26 de octubre, 2022
Revelaciones
Carlos Altgelt, flamante autor de «Las historietas de Patoruzito, una guía ilustrada», comienza hoy con una serie de artículos que indagan, profundizan y revelan los orígenes de las portadas más icónicas de la legendaria revista Más Allá. Artículo imperdible para cualquier amante de la ciencia ficción que se precie de tal... Pasen y disfruten.
Por Carlos Altgelt
Más Allá debutó en los quioscos del país el lunes 1° de junio de 1953. Anunciada durante semanas previas a su lanzamiento en las revistas de la Editorial Abril, su aparición tomó a gran cantidad de lectores totalmente por sorpresa. Si bien ya habían existido revistas de ciencia ficción en nuestro país como Hombres del Futuro y Fantasía y Ciencia Ficción, ambas fueron de efímera existencia y pasaron prácticamente desapercibidas. Sin duda fue Más Allá la que rompió todos los moldes.
Su primer ejemplar se ha convertido en un ítem de antología, con sus cuatro cuentos cortos, entre ellos la primera traducción al castellano de un relato de Philip K. Dick, un artículo científico, y una novela, «El día de los trífidos» de John Wyndham. Las 184 páginas de ese número inicial nunca se repitieron ya que al mes siguiente se redujeron a 168 pero aparentemente ningún lector se quejó o percibió el cambio.
A lo largo de su larga trayectoria se publicaron 19 novelas, 31 novelas cortas y 191 cuentos, en su gran mayoría de autores anglosajones salpicadas de vez en cuando por escritores nacionales, como Capanna, Oesterheld y Covarrubias. De los extranjeros se destaca el ABC del género, esto es Isaac Asimov, Ray Bradbury y Arthur C. Clarke.
Su vida fue lamentablemente corta. La tristeza de su desaparición, enorme. En el número 48, exactamente cuatro años después de su debut, el editor anunció el cese de su publicación debido a que sus lectores eran miembros de una «élite relativamente restringida». Había salido mes tras mes, con la sola excepción de diciembre de 1956. Otras revistas del género la siguieron, todas de fugaz duración. Primero Urania (2 números), seguida por Minotauro (12), Géminis (2), Parsec (6), La Revista de Ciencia Ficción y Fantasía (3) y El Péndulo (19).
Sin duda las portadas de Más Allá contribuyeron a su éxito. En esta nueva serie desarrollaremos el trasfondo de las ilustraciones de las tapas de la icónica revista. Siendo una revisión no cronológica, hoy comenzamos con el número 15, agosto de 1954.
Detrás de esta tapa, que evidentemente muestra a un orejudo ser de otro planeta, hay una historia muy peculiar además de su origen controvertido. Su autor fue el artista austríaco Frank R. Paul, patriarca de las ilustraciones de portadas de revistas «pulp» de ciencia ficción. Curiosamente, lo reproducido en la portada de la revista argentina no apareció ni en una tapa ni en una contratapa, sino que fue la reproducción coloreada de una ilustración interior en blanco y negro.
Pero no nos adelantemos a nuestra historia y empecemos por el principio.
Una costumbre arraigada desde hace décadas en los Estados Unidos es el envío anual de tarjetas de Navidad, práctica que aún continúa en nuestros días de correos electrónicos. Hugo Gernsback (editor, escritor publicista y precursor de la ciencia ficción), también acostumbraba a enviar tarjetas navideñas a sus amigos y conocidos desde su oficina editorial en la ciudad de Nueva York. Sus tarjetas tenían un sello distintivo. A partir de 1936, comenzó a enviar revistas en miniatura que contenían relatos y dibujos con las visiones futurísticas del remitente, entre ellas el traductor electrónico y diagnósticos médicos computarizados. Se incluían portadas apócrifas, como la de la revista Time de 2045, celebrando el centenario del fin de la Segunda Guerra Mundial, Neewspeek, una parodia de la revista Newsweek y Digest of Digests (Reader’s Digest) entre otras.
Fue tal el éxito entre la élite de ingenieros y hombres de ciencia que la recibían anualmente, que con el correr del tiempo Gernsback tuvo que limitar la cantidad que distribuía y rechazar las solicitudes de tarjetas de años anteriores.
Una de ellas, la de diciembre de 1949, se titulaba Quip (sofismo) y es la que nos interesa para esta nota. En su portada aparece la parte superior del mencionado alienígena, mientras que en sus 32 páginas se narra la exploración del planeta Marte por parte del intrépido astronauta Grego Banshuck, un obvio anagrama del autor de la ingeniosa historia. Es recibido calurosamente por un marciano de tres metros de alto y, durante su recorrido, descubre una infinidad de maravillas entre ellas la existencia del gustronómetro, un instrumento que combina la música electrónica con el sentido del gusto y es el que se muestra en la ilustración, esta vez a cuerpo entero.
El dibujo original de la tapa, reproducido en su totalidad en la página 11 de Quip, fue realizado con pluma, tinta con pincel y aerógrafo, sobre tablero de ilustración, y mide aproximadamente 24 cm por 31 cm (datos del remate de la colección del historiador y crítico Sam Moskowitz en Sotheby’s en 1999).
