva jornada histórica estaremos pendientes de lo que sucederá y la marea verde inundará cada rincón de nuestro país.

El derecho a un aborto libre, seguro y gratuito se conquistó en las calles y seguramente mañana se repetirá la escena del 2018 con una media sanción positiva de la Ley.

Fuimos testigos del debate la semana pasada y la sensación que nos queda es que ya está todo dicho, las posiciones quedaron asentadas hace dos años en el congreso y hoy sólo se retoma para saldar, de una vez, una deuda pendiente del poder legislativo con este gran movimiento feminista de nuestro país, movimiento que supo superar todas las adversidades y que nunca deja de luchar para conquistar aquellos derechos que históricamente se nos han negado a mujeres y diversidades.

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Durante el año 2019 nuestra consigna de campaña fue “vamos a volver y vamos a volver mejores”. Nuestro candidato, y ahora presidente, Alberto Fernández, no escondió nunca su posición a favor de la legalización del aborto y fue una de sus promesas. Desde que ganó las elecciones repitió una y otra vez que enviaría un proyecto y en noviembre hizo realidad este anuncio que tanto esperábamos.

Cuando el ejecutivo presentó este proyecto “volver mejores” dejó de ser consigna. Pero no sólo para garantizar el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos pudiendo abortar, sino que también para garantizar el derecho a vivir un embarazo y puerperio con protección y apoyo integral para quienes podemos gestar y niñes durante dos años. Este es el proyecto de los 1000 días con el que el gobierno aumentó la apuesta y demostró, una vez más, que gobernar es contemplar todas las opciones y proyectos, ajustarlo a derecho e incluir a todes quienes viven en Argentina.

Legalizar el aborto no es sólo una deuda de la democracia. Es una deuda de la historia. Durante siglos las normas se entrometen y cruzan nuestros cuerpos privándonos de nuestra autonomía y soberanía, y hoy la política y los movimientos sociales nos están dando una nueva oportunidad para torcer una historia de injusticias y negación de derechos sólo por el hecho de ser mujeres.

Este jueves esperaremos los resultados en las calles, en nuestras casas, o en la unidad básica. Nos acompañaremos con la militancia de todo el país. Seguramente nuestros celulares explotarán de mensajes que reflejarán la ansiedad y la certeza de que este es nuestro momento. El 2020 es un año que nos golpeó en muchos aspectos pero a mujeres, niñas y diversidades nos golpeó con el recrudecimiento de la violencia de género y el aumento de las denuncias con la dificultad de la contención colectiva en los momentos más crudos de la cuarentena.

Sin embargo, nos repusimos, sabíamos que cuidarnos en medio de una pandemia era difícil, pero si de algo sabemos, es de vencer los más grandes obstáculos. Por eso, no sólo creamos las redes necesarias para con nosotras, sino que también, muchas se pusieron al frente de los cuidados colectivos en cada territorio. Por esto, cerrar este año con una alegría de esta envergadura, es una caricia a nuestras emociones y un reconocimiento a la lucha, la organización y la militancia.

El veredicto de esta historia está en manos de diputades y senadores. Ya tenemos la experiencia del 2018 y esperamos que al final no se le arrebate a un pueblo lo que ya conquistó y legitimó. Quienes tenemos el mandato de la representación en espacios legislativos no podemos hacer vista gorda y oídos sordos a esto, porque de eso se trata la democracia, de reconocer las demandas y satisfacerlas con una amplia perspectiva de derechos.

Los abortos ya existen, la falta de normativa no los prohíbe, sólo nos condena a la clandestinadad que siempre es insegura pero se vuelve aún más cuando no se cuenta con los recursos económicos. Proteger a los sectores vulnerados es prioridad para nuestro gobierno y por eso estamos convencides que esta vez ¡Será Ley!