23 de septiembre, 2022
Análisis de una publicación
En esta sexta entrega Carlos Altgelt comenta y analiza otra de las importantes historias que formaron parte de los inicios de la revista Más Allá: «Un balde de aire» de Fritz Reuter Leiber. No dejes de leer las anteriores notas: Introducción, El día de los Trífidos, Basureros del Espacio, Filmando el pasado y Los defensores
Por Carlos Altgelt
«¿Qué sería de la Tierra si de pronto le faltara
el Sol, fuente de luz y de calor? Los cambios
serían tremendos, pero por algo el hombre es
el más adaptable de los seres vivientes».
Más Allá No 1, junio 1953.
Esta fue la tercera historia post apocalíptica en aparecer en el debut de Más Allá. Con el mismo título fue publicada originalmente en el número de diciembre 1951 de Galaxy.
Si bien en la página del índice su nombre figura correctamente como Fritz Leiber, en la del título lo bautizaron como Franz (arriba).
No sabemos si fue coincidencia o un acto deliberado, pero en el retiro de tapa de ese número de la revista estadounidense apareció un anuncio del estreno de Cuando los mundos chocan. Y decimos esto porque el tema de una estrella errante que se acerca al Sol causando una catástrofe global es el mismo en ambas historias, si bien los destinos de nuestro planeta difieren. En la película la Tierra es destrozada, mientras que en este cuento de Fritz Leiber sobrevive pero en condiciones muy distintas a las normales.
La mise-en-scène es perfecta y nos invita a seguir leyendo porque obviamente aquí ha pasado algo extraño. Este comienzo es un excelente ejemplo de cómo introducir una historia con un ‘gancho’ que da todos los detalles de la trastienda en solo un par de párrafos que transcribimos a continuación.
«Papá me había enviado a buscar otro balde de aire. Ya estaba lleno cuando vi la cosa. Al principio me pareció la cara de una mujer. Sí, una hermosa cara, brillando en la obscuridad y mirándome desde el quinto piso del edificio de enfrente, que ahora queda justo encima de la capa de aire congelado. Nunca vi una mujer tan joven viva, salvo en las viejas revistas. Nita es sólo una chiquilina y mamá esta tan enferma y decaída… Fue una sorpresa tal que se me cayó el balde. ¿A quién no se le caería sabiendo que en la Tierra no queda nadie vivo, salvo mamá, papá, Nita y uno?».
Lamentablemente la introducción de Más Allá nos revela de entrada lo acontecido, desliz que se repetiría en números futuros.
Tampoco fue muy sutil la introducción de Galaxy: «¡La estrella oscura pasó, trayendo consigo la noche eterna y convirtiendo la historia en un mito increíble en una sola generación!».
Fritz Leiber, a través de la historia narrada en primera persona por un niño de diez años, nos revela paulatinamente lo acontecido.
La Tierra fue arrancada del Sistema Solar por una oscura estrella errante y pasó a circular a su alrededor en una nueva órbita. Las consecuencias fueron inmediatas: terremotos y tsunamis globales seguidos por el enfriamiento de la atmósfera debido a la pérdida del calor del Sol. El aire acabó formando gigantescas capas blancas, principalmente de oxígeno congelado, similares a las de una fuerte nevada. La humanidad había sido aniquilada.
Sin embargo, la familia del niño ha sobrevivido a la catástrofe. Su padre había construido un pequeño refugio tan improvisado como ingenioso —el Nido— gracias a sus conocimientos de ciencia. Allí mantienen un ambiente cálido con atmósfera respirable gracias al aire congelado que periódicamente recogían en baldes del exterior para luego evaporarlo en un hogar.
Cierto día un trío de personas los encuentra. La sorpresa es general, tanto para la familia como para los recién llegados que no pueden creer que hayan podido sobrevivir en tan precarias condiciones. Luego del estupor generado por su arribo, explicaron que eran parte de un grupo expedicionario proveniente de Los Álamos en Nueva México, donde recibían el calor de la energía atómica provista por el uranio y el plutonio destinado a la producción de bombas termonucleares en cantidad suficiente para durar miles de años.
Allí habían construido una pequeña ciudad herméticamente aislada del exterior con esclusas de aire. Gracias a la energía eléctrica generada crecían plantas y animales. Su misión era rastrear posibles sobrevivientes, pero nunca habían esperado encontrarlos en un lugar como este.
El grupo de Los Alamos da por sobreentendido que la familia los acompañaría, pero fue luego de una larga reunión privada, que la familia aceptó que era la única opción racional.
No iba a ser fácil acostumbrarse a convivir con extraños pero, al no tener la responsabilidad de acarrear sobre los hombros la continuidad de la raza humana, la familia decide abandonar el Nido con renovadas esperanzas para un futuro más llevadero. La historia acaba con el protagonista preguntándole al lector si la bonita joven de enfrente, de quien a todas luces se había enamorado, lo esperaría hasta que él creciera. Al fin y al cabo, en diez años más iba a cumplir veinte.
Como dato al margen, al leer este final, es interesante destacar cómo, a pesar de haber sido muy cuidadoso con los detalles del cuento, el autor no se percató —o si lo hizo lo pasó por alto— de que salvo que la nueva órbita de la Tierra fuese idéntica a la anterior, los años tendrían diferente duración. Este es un pequeño detalle que se le escapa a muchos escritores de ciencia-ficción, empezando con uno de los grandes: Arthur C. Clarke.
Fritz Reuter Leiber, oriundo de Chicago, fue dramaturgo, actor de cine y teatro, guionista, poeta y ensayista. A pesar de ser un prolífico escritor de ciencia-ficción y fantasía, Más Allá republicó sólo uno más de sus cuentos, «Mal día para ventas» en el número 7 de diciembre de 1953.
CONTINUARÁ
Carlos Altgelt
Escritor, coleccionista y especialista en historietas
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