Siguiendo con el tema del músico marciano, años después, tres meses antes del lanzamiento de Más Allá, el incansable Hugo Gernsback editó una nueva revista de tamaño mayor al de sus antiguos «pulps». Se trataba de Sciemce Fiction Plus donde el artículo que abría la misma se titulaba «Exploración de Marte», que no era más que una reimpresión de la nota de Quip. En la página 4 reaparecía nuestro músico. Fue probablemente esta ilustración la usada por Más Allá para la portada del número 15 (y quizá coloreada por Guillermo Roux).
Este curioso extraterrestre ya había aparecido en la contratapa de la revista Fantastic Adventures (mayo de 1939) diez años antes de su debut en Quip. Aquí se lo veía sin instrumento musical dándole la bienvenida a Grego. La ilustración esta vez era en colores y con un fondo rojizo.
Esta fue la primera de una serie de contratapas aparecidas en Amazing Stories y Fantastic Adventures entre 1939 y 1942. En las mismas Paul especulaba sobre el desarrollo de civilizaciones en otros planetas y asteroides de nuestro sistema solar, deduciendo el posible aspecto de sus habitantes en base a los conocimientos de aquella época.
Por ejemplo, en el caso de los marcianos, su gran altura era consecuencia de la menor fuerza de gravedad en su planeta comparada con la Tierra y sus enormes orejas les permitían detectar mejor los débiles vientos de su planeta. Sin embargo, Paul se burlaba de sí mismo cuando en una ocasión dibujó a los habitantes de la Tierra, según deducciones de los marcianos, como seres semi-anfibios, teniendo en cuenta la cantidad de agua cubriendo nuestro planeta y obesos, dada la abundancia de alimentos que disfrutamos (Amazing Stories, julio 1940).
«El hombre de Marte», como acabó llamándosele, tuvo tanto éxito que logró conquistar a los terráqueos y apareció en las portadas de otras dos publicaciones de Gernsback. Primero en una revista de historietas de 68 páginas, titulada Superworld Comics (abril 1940). Esta vez nuestros vecinos interplanetarios no son tan hospitalarios con el confianzudo Grego y lo envuelven en una inhóspita burbuja. En el interior del comic book aparecía un artículo de dos páginas titulado «Humanos y marcianos» con texto de Hugo Gernsback e ilustrado por Paul. Su publicación duró sólo tres números, todos codiciados hoy en día por coleccionistas.
Quince años después, reapareció el marciano en una reproducción de la contratapa original de Fantastic Stories en otro «pulp» de Gernsback: Fantastic (septiembre 1965).
En el editorial de ese número, Hugo Gernsback recordaba a Frank R. Paul, el ilustrador de nuestro vecino planetario, como «el más importante artista de ciencia ficción que ha producido esta disciplina: por su habilidad, su precisión técnica y su inagotable originalidad». Su «caballero de pecho hinchado», como lo describe el propio editor, apareció en las páginas 96 y 97 que reproducimos abajo.
En 1952, Anne McCaffey, la primera mujer en ganar los premios Hugo y Nebula de ciencia-ficción, escribió un cuento corto basado en este personaje. Se titulaba «Libertad de la raza» y tuvo la buena idea de enviarlo a un concurso organizado por Gernsback para su nueva revista Science Fiction Plus. Ganó la competencia, cobró 100 dólares como premio y su cuento, el primero de una larga carrera, apareció en el número 6 (octubre de 1953).
Ocupaba solamente una página con la siguiente ilustración de Peter N. Poulton, un prolífico artista del medio durante los años 50s, prácticamente ignorado en nuestros días y cuyo estilo recordaba al de Virgil Finlay.
Ahora bien… y aquí viene la controversia de la que habíamos hablado: ¿Quién fue el creador de este simpático marciano? ¿Fue su primera aparición la contratapa de Fantastic Adventures?
El famoso coleccionista, autor, editor y divulgador de ciencia ficción Forrest J. Ackerman revivió, en la tapa de la re-edición de diciembre 2000 de su bolsilibro Ackermathology, al marciano de marras. Este personaje, sin embargo, parece realizado por otro artista que Frank R. Paul.
Efectivamente, su autor fue el pintor surrealista Anton Bzrezinski pero su personaje no fue idea suya sino que, como puede leerse en la propia antología, fue una recreación de la portada de otra publicación de Gernsback: Science and Invention de agosto de 1924. Su autor no fue Frank R. Paul, sino Howard V. Brown, de acuerdo a la exhaustiva investigación del galardonado artista y escritor Frank Wu, de cuyo ensayo —al cual hicimos una pequeñísima contribución— extrajimos gran parte de datos para este artículo.
¿Quiere decir esto que el aspecto de «nuestro» marciano no fue idea de Paul sino de Brown?
¡Nada de eso!
Wu comentaba que Gernsback solía pedir a diferentes artistas que se encargaran de la portada y del interior de la revista. Eso sí, el de la portada debía seguir el mismo diseño al utilizado en el artículo.
Tal fue el caso de la tapa de este número de Science and Invention, que si bien no está firmada, Brown era el portadista tradicional de la revista y se basó en un dibujo de Paul para ese mismo ejemplar.
Para terminar, reproducimos abajo una pintura al gouache encargada especialmente a Paul por el ya mencionado editor Forrest Ackerman para su colección privada.
Y aquí dejamos a Grego Banshuck y su amigo marciano. En la próxima entrega vamos a hablar sobre una portada de Más Allá cuyo formato fue único: nunca se había utilizado hasta ese momento y nunca se repitió.
Carlos Altgelt
Escritor, coleccionista y especialista en historietas
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