26 de octubre, 2022
Humor ácido
Ya con la sombra de los militares encima, Fontanarrosa relee el cine catástrofe como una enorme metáfora de un país que se caía en pedazos y que era presa -y carroña- de los más ineficaces advenedizos.
Por Judith Gociol
Durante la fiesta de inauguración de un moderno rascacielos se desata un incendio; el fuego se propaga rápidamente, encerrando a los ricos y famosos invitados… Infierno en la torre, una coproducción entre las gigantes Fox y Warner, se convirtió en un clásico del cine de catástrofes, ese género tan exitoso y en boga durante los años 70s. Fue nominada a varios premios Oscar. La película tenía todos los ingredientes para ser blanco de otra de las parodias de Roberto Fontanarrosa en la revista Satiricón
El tono desacralizador al despliegue técnico y melodramático que fascinaba a Hollywood queda fijado desde el título. «Bolonki en la torre» se llama esta versión en la que el protagonista no es tan bueno, ni tan lindo, ni tan valiente como Paul Newman y aunque dos de los momentos cúlmines del filme están tomados por el dibujante (un salvataje en ascensor y otro con helicópteros), su tratamiento no responde a la lógica de estas mega producciones sino a la del propio rosarino: como en sus mejores momentos hay un continuado de remates humorísticos a ritmo de uno por cuadro.
Y hay otro dato no menor. Quien lleva adelante las negociaciones en medio del Infierno es el arquitecto inversionista, mientras que el Bolonki está directamente a cargo del gobernador.
El trabajo de Fontanarrosa fue publicado en el Nº 26 de Satiricón, el que decía en tapa «El diablo nos gobierna», y resultó la última edición de esta revista que venía acechada por el administración de Isabelita y que tuvo su golpe de gracia con la asunción de la dictadura militar.
Judith Gociol
Periodista, investigadora, editora y curadora.
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