26 de octubre, 2022
Especial juguetes argentinos
En los últimos años, la editorial UMC adaptó en historieta las aventuras de «Los Guerreros del Mañana», una línea de juguetes que marcó los años ochentas. Pese a la falta absoluta de un aparato industrial, estas figuras se abrieron camino impulsadas por emprendedores llamativamente prácticos.
Por Nico Línea
Los juguetes de «Los Guerreros del Mañana» (de aquí en más: GUDMA) salieron al mercado en junio de 1985, gracias a la inventiva de Guillermo P. Zanocco y su socio Rubén Bou, a través de J.G.C. Plast, la empresa que tenían en común. La primera tanda, de siete personajes, tuvo una tirada de 10 mil unidades que se vendió principalmente en Capital Federal. Tras agotar tres tiradas, ya extendidas a varias localidades del interior, al final de ese año se llegó a la cifra de 100 mil unidades vendidas. Una publicidad televisiva, en el programa infantil «La Ola Verde», de Flavia Palmiero, ayudó a difundir la línea en todo el país. Entusiasmados con el éxito, en marzo de 1986, los creadores decidieron agregar a la colección un robot, dos naves y dos animales. Posteriormente, salió a la venta la segunda serie de muñecos, integrada por seis personajes nuevos, y se crearon «Las Doncellas del Mañana», con la intención de incluir al mercado femenino infantil. Para entonces, el fenómeno ya no se circunscribía únicamente al ámbito de Capital Federal y alrededores, sino que llegaba a todo el país e incluso a varios países limítrofes.
La sociedad entre Guillermo y Rubén nació en 1982, enfocada en la producción de artículos de plástico para repostería. En 1984 ambos decidieron ingresar al rubro de los juguetes por recomendación de Héctor Negri, un amigo que tenía una distribuidora. Los primeros juguetes eran piezas pequeñas para cotillón que se vendían en kioscos.
Pero la propuesta más audaz no provino de ningún adulto sino de uno de los hijos de Guillermo: un niño de apenas 9 años que, entusiasmado con los muñecos de He-Man que coleccionaba, le propuso a su padre que hiciera figuras similares. La idea cayó bien y el proyecto tardó apenas unos pocos meses en llegar a las jugueterías. Fue entonces que se creó la firma J.G.C. Plast y los primeros Guerreros se registraron bajo los nombres de Warrior, Andros Kan, Ciberthron, Kalaver, Monster King, Blackbird y Lagarth.
La fabricación fue veloz debido a que la empresa ya contaba con el matricero Luciano Moscuzza, un taller propio, un escultor para el diseño de algunas piezas en madera y moldes de yeso, y disponían, además, de un equipo para el armado y pintado de los juguetes. Héctor, su distribuidor amigo, fue el encargado del envasado, el almacenamiento y la distribución. El imprentero, al que Héctor encargó el packaging, quedó a cargo del diseño. Guillermo recuerda que el hombre tenía gran habilidad para el dibujo. Para las cajas de las naves, del tigre y del dragón realizó un único diseño: un sello de tinta negra especificaba qué objeto venía en su interior. Los siguientes cartones ya fueron diseñados por otros dibujantes.
La fabricación de las piezas se realizó en talleres externos. A diferencia de la competencia, que producía juguetes únicamente con la técnica de inyección, los torsos de «Los Guerreros del Mañana» eran de plástico soplado, lo que permitía ahorrar mucho dinero en materiales.
Con el tiempo, y modificando las matrices originales de GUDMA, se crearon muchas otras líneas de juguetes. Héctor, el distribuidor, era quien medía el mercado y sugería qué nuevos rumbos tomar. Una vez que advertía que un juguete en particular estaba de moda (Rambo, Invasión Extraterrestre, Batman, Robocop o los Titanes), daba la señal de alarma y J.G.C. Plast se encargaba de diseñar y producir una versión inspirada en dichos personajes. Es así como nacieron «Invasión Lagarto», «Héroes de Ciudad Oculta», «Command Force» o «El Escuadrón Federal». De todos estos, el más exitoso fue “Command Force”, su versión de Rambo.
En 1992 la aventura industrial de Guillermo, que había logrado vender más de 2 millones de unidades, se interrumpió por la importación indiscriminada de juguetes chinos, cuyos precios hacían imposible la competencia. Sin embargo, un amigo de la infancia, que estaba en el área de las golosinas, le propuso un negocio alternativo, utilizando las mismas matrices de los GUDMA. Fue así como se lanzaron a la venta una serie de envases de plástico transparente, rellenos de confites, que tenían la forma de los personajes creados por Guillermo.
