26 de octubre, 2022
Análisis de una publicación
El primer número de Más allá cerró su edición con la publicación de un relato del inglés John Wyndham que impactó a los lectores de Ciencia Ficción en Argentina. La historia de esas plantas inteligentes que caminan y son capaces de todo, son analizadas por el autor de este estudio. Un trabajo de investigación que, cada 10 días en Fierro, corre el velo acerca de los misterios de una publicación fundamental. No dejes de leer la introducción acá mismo.
Por Carlos Altgelt
“En un mundo que se derrumba, la sociedad humana
sobrevive a la horrenda invasión, pero, ¡a qué precio!”
Más Allá No 1, junio 1953
Sin duda, El día de los trífidos del escritor inglés John Wyndham impactó en la juvenil imaginación de muchos “masalleros”, incluyendo la del que esto escribe. El autor, cuyo nombre completo era John Wyndham Parkes Lucas Beynon Harris, ya era un veterano de larga trayectoria en la ciencia ficción cuando esta novela fue publicada en Más Allá.
De bajo perfil y adverso a la publicidad, había comenzado su carrera, luego de los típicos rechazos a un principiante, con la novela policial La maldición de los Burdens en 1927. Continuó con innumerables cuentos en el pulp estadounidense Amazing Stories. Luego, mes tras mes, año tras año, sus historias poblaron las páginas de los típicos pulps de los años 30 y 40. Prácticamente desconocido en nuestro país, fue con sus trífidos —plantas cuasi-inteligentes con tres raíces móviles que les permiten caminar— que Wyndham pasó a compartir el primer plano entre los escritores de ciencia ficción.
Esta novela post apocalíptica fue publicada primero en Estados Unidos por Doubleday en junio de 1951 seguida seis meses después con una versión ligeramente distinta por la editorial británica del londinense Michael Joseph. Abajo reproducimos las portadas de estas dos ediciones, donde en ambas se destaca la tradicional rotonda de Picadilly Circus.
Pero el público anglosajón ya había tenido la oportunidad de disfrutar de una versión condensada meses antes de la publicación de la novela. A principios de ese mismo año, específicamente el 6 de enero de 1951, el semanario estadounidense Collier’s publicó la primera de cinco entregas consecutivas. Su título era “La rebelión de los trífidos”, dramáticamente ilustrado en colores por Fred Banbery.
Resulta interesante comparar la interpretación artística de un trífido hecha por Salva —el director de arte de Más Allá Salvador Schiffer según nos informa Christian Vallini Lawson— que abre este artículo, con aquellas de Banbery y el de la portada de la edición británica. Indudablemente se guió por esta última.
Hay que destacar que Wyndham nunca tuvo reparos en admitir la influencia que tuvo en su novela La guerra de los mundos de su compatriota H. G. Wells quien, dicho sea de paso, pensó en titularla El día de los trípodes, donde los mismos son máquinas de combate marcianas. Como vemos, Wells evidentemente influyó también en la elección del título por parte de Wyndham.
Una estatua metálica representando a uno de esos trípodes de la novela de Wells se erige en Woking, al sur de Inglaterra. Fue en esa ciudad que los invasores de Marte comenzaron a aterrorizar a los habitantes de nuestro planeta (abajo).
La novela de Wells tiene un comienzo, bueno, de novela, y el de Wyndham no se queda atrás. Traducido del original en inglés: “Cuando un día que tú sabes es miércoles empieza sonando como domingo, algo anda decididamente mal en alguna parte”.
Salvando las distancias, este poderoso “gancho” literario podría compararse con la de otros clásicos párrafos de introducción como este otro, también de un autor inglés, también escondiéndose bajo el anonimato: “Es una verdad universalmente aceptada, que un hombre soltero poseedor de una gran fortuna, debe estar necesitado de una esposa”. Su autor: Jane Austen.
Como mostramos a continuación, tanto el anónimo traductor de Más Allá como el de la edición de la Editorial Minotauro —Francisco Porrúa, actuando bajo el seudónimo de “José Valdivieso”— pasaron por alto la sutileza de que para el protagonista, ese día “sonaba” como domingo.
Minotauro: “Cuando un día que usted sabe que es miércoles comienza como si fuese domingo, algo anda muy mal en alguna parte.”
Más Allá: “Cuando un día que sabemos que es miércoles nos parece domingo, algo anda decididamente mal”.
Para el protagonista, ese silencio sepulcral que lo rodeaba desde la cama del hospital, le recordaba a una típica mañana de un domingo en Londres, como lo recalca más adelante en la narrativa: “Los ruidos que se producían (o que no se producían), parecían más de domingo que el domingo mismo”.
¿Por qué hace Wyndham hincapié en este detalle del silencio dominical?
Porque como típico autor de ficción, no pudo evitar una referencia autobiográfica siguiendo el sabio consejo de escribir sobre lo que uno sabe. Durante el Blitz de Londres —la campaña de bombardeos alemana en los años 1940 y 1941—Wyndham trabajaba como vigilante de incendios y luego como miembro de la Guardia Nacional. Como tal, fue testigo de la horrenda destrucción de Londres desde las azoteas del barrio de Bloomsbury. En cartas a Grace Wilson, su compañera durante largos años, describió muchos incidentes, incluido el extraño silencio de la ciudad un domingo por la mañana después de un fuerte bombardeo.
Sobre la novela en sí, comparto este recuerdo (¿sacrílego?) al leerla en Más Allá y es el siguiente.
La segunda parte me pareció algo larga, aburrida, con poca acción y muchas disertaciones socio-políticas (los trífidos escaparon de un laboratorio secreto ruso, Las luces que enceguecieron a la gente eran producto de un accidente catastrófico con satélites artificiales producto de la Guerra Fría entre las Grandes Potencias, etc.). Además, y quizá sea entendible luego de un comienzo tan auspicioso, la novela concluye con un final abierto que deja mucho que desear. Debo aclarar que todo esto no le quitó, para mí, el impacto inicial de su lectura cuando tenía doce años de edad.
En conmemoración del 75o aniversario de la muerte de H. G. Wells y del 70o de la publicación de El día de los trífidos, el servicio postal británico emitió una serie de seis sellos de ciencia ficción, entre ellos con la novela de John Wyndham.
Continuará...
Carlos Altgelt
Escritor, coleccionista y especialista en historietas
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