27 de diciembre, 2021

Rescate

Coincidencias estelares

Influencias, temas que desembocan en una misma resolución, unidades y reflejos que coincidieron en la definición de una era, la espacial, y su revolución subsecuente. Si te perdiste las notas anteriores, leelas acá.  

Coincidencias estelares
																						«Creo que las coincidencias.
																		                        Las coincidencias ocurren todos los   días.
																		Pero no confío en las coincidencias».
																		Elin Garak en Abismo espacial nueve
																		

 

La cita que abre este artículo del alienígena en la serie de televisión de la saga de Star Trek, nos pareció apropiada ya que refleja nuestra opinión sobre las similitudes de ilustraciones en revistas de ciencia ficción, en este caso específico, con algunas tapas de Más Allá.

No nos referimos a reproducciones copiadas, ya sea de sus portadas o de páginas interiores de las cuales nos ocupamos en entregas anteriores. Aquí haremos una comparación de ilustraciones que podrían haber sido —consciente o inconscientemente— inspiradas por otras.

Esta vez comenzaremos desde el principio, esto es, con los dos primeros números de Más Allá.

La del debut de la revista argentina es de Salva, nombre con el cual, según nos informa Christian Vallini Lawson, firmaba sus trabajos el director de arte de la misma Salvador Schiffer, un largo colaborador de la Editorial Abril.

El que esto escribe jamás olvidará el impacto causado al ver esta portada en el revistero de la esquina. Alertado ya de su inminente aparición por los avisos en Misterix, anuncios en blanco y negro dicho sea de paso, jamás esperó esta explosión de chillantes colores primarios. Las estelas en rojo, azul y amarillo perdurarán para siempre grabadas en su memoria así como probablemente en la de todos los seguidores de la revista.

La ilustración de Other Worlds (septiembre 1950) por Malcolm H. Smith precede a la de Salva por casi tres años. En junio de 1953, mes del debut de Más Allá, Smith, un veterano de la ilustración de ciencia ficción, había sido ascendido a la posición de Director de Arte de la revista, el mismo puesto que tenía Salvador Schiffer —una coincidencia. 

Al poner las dos tapas una al lado de la otra, es curioso ver cómo las astronaves forman un óvalo, como si estuviesen circunnavegando un circuito cósmico en el espacio sideral y el de la estela azul escapándose luego de causar la explosión de… ¿una piñata gigante? 

Respecto a las espacionaves de Salva, parecieran haber salido de la pluma de Dick Calkins para las páginas de Buck Rogers.

Pasemos entonces al segundo número de Más allá.  Esta vez le tocó el turno de ilustrar la portada a otro artista plástico argentino, el cordobés Julio Durá Márquez.

Al emigrar a España, se especializó en el surrealismo pero aquí no es recordado por sus pinturas de ciencia ficción. Al fin y al cabo, esos andamios alrededor del cohete posado sobre la superficie lunar parecen haber sido agregados por Durá a último momento, luego de finalizado el resto de la ilustración ya que es difícil pensar que tuvieran algún fin útil.

Richard M. Powers utilizó casi simultáneamente la misma idea para ilustrar la portada de la novela Mercaderes del espacio de Frederik Pohl y Cyril Kornbluth publicada por Ballantine Books en mayo de 1953.

Puede apreciarse que los andamios del señor Powers son casi tan endebles como los de Durá. Tal vez esto sea entendible dado que Powers era, al igual que el argentino, un pintor surrealista: otra coincidencia.

Quizás ambos recordaban haber visto un par de años antes las escenas de la construcción del cohete en la película Viaje a la Luna en el caso del argentino, o Destination Moon en el del estadounidense. Vemos abajo una captura de pantalla de esa película. Agreguemos que las estructuras a los costados de la espacionave no eran la torre de lanzamiento ya que en la película no había ninguna sino que son los últimos andamios de su construcción in-situ antes de ser retirados.

El mismo tema fue publicado en la portada del número 35 de la revista británica Authentic. Su autor fue Davis, asiduo colaborador de la misma. La fecha de publicación: julio 1953, la misma de la tapa de Durá: más coincidencias.

¿Pudiera ser que algunas de estas revistas extranjeras hayan caído en manos de los artistas argentinos? En cuanto a Durá, su ilustración fue publicada prácticamente al mismo tiempo que las otras dos, no así en el ejemplo del primer número.

Una hipótesis de Darío Lavia, editor de la revista Cineficción, es «que a veces el material se traía del modo criollo, en algún equipaje o vía azafatas y comisarios de a bordo. Así mandaban material corresponsales de prensa y hasta guiones televisivos los autores que estaban en otros países, por ejemplo España. En las revistas TV Guía y Radiolandia solían mencionar ‘material enviado por gentileza de Aerolíneas Argentinas’. Con relación a Más Allá, tal vez algún viajante trajo un lote de ejemplares y habiendo negociado previamente los derechos de autor, se pusieron a trabajar en las traducciones. Dudo que les hayan mandado originales pues ese material quedaba en las editoriales como se acostumbraba hacer en nuestro país».

Sigamos.  En una época en la que las astronaves eran frecuentemente dibujadas con estilizadas alas aerodinámicas —como vimos en las tapas de los dos primeros números de Más Allá, la de Other Worlds y la de Mercaderes del espacio— era refrescante encontrarse con algo distinto.  Nos estamos refiriendo a la portada del número 16, obra de Guillermo Camps.

Su cohete espacial nos recuerda hoy en día aquella de la revista estadounidense Quarterly Science Fiction del invierno de 1941. Su autor fue el prolífico Frank R. Paul, que se vanagloriaba de no haber dibujado nunca la misma espacionave.

La similitud se hace más evidente al ponerlas una junto a la otra. ¿Coincidencia? 

Con el permiso del editor de Fierro, voy a hacer un breve paréntesis personal en este relato. Las espacionaves de Guillermo Camps corriendo en un circuito alrededor de una formidable tribuna suspendida en el espacio, traen a mi memoria «La gran carrera», una historieta que hice en 1950 cuando tenía nueve años de edad. Abajo incluyo las dos primeras tiras.

«Asta luego Mick. Asta luego Mack. Que los esperamos. ¡Partieron! ¡Los esperamos… vivos!»

«Salen como alma que lleva el diablo… Algunas horas más tarde, avistan la Luna».

Es evidente que tanto mi gramática como mis dibujos dejaban bastante que desear.

En esta breve reseña no queremos dejarlos con la impresión de que estamos hablando de plagio. Es lógico que al ilustrar ciencia-ficción, especialmente durante la etapa anterior a la «nueva ola» de los 60 en adelante (un ejemplo serían las tapas de la revista argentina Minotauro), se repitiesen los temas tales como las aerodinámicas naves siderales, la Luna, el planeta Saturno, los robots y, tema favorito de los pulps estadounidenses de baja monta, los apuros de escotadas damiselas en négligée.

Como último ejemplo de coincidencias, o sea, temas coincidentes, citaremos las tapas de Más Allá número 6 (Julio Orione, 1953) con la de la revista quincenal alemana Utopia número 8 (1968).

Un escritor puede citar sus fuentes. ¿Cómo hacerlo en una pintura?

En nuestra próxima nota desarrollaremos el tema de las portadas de Más Allá cuyos autores no fueron acreditados en la página del índice.  

 

 

 

 

Carlos Altgelt

Carlos Altgelt

Escritor, coleccionista y especialista en historietas