Como no está muerto quien pelea, en 1998 se lanzó una línea nueva: «Los Guerreros Kamilion». Respecto al uso de los recursos, el proceso de producción era incluso superior, y más práctico, que los anteriores. Las piezas se hacían en plásticos de colores distintos y, al combinarlas, se generaba un juguete de colores variados. Es decir, eran seis guerreros, hechos con las mismas matrices de siempre, pero ya no era necesario pintarles los detalles. Por ejemplo, la figura que antes era Ciberthron devino en Yellowthron: en vez de pintarle las botas, las muñequeras o el pequeño pantalón, su torso pasó a ser enteramente amarillo y se combinó con el plástico rojo de las piezas que conformaban las piernas, la pechera, el escudo y la espada.
2001 fue el año en donde todo se interrumpió en Argentina y, como era de esperar, esta aventura también. En 2002 salió una tanda de 500 unidades, armadas con la combinación forzada y azarosa de las piezas remanentes, una última pirueta para irse bien en alto. Hay una frase que dice que los argentinos no dominamos el mundo porque no queremos: Guillermo quería, pero no lo dejaron.
UMC es una editorial que comienza a publicar historietas en Argentina en el año 2016. El proyecto, que está a cargo de John Curcio y Luis Sánchez, consta de cuatro series que están en curso, de seis capítulos cada una. Es un plan ambicioso, ya que todo el material es a color y reúne a más de veinte artistas.
En locales de historietas, en eventos o en Internet pueden comprarse las revistas Sol de Plata, Darkcat, Xero y «Los Guerreros del Mañana» que cuenta las aventuras de esos personajes que toda una generación de argentinos conoció en las jugueterías, durante los años ochenta.
La historieta rescata la leyenda de estos personajes que son guerreros y guerreras de la Tierra y de otros planetas. En ella se relata una lucha de fantasía entre humanos, robots, razas aladas, dinosaurios, naves voladoras, mutantes y tigres gigantes; que se atacan con colmillos venenosos, brazos con forma de taladros, campos magnéticos, rayos de calor, hipnotismo y telepatía. Son páginas de imaginación desenfadada, sin restricciones ni miramientos.
En Argentina no abundan las líneas de juguetes nacionales, y es aún más improbable que devengan en una licencia de historietas, ya que ese tipo de fenómenos suele darse en muy pocos países. Pero, gracias al vínculo de amistad y de admiración que existe entre UMC y Guillermo P. Zanocco, creador de GUDMA, fue posible este nuevo paso creativo sobre la ya legendaria licencia.
Antes de aventurarse a ser editor, John Curcio era administrador de los grupos de seguidores de GUDMA e incluso había creado una página web de información, análisis y difusión. Al arrancar UMC, fue natural que las marcas se unieran: «Guille es un excelente ser humano. Nos brindó la confianza necesaria para abarcar nuestros proyectos. En lo personal, motivó mucho la realización de la editorial», señaló Luis Sánchez. Los conceptos y diseños se debaten entre los tres, para que las historietas mantengan el espíritu de esta mítica colección.
La editorial UMC no fue la primera en describir la mitología de los GUDMA. Desde sus orígenes, en 1985, ya existía toda una narrativa detallada sobre los guerreros. De hecho, comenzaron el mismo día en que se inscribieron los juguetes en el registro de patentes. El formulario de inscripción exigía unos párrafos descriptivos: alcanzaba con poner que eran siete juguetes de determinada altura, ancho y color; pero, en ese momento, Guillermo encaró una narración que no terminaría nunca. Es que, según sus propias palabras, los Guerreros son sus hijos.
En 1993, tras años de borradores, surge en él la idea de escribir un libro sobre el viaje de sus personajes al cosmos. Logró editarlo en 1999 bajo el nombre de Guerreros del Mañana: La Historia y hoy no es fácil conseguirlo, ya que la tirada fue de apenas mil ejemplares. Parte de este material ficcional se incluyó también en los paquetes de «Los Guerreros Kamilion». Cada uno de estos juguetes, que resultarían ser los hijos de sangre de «Los Guerreros del Mañana», traía una revista tamaño A6 en blanco y negro, con su biografía correspondiente.
El libro desarrolla los viajes y los perfiles de los personajes, aportando datos que exceden los estrictamente necesarios para jugar con las figuras. Menciona, por ejemplo, que el nombre de pila de Warrior es Sergio, y que tiene un Master en Informática. Cuenta también que su mascota, Zarpating, es un tigre de bengala que iba a ser sacrificado en India pero que fue rescatado por el líder del grupo, quien lo trajo a nuestro país.
La Argentina figura como un escenario más en los orígenes de los personajes. Incluso, cuando están en el espacio exterior, en su descripción aparecen elementos de carácter local. Escrito en el país más austral del mundo, el libro hace referencia a «(…) las constelaciones australes menos conocidas, tal vez por su escasa visibilidad, tal vez por su lejanía». Podría decirse que los Guerreros viajaron desde un país de la periferia a la otra periferia del Cosmos.
