26 de octubre, 2022
ESPECIAIL
«Elija el Perón que prefiera o que le quepa», escribe Gutiérrez en esta breve introducción a su trabajo de investigación sobre la figura de Perón en la gráfica argentina desde 1945 a 1974. Descubra la historia nunca contada de a relación de amor y odio entre los dibujantes argentinos con la figura del líder y el peronismo. No dejes de visitar el recorrido gráfico titulado «Las viñetas del General».
En septiembre de 1954 el biógrafo autorizado de Perón, Enrique Pavón Pereyra, presentó al gobierno un proyecto para producir una historieta biográfica sobre la vida y obra del presidente, proponiendo a Raúl Roux como su dibujante: “Solamente usted está capacitado para tal tarea”, le dijo. Roux era, además del extraordinario dibujante, un serio investigador de la historia argentina inscripto en la corriente revisionista, y, también, un comprometido peronista de la primera hora. Por otra parte en 1954 la historieta en Argentina se hallaba en el cénit de lo que se denominaría su Edad de Oro.
Pero el proyecto nunca se concretó.
En diciembre de 1955, en la revista Popurrí que dirigía Luis Medrano, comenzó a publicarse “Vida y gambetas de J.D.P.”, historieta con guión de Luis Alberto Murray y un inspiradísimo dibujo de Carlos Garaycochea, que recontaba con desparpajo y saña una hipotética y minuciosa cronología de la vida de Perón. Sin embargo, esta satírica “biografía” quedó inconclusa: su publicación cesaba a la novena entrega sin haber agotado la cronología. Para entonces, ya hacía varios meses que su publicación violaba flagrantemente el decreto Ley del gobierno de Aramburu que prohibía reproducir la imagen de Perón y de todos los símbolos peronistas. Desde marzo del 56 y por algunos años, ni siquiera para criticarlo se consideraba lícito figurarlo. Así de inquietante podía resultar la figura del ex-presidente ya en el exilio.
Sus primeras representaciones en dibujo, como los apuntes de Columba, ya nacieron en conflicto y como elemento de discusión, y así evolucionó aún hasta hoy. De momento, la de Murray-Garaycochea resulta ser la única historieta biográfica sobre Perón. Entre la historieta oficial que no fue y la satírica trunca media poco más de un año. Un bombardeo de la aviación militar a la población civil en Plaza de Mayo, un golpe de Estado, y muchas otras cosas. Pero entre una y otra, en el campo de las viñetas, cabe todo lo que pueda llegar a concebirse entre la vida prometida del proyecto estatal y la réplica escéptica de la risa hiriente y funeral: géneros, formas, tonos, intenciones y resoluciones gráficas se han publicado con y sobre la figura de Perón, en una construcción competitiva basada en una antagonía profunda e infinita que inicia en los orígenes mismos de su vida pública y política. Desde la caricatura al retrato formal, las distintas publicaciones se han tiroteado perones de tinta durante décadas, revistas de humor han surgido y fenecido con la primera intención de replicar, refutar y superar a otras revistas en su tratamiento, lectura y propaganda de alguna concepción sobre Perón y el peronismo.
Seleccionamos 17 perones de tinta para celebrar el aniversario del día en que Lino Palacio lanzó el número uno de Don Fulgencio: curiosamente la revista del “hombre que no tuvo infancia” salió a la calle el mismo día que una multitud manifestó que nacía el peronismo, un 17 de octubre de 1945.
La selección es apenas la punta de un iceberg iconográfico inmenso que esperamos dar a su edición.
Atiende a dar una idea de la variedad de formas en que fue abordada esa figura por publicaciones y autores indiscutiblemente peronistas, indiscutiblemente antiperonistas, y varios que fueron y vinieron según la ocasión. Del retrato formal elegimos aquellas que dotaron a la inconfundible máscara del General las expresiones que establecían relaciones de complicidad sensible con sus lectores, como las de Rechain o López Naguil. No podían faltan las versiones de superhéroe, que inician con la de Alpargatas Humorísticas, cuya primera portada fue un calco del paródico Super Ratón, hasta la del tenaz archienemigo del monstruo imperialista de la versión setentista de Doña Robustiana. Apasionadas en un sentido u otro, ambiguas, urgentes, oportunistas, militantes, procuramos elegir aquellas que de por sí pudieran habilitar la recomposición del contexto histórico, y representan lo publicado en vida del personaje.
Además de una “lectura peronista” de la historia de nuestra historieta, hay un enorme anecdotario que rubrica una “historia peronista de la historieta”: ¿sabía usted que el mismísimo Spruille Braden correteaba comic-strips para uno de los poderosos Syndicates yanquis? ¿Que hubo campañas en favor de una ley para sustituir importaciones en materia de historietas, cuando éstas eran la niña mimada de los periódicos y eran el principal rubro en cantidad de ejemplares vendidos de publicaciones periódicas, y que para ello se apeló, con resultados inciertos, a utilizar los argumentos en boga del psiquiatra Fredric Wertham, que allá acabaron con un Código de censura y aquí arruinaron bastante la opinión generalizada de los salames sobre el valor de la historieta como producto cultural?
Elija el Perón que prefiera o que le quepa. No tiene más remedio: usted nació acá, es argentino. Esta figura multifuncional, para bien o para mal aunque no sepa o no conteste, le pertenece.
Agradecimientos a Roberto Baschetti (por Doña Robustiana) y a Tony Torres por sus aportes.
José María Gutiérrez
Ensayista e investigador
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