Fierro muy expuesto

A fines de los años 40, un grupo de jóvenes italianos —que habían atravesado las penurias del fascismo y la derrota del nazismo, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial— desembarcaron en las costas del río de la Plata.
Ese conjunto de jóvenes fue conocido como el «Grupo de Venecia» y estaba compuesto por futuras leyendas de los lápices como Hugo Pratt, Alberto Ongaro e Ivo Pavone, entre otros. 
Desde aquel entonces, hasta hoy, la Argentina se encargó de devolverle a Italia la gentileza de enviarnos genios. El mercado italiano del fumetto, durante décadas, devoró material argentino, de la mano de maestros como Solano López, Alberto Breccia e hijos, Carlos Nine, José y Alberto Salinas, Arturo del Castillo, Carlos Gómez, Cacho Mandrafina, Martha Barnes, Ray Collins, Héctor G. Oesterheld y tantísimos otros…
Esa invasión bárbara (en el buen sentido del adjetivo) no hizo más que trocar el estilo de la  historieta italiana a la manera argentina. Los códigos de influencias se subvirtieron. 
Por eso no podemos más que alegrarnos que a partir de este jueves Fierro vuelva a izar la bandera a cuadritos en Italia. Con la representación de los talentos de la casa (Delius, Lautaro Fiszman, Ignacio Minaverry, Lucas Varela, Jorge Quien, Matías San Juan, Martín Tunica, Ian Debiase, Gustavo Sala, China Ocho, Calvi, Cristina Breccia, J. C. Quattordio) y con la presencia de Enrique Breccia, maestro de ceremonias de lujo. Fierro expone en la embajada argentina en Italia.
La historieta, lo saben bien los lectores, no tiene fronteras, sin embargo nunca pierde su esencia ni la personalidad autoral que imprime el talento.
Un poco de eso tiene la Argentina (entre vanidades, derrotas y perseverancias) y mucho de eso es Fierro a través de sus artistas. 
Una celebración a puro globo de historieta…

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