La escritura fue una pieza clave en el proceso creativo de Guillermo. En 1986, mientras revisaba con un sobrino las anotaciones de sus borradores, ambos coincidieron en que al equipo de guerreros le faltaba un mentor, un guía. Todos los personajes eran luchadores y eso, para una línea de juguetes, podría estar bien, pero les parecía insuficiente para una historia: los Guerreros precisaban un líder. Con esta idea en mente, Guillermo Zanocco crea un personaje inspirado en sí mismo: el Dr. Kwyzanoc. Rubio de bigotes como él, y con un apellido que compartía muchas letras con el suyo, este personaje vestía ropa normal, sin pechera medieval ni espada. La tirada fue de apenas mil copias y el paquete no llevaba el mismo cartón que todo el resto del grupo.
En el proceso creativo de Guillermo, la historieta es una influencia menor, ya que su interés siempre estuvo puesto en otras dos grandes áreas: la astronomía y la historia antigua. Su padre era fanático de la astronomía. Durante toda su niñez aprendió a identificar y a recordar los nombres y ubicaciones astronómicas de cientos de estrellas. Los datos astronómicos que se mencionan en las historias son reales: por ejemplo, la nebulosa de «Los Lebreles», donde llegaron los Guerreros del Mañana, y la constelación Chamaleon que visitaron los Kamalion, existen. De hecho, esta última es una constelación austral. Por otro lado, los héroes, villanos y bestias de sus juguetes tienen nombres de personajes históricos de la antigüedad, y muchos de ellos hacen referencia a animales mitológicos.
Que exista una línea de historietas de los GUDMA es un derivado natural del amor que transmite su creador. En su libro puede leerse: «Hay que redescubrir entonces las virtudes de la fantasía, que son las que liberan la mente». En la agenda de Guillermo siempre hay un proyecto: un juego de cartas con arte de sus seguidores, una propuesta para una película —a cargo de Farsa Producciones—, videos en Youtube con aventuras narradas por su propia voz, o personajes nuevos como el héroe «Portal Guide», que ya tiene una aventura pero aún no ha llegado a ser juguete. Hoy en día, se encuentra bocetando argumentos nuevos para futuras sagas de historietas.
Las figuras de «Los Guerreros del Mañana» tienen una gran similitud con la línea «He-Man and the Masters of the Universe» (MOTU), de Mattel. Sin embargo, las matrices a las que emula esta línea de juguetes locales son de muchas otras series. Pueden señalarse las influencias de los juguetes: «Lost World of the Warlord», «The Infaceables», «Galaxy Warriors», «Blackstar», «Super Powers», «Goddess of the Ultra Cosmos» y «The Thundercats».
Con el paso del tiempo, versionar al personaje de Mattel llegó a recibir la dedicación propia de una disciplina artística. Autores de toy art, que se criaron con MOTU y «Los Guerreros del Mañana», hoy rinden su tributo a la figura de He-Man. En Argentina, se destacan colecciones como las de Facker Toys, Leyendas de la Patagonia, Trucho Toys, Los Guardianes Cósmicos o Kalaka Toys. Todos ellos participan de un movimiento en el ámbito del juguete que se conoce como «5punto5», en referencia a la altura en pulgadas que miden las figuras de He-Man.
En el caso de Facker Toys, la herencia de GUDMA en su producción es muy marcada, ya que realizan copias propias de los juguetes ideados por Guillermo. Panulo de Trucho Toys, por su parte, reconoce que estas figuras de acción de los 80s han sido una influencia para ellos; fundamentalmente, porque son la evidencia clara de que no se necesita una gran inversión económica para hacer realidad un proyecto: «Los Guerreros del Mañana son la prueba coleccionable de que, con amor y dos mangos, podés hacer tu línea de figuras de acción».
A su vez, los bajos costos de producción de GUDMA, permitieron que chicos y chicas pudieran acceder con mayor facilidad a las figuras que tanto ansiaban. «Cuando era niño y llegaba mi cumpleaños, iba a la juguetería con mi abuela y tenía que tomar la decisión: un MOTU o dos guerreros. Obvio que elegía dos guerreros, porque en mis batallas eran unos MOTUs más», recuerda Matías, de Kalaka Toys.
En el caso de Matías Alonso, creador de Los Guardianes Cósmicos, el vínculo ha llegado aún más lejos: actualmente, Matías trabaja en la producción oficial de una nueva tanda de «Los Guerreros del Mañana», con la licencia otorgada por Guillermo Zanocco. Si todo va bien, en 2021, vacuna mediante, vuelven los legendarios juguetes.
Porque siempre habrá un mañana para ellos.
Trucho Toys, Leyendas de la Patagonia, Kalaka Toys
Nico Línea
Historietista